Icardi, entre los 35
El próximo lunes, Jorge Sampaoli entregará la lista con los 35 nombres preseleccionados para disputar el Mundial. Y todos los allegados a la selección argentina aseguran que el delantero del Inter de Milán, Mauro Icardi, se ganó un puesto entre esos 35. Sin embargo, en la definitiva de 23 futbolistas que irán a Rusia los delanteros elegidos por el entrenador serían Lionel Messi, Sergio Agüero, Gonzalo Higuaín, Paulo Dybala y Cristian Pavón.
En 1934, el fútbol nacional estuvo a punto de concurrir al Mundial de Italia con dos seleccionados. Una historia increíble. Una vez a alguien se le ocurrió denominarlo “el Equipo de Todos”. La selección argentina, se supone, no alimenta divisiones a la hora de embanderarse detrás de sus colores en cada cita mundialista. Al margen de las discusiones y polémicas sobre la inclusión de ciertos jugadores, el calificativo le cayó bien a un representativo que, a la hora de salir a la cancha, se apoya incondicionalmente.
Pero en 1934, el hincha estuvo a punto de quedar atrapado ante una encrucijada indigerible: tener a dos seleccionados propios en el mismo Mundial. La insólita situación, que por poco se cristaliza, fue una consecuencia derivada de la escisión del fútbol nacional, tras haberse implementado el profesionalismo en Buenos Aires (1931).
Europa se aprestaba a ser anfitrión de su primer Mundial e Italia, dominada por el régimen fascista de Benito Mussolini, pretendía organizar (y ganar) un torneo en el que no podían faltar uruguayos y argentinos, finalistas de los Juegos de Amsterdam 1928 y del primer Mundial, disputado en Montevideo, en 1930.
Los charrúas, rencorosos de la ausencia de varios equipos europeos en su Mundial, habían adelantado su auto exclusión como una manera de devolver “gentilezas”. Por el lado argentino, la cuestión venía torcida: coexistían dos entes rectores, la Asociación Amateurs (afiliada a la Fifa) y la Liga Argentina de profesionales, que nucleaba a los futbolistas rentados y de mayor jerarquía.
Las dos se sentían con el derecho de representar al fútbol nacional, y ante ese panorama, el general italiano Giorgio Vaccaro, a cargo de la organización del certamen, realizó una jugada maestra para asegurarse la presencia albiceleste: invitó a ambas asociaciones a tomar parte del campeonato.
Claro que cruzar el Atlántico en aquellos tiempos no era sencillo. Programar ese viaje demandaba reunir una cifra millonaria, además de obtener los permisos laborales los jugadores, ya que la mayoría tenían empleos al margen del fútbol. La invitación tomó mejor parada a la Asociación Amateurs, que ya venía entrenando con un combinado de jugadores de varias ligas del país y que, incluso, realizó amistosos en Córdoba contra Talleres (0-0) y Argentino Peñarol (3-3).
Sin embargo, cuando sus directivos se enteraron que la invitación llegó primero a los profesionales, se sintieron desairados y tomados como segunda opción. Abundaron los telegramas,
EN 1974, ALEMANIA TUVO DOS EQUIPOS: LA DEL OESTE Y LA DEL ESTE, DIVIDIDAS POR RAZONES POLÍTICAS. Y JUGARON ENTRE SÍ.