Elección directa
Pablo Andrés Figueroa
La Reforma Universitaria de Córdoba fue un movimiento de proyección latinoamericana para democratizar la universidad y otorgarle un carácter científico, que se inició con una rebelión estudiantil en la Universidad Nacional de Córdoba, durante el cual se produjeron violentos enfrentamientos entre reformistas y católicos.
Su fecha simbólica es el 15 de junio de 1918, momento en el cual los estudiantes irrumpieron en la Universidad para impedir que se consumara la elección del rector y declararon una segunda huelga general.
A casi 100 años de esta gesta, los integrantes de la comunidad universitaria seremos protagonistas del inicio de una nueva reforma, la elección directa y secreta.
El próximo 17 de mayo, siete facultades eligen decano y vicedecano. Se definen, además, miembros de consejos directivos, claves en la elección de rector en 2019.
Es una jornada muy importante porque es la segunda oportunidad en la cual se va a aplicar el sistema de elección directa.
Anteriormente, se hacía por claustros, se votaba en una asamblea y ahora se hace directamente con todos los integrantes de la comunidad, con la ponderación por claustros. Esto implica un avance democrático significativo.
En el año del Centenario de la Reforma, esto toma una característica aún más relevante porque una de las cosas que la Reforma Universitaria de 1918 propugnó fue el cogobierno y la democratización de los órganos y esta elección es una convicción de esos valores reformistas.
Cabe destacar que el padrón de la UNC es el segundo de la provincia, después de la Municipalidad de Córdoba viene la Universidad, que tiene empadronadas a más de
200 mil personas.
Es necesario advertir que en el ámbito de la Universidad y producto de la sanción de un reciente reglamento electoral, se adopta para la votación el sistema de Boleta Única.
Como en la reforma del ’18 pero
100 años después, somos privilegiados en poder ser parte de este proceso histórico en el que debemos participar. Una fecha histórica en donde debemos ser protagonistas y no sólo espectadores.
El documento de la Reforma Universitaria decía en uno de sus párrafos: “La juventud ya no pide. Exige que se le reconozca el derecho a exteriorizar ese pensamiento propio en los cuerpos universitarios por medio de sus representantes. Está cansada de soportar a los tiranos. Si ha sido capaz de realizar una revolución en las conciencias, no puede desconocérsele la capacidad de intervenir en el gobierno de su propia casa”.