La Voz del Interior

Déficits gemelos: los gigantes que llevaron a Macri al FMI

- Javier Álvarez y Horacio Aizpeolea Correspons­alía

BUENOS AIRES. Ir a pedirle auxilio financiero al Fondo Monetario Internacio­nal (FMI) fue una decisión forzada del gobierno de Mauricio Macri, acorralado por problemas estructura­les del país, errores de diagnóstic­o, medidas equivocada­s y alta vulnerabil­idad a un frente externo que se volvió adverso.

Si bien la macroecono­mía de la Argentina arrastra algunos desajustes históricos, como el dramático traslado a precios internos de la devaluació­n, la reciente corrida cambiaria dejó expuesto que algunos problemas se agravaron por errores propios de la gestión Cambiemos.

Con matices, economista­s expresan opiniones sobre la profundida­d de los déficits gemelos, es decir, el rojo fiscal y el rojo de la cuenta corriente del balance de pagos, lo que le ha hecho ver al Gobierno que el financiami­ento externo no es para siempre.

El economista liberal José Luis Espert es, quizás, el más tajante de todos: señala que la economía acumula 57 años de déficit fiscal de los últimos 61 y que es primordial realizar un fuerte ajuste del gasto público, que reduzca la presión tributaria y que achique el Estado.

Los cuatro años en los que hubo superávit fiscal fueron los que gobernó Néstor Kirchner, apunta. Pero Espert indica que eso se dio porque no se pagaban los servicios de la deuda por el default que había decretado Adolfo Rodríguez Saá y por las retencione­s al agro impuestas durante la presidenci­a interina de Eduardo Duhalde.

“Yo me opongo a un acuerdo con el FMI porque el ajuste lo tenemos que hacer sí o sí noso- tros. Meter al Fondo sólo es para culparlo, otra vez, de nuestros errores”, opina Espert antes de indicar que el Estado argentino “siempre gastó de más”.

Espert sostiene que “no hay que tenerle miedo al ajuste” para acomodar la macroecono­mía, porque las consecuenc­ias del “desajuste” son “más altas”. En esos 57 años, la Argentina pasó del puesto 10 al 61 en entre los países en ingreso per capita, apunta.

Así, el economista propone un drástico ajuste fiscal. “Es falso –explica– que tiene costo social bajar el déficit fiscal. Hoy pagás costos sociales: las crisis por gastar de más generan pobreza, desempleo, pérdida de ahorro, pérdida de ingreso, pérdidas de empresas”, afirma.

El “mayor esfuerzo” que viene haciendo Cambiemos está justamente en torno al rojo fiscal primario: el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, anunció en medio de la corrida cambiaria la aceleració­n del recorte del déficit primario del 3,2 por ciento al 2,7 por ciento del PIB para 2018.

Frente externo

Unos días antes, el 17, Roberto Cardarelli, jefe de la División de América del Sur II del FMI y jefe de Misión para el País, recomendó a la Argentina reducir su déficit externo y mantener las tasas de interés real positivas para acomodar su macroecono­mía bajando la inflación.

¿Déficit externo? Sí, la balanza de pagos viene con un derrotero para nada envidiable: el rojo fue de 13.124 millones de dólares en 2013; 9.179 millones en 2014; 17.622 millones en 2015; 14.693 millones en 2016; y 30.792 millones en 2017, según el Indec. Son 85.410 millones de dólares en cinco años.

Para el exjefe de investigac­iones económicas del Banco Central, Jorge Carrera, el salto en el rojo de la cuenta corriente durante el gobierno de Macri se dio por la aplicación de medidas equivocada­s, al menos para el momento histórico que atraviesa el país.

La fragilidad externa de la Argentina, dice Carrera, se agravó por el desmantela­miento de todos los controles de capitales y por la estimulaci­ón para el ingreso de dinero especulati­vo de corto plazo que hizo que lleguen 10.000 millones de dólares por los que se pagantasas­récord.

Esos capitales ingresaron, pesificaro­n, compraron Lebac (con ganancias de hasta el 40 por ciento anual) y cuando el dólar se apreció en el mundo, vendieron una parte de los papeles, tomaron sus divisas y se fueron del país, lo que obligó al Banco Central a vender 8.700 millones de dólares.

“Después de eso, o fue una muy mala praxis con la que las autoridade­s del Banco Central mostraron cierta inoperanci­a en el manejo de la corrida o el ala técnica le ganó al ala política del Gobierno para ir al Fondo Monetario”, expresó Carrera.

Arnaldo Bocco, exdirector del Banco Central, coincide con Carrera al sostener que “la desregulac­ión financiera y la apertura de la cuenta capital son fuentes de fragilidad externa que pueden no depender de la sostenibil­idad fiscal. La apertura financiera hace que los países sean más proclives a sufrir efectos ‘contagio’”, como le pasó a la Argentina este mes.

Números en rojo

Los números, según Bocco, son “apabullant­es”: déficit comercial de 12 mil millones de dólares al año, por turismo se van 10 mil Los precios casi se duplicaron en la era Macri.

Desde que Mauricio Macri asumió la presidenci­a, la inflación acumuló cerca de un 100 por ciento. Para ese cálculo se toma en cuenta una inflación del 3,8% en diciembre de

2015, según el índice Congreso; el

40,3% de inflación acumulado en todo 2016, según ese mismo indicador; otro 24,8% en 2018, medido por el Indec, y un 6,7% en el primer trimestre de 2018. El dato de abril se conocerá esta semana.

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(TÉLAM / ARCHIVO) Negociació­n en curso. El Gobierno buscó contener la corrida cambiaria recurriend­o al FMI.

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