El costo político de una medida necesaria
En una década, se sumaron cerca de 470 mil vehículos a las calles de la ciudad de Córdoba. Las consecuencias surgen a la vista de cualquier vecino: las demoras son cada vez mayores, sin importar el modo de transporte que se utilice.
Quienes circulan en hora pico por la avenida de Circunvalación pueden observar la fila de varios kilómetros que forman los autos, producto de los controles de la Policía Caminera. Ni hablar de las calles céntricas o de avenidas como Rafael Núñez o Colón. O en las arterias que conectan al sur, como O’Higgins, Valparaíso, Ricchieri, Vélez Sársfield o Armada Argentina.
Decenas de miles de autos y motos también invaden las calles secundarias, y provocan asimismo demoras importantes.
El problema está en que no hay demasiada obra vial que se pueda hacer en la ciudad para contener ese caudal. Sería inviable desde todo punto de vista plantear ensanches de las avenidas que pasan por el Centro o nudos viales que terminen desplazando el problema unos metros.
Todo manual de buenas prácticas en urbanismo indica que la única solución es el transporte público masivo. Y hacia allí deberían concentrarse los esfuerzos presupuestarios y de obras viales en la ciudad de Córdoba.
Carriles Sólo Bus, tranvías, trenes, bicisendas... Cualquiera sea la opción que se elija, será mejor que seguir proveyendo al vehículo individual. Claro que esa decisión tiene un costo político importante, aunque más costoso será para los habitantes si ese rumbo no se toma a tiempo.
El costo lo sentiremos en calidad de vida, en tiempo perdido en los autos, en estrés por las demoras.
NO HAY OBRA VIAL QUE PUEDA CONTENER UN CAUDAL DE 470 MIL VEHÍCULOS MÁS EN UNA DÉCADA EN LAS CALLES DE LA CIUDAD.