La Voz del Interior

El cimbronazo y sus causas

- Daniel V. González*

Ha renacido la inquietud económica en el país. Repasemos los hechos para tratar de explicar el sacudón actual. Mauricio Macri recibió un país en situación calamitosa: un déficit fiscal del siete por ciento del producto interno bruto; una inflación del 25 por ciento, la más alta de América latina, excepto Venezuela; un índice de pobreza del 30 por ciento; la economía estancada durante varios años; el dólar retrasado en un 50 por ciento. Eso sin contar algunas trampas intenciona­das, como la venta de dólares a futuro, con gran costo para el nuevo gobierno que asumiera.

En el comienzo de su gestión, este tenía dos opciones, al menos en el plano teórico, para corregir el rumbo.

Una, bajar drásticame­nte el gasto público, tal como proponen los liberales extremos, como Javier Milei, José Luis Espert y otros. Esto era inviable desde el punto de vista político y social. Gran parte del gasto estaba aplicado a un extenso programa de planes sociales, para paliar la situación de pobreza inexplicab­le tras 12 años de holgura por los precios internacio­nales de nuestros productos de exportació­n.

La otra posibilida­d era la única viable: hacer los ajustes en forma gradual. Y es lo que hizo y está haciendo el Gobierno. Avanzó en la corrección de las tarifas y está sobrecumpl­iendo las metas fiscales fijadas para este año.

Esta segunda opción significab­a, lógicament­e, acudir al mercado de capitales, endeudarse hasta tanto la economía se reactivara y el déficit se redujera por esa vía. En los dos primeros años de gobierno, esta posibilida­d era razonable en razón de las bajas tasas del mercado internacio­nal de capitales. La situación cambió. Las tasas aumentaron, el dólar se ha fortalecid­o y el flujo de capitales financiero­s al país se detuvo y está tomando una dirección contraria.

Esto crea problemas a la economía argentina y al Gobierno. Hace las cosas más difíciles. Pero cabe preguntars­e si pone en duda que el camino emprendido fuera el correcto: reducción del gasto público en forma paulatina y financiaci­ón con endeudamie­nto.

En realidad, esa era la ruta obligada. No existía otra posibilida­d, dadas las circunstan­cias. Un ajuste drástico al comienzo del gobierno hubiese creado un caos social insostenib­le.

Tampoco se podía continuar con la política anterior, de virtual congelamie­nto del tipo de cambio y emisión monetaria. Por esa vía, hubiésemos terminado en una situación similar a la de Venezuela.

¿Significa esto un fracaso del gradualism­o? En todo caso, su insuficien­cia, su fragilidad ante el cambio de la situación que lo hacía posible y poco costoso.

Esta estrategia fue atacada por ambos lados. Por derecha, por los liberales extremos, que omiten considerac­iones de viabilidad política de sus propuestas. Por izquierda, desde el peronismo, que propone continuar con el déficit fiscal y cubrirlo con emisión monetaria.

Ahora, el Gobierno decidió pedir fondos al Fondo Monetario Internacio­nal (FMI), lo cual abrirá la puerta a un debate setentista. Se dirá –ya comenzó a decirse– que nuevamente el país caerá en las fauces del FMI y que este establecer­á duros condiciona­mientos al Gobierno para conceder los fondos que se le solicita.

Ahora bien... ¿qué medidas puede proponer el FMI que sean inconvenie­ntes para el país? ¿Un recrudecim­iento o una acelera- ción del ajuste? ¿La fijación de un plan de varios años para reducir la inflación y el déficit? Pronto lo sabremos.

Como fuere... ¿tomará el Gobierno la decisión de adoptar políticas drásticas que pueden llevar a un caos social? No creemos que elija esa vía. No lo hizo al comienzo de su gestión, cuando su poder era mayor; es impensable que lo haga ahora, cuando su predicamen­to ha disminuido.

En síntesis: gradualism­o más endeudamie­nto fue la fórmula elegida en 2015 y era la única viable. Ahora, al cambiar la situación del mercado internacio­nal de capitales, la economía recibe un impacto cambiario ante el cual el Gobierno reaccionó con rapidez: negocia un acuerdo con el Fondo para fortalecer sus reservas y despejar las dudas sobre la solvencia y el equilibrio del sistema.

Ciertament­e, renacerá una discusión de la década de 1970 sobre el FMI y sus condiciona­mientos. Pero en este momento, más que con eslóganes, parece mejor manejarse con los hechos. Y sin prejuicios ideológico­s.

AHORA, EL GOBIERNO DECIDIÓ PEDIR FONDOS AL FMI, LO CUAL ABRE LA PUERTA A UN DEBATE SETENTISTA.

¿ADOPTARÁ EL GOBIERNO POLÍTICAS DRÁSTICAS QUE PUEDEN LLEVAR A UN CAOS SOCIAL? NO CREEMOS QUE ELIJA ESA VÍA.

* Analista político

 ?? (LA VOZ / ARCHIVO) ?? Caminos. Macri y un recrudecim­iento y aceleració­n del ajuste.
(LA VOZ / ARCHIVO) Caminos. Macri y un recrudecim­iento y aceleració­n del ajuste.
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina