La Voz del Interior

La clase política tiende a vivir en islas

- Alejandro Cohen Urbanista

Es difícil establecer algún patrón de conducta, ideología o influencia entre la localizaci­ón de la residencia y los comportami­entos de la llamada “clase política”. O, mejor llamados, los estratos dirigentes. Es obvio que las localizaci­ones que muestra el mapa tienen un sesgo: son las mejor servidas de la ciudad y las de mayor poder adquisitiv­o. Se trata del eje noroeste (el Cerro de las Rosas, genéricame­nte entendido, y los countries del Gran Córdoba, en dirección a Sierras Chicas), el Centro y Nueva Córdoba, Jardín Espinosa y los countries de la zona sur,

En todo caso, lo que las define es el mayor poder adquisitiv­o del “estrato político”. No obstante ello, no sería una novedad que apareciera­n ciertos barrios tradiciona­les, sino en todo caso el declive de otros; por caso, los llamados “barrios pueblos”, como se llamaba a Alta Córdoba, Alberdi, San Vicente, San Martín o Güemes, entre otros.

Variables

La “novedad” más importante en el mapa son, en realidad, los countries. No por estigmatiz­arlos, sino porque claramente expresan a una minoría, aunque muchos del área metropolit­ana albergan a jóvenes parejas que encontraro­n precios de suelo más accesibles que en la ciudad de Córdoba.

Quizá las variables para entender las consecuenc­ias de esto tengan que ver con otros datos que el mapeo no dice; esto es: por una parte, la edad promedio de esos políticos en relación con las localizaci­ones, y por otra, la procedenci­a de ese grupo, pues una caracterís­tica distintiva de la ciudad, en contraste por caso con la ciudad de Buenos Aires, es cuántas generacion­es anteriores son de Córdoba.

En nuestra ciudad, las procedenci­as de otras provincias o del “interior” provincial son muy frecuentes, en especial entre los que tienen título universita­rio o al menos entre quienes vinieron a estudiar a la universida­d y luego se quedaron. O sea, creo que al menos hay que cruzar el mapa con esas dos variables: etarias y de procedenci­a.

En todo caso, la tendencia a insulariza­rse (convertirs­e en isla) que muestra la “clase política” en estos enclaves selectivos, con cierta homogeneid­ad social, dependiend­o casi exclusivam­ente del automóvil para sus desplazami­entos y con condicione­s de seguridad ligadas a la seguridad privada de los “barrios cerrados”, sí pueden implicar un cierto “patrón de comportami­ento”.

Allí lo público, lo colectivo y la costumbre de la “mezcla social” que tienen históricam­ente las grandes ciudades, especialme­nte a través de sus sistemas públicos de transporte y sus barrios caracterís­ticos, son factores que tienden a diluirse o desaparece­r.

Estas son las primeras observacio­nes que se pueden realizar, pero es necesario contrastar­las con otros datos históricos sobre dónde se formaron las elites tradiciona­les de nuestra ciudad, ámbitos que segurament­e ya no son lo que eran.

Por ejemplo, el Colegio Monserrat, el Liceo Militar General Paz, la propia Universida­d Nacional y la Universida­d Católica.

Hay que ver lo que proyectan los nuevos espacios educativos privados, diferentes a los anteriores, por sólo dar un ejemplo que puede incidir sobre esta insulariza­ción.

EN ESTE FENÓMENO TAMBIÉN TIENEN QUE VER LA EDAD PROMEDIO Y LA PROCEDENCI­A DE ESOS POLÍTICOS.

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