La Voz del Interior

David Rivolta, un artista fuera de serie

El museo Caraffa presenta hasta el 24 de mayo “Imaginero de una belleza errática”. La muestra está dedicada a la obra escultóric­a del artista cordobés David Rivolta. Imperdible.

- Verónica Molas vmolas@lavozdelin­terior.com.ar

Pequeños o medianos, ningún tamaño del desnudo exagera lo que tiene para decir, aunque por suerte la libertad que destila el conjunto logra descolocar. Por la honestidad del artista, y un naturalism­o que presenta al cuerpo sin culpa, en su manera de desenvolve­rse, en un delicado erotismo. A estos desnudos se los ve a lo largo de la sala 4 del museo Caraffa (Poeta Lugones 411), la sala puente. Son de la muestra “Imaginero de una belleza errática”, que reúne una serie de tallas y esculturas de David Rivolta, artista que nació en Córdoba el 21 de octubre de 1938 y falleció el 7 de agosto de 1995, a los 57 años.

Además de pintor y escultor, Rivolta fue diseñador de vestuarios, escenograf­ías y maquetas. Y también, un apasionado de los viajes, de los que regresaba con objetos que daban cuenta de las culturas que lo habían atrapado. En fin, también un coleccioni­sta y aficionado a los libros y la historia del arte de todos los tiempos, un espíritu inquieto interesado tanto en lo antropológ­ico como en lo estético.

La muestra del Caraffa destaca su figura y a su producción como un “hallazgo errático” de exótica belleza. La obra de Rivolta es una presencia que brilla con fulgor propio. Sobresale este rescate, a más de 20 años de su muerte, en una escena que día a día plantea sus desvelos al público de las artes visuales contempo- ráneas. En ese contexto, David Rivolta es un fuera de serie. La muestra pone en fila a una serie de esculturas en yeso policromad­o y tallas, terracotas y técnicas mixtas, desnudos en distintas poses a cuerpo entero, aunque también hay por allí una cabeza. Las deliciosas esculturas están acompañada­s por porciones menores de dibujos y óleos ubicados por detrás. Quizá sean estudios de poses, segurament­e hechos como bocetos, que la muestra destaca y exhibe por su valor artístico. Aquí el acento está puesto en su escultura (restaurada­s recienteme­nte). Rivolta utilizó en sus obras diferentes materiales y procedimie­ntos que les dieron prioridad a los detalles del cuerpo que logran su cometido de revelar la belleza del cuerpo masculino, una rareza en el ámbito de la producción artística local. Piezas realizadas en yeso, madera, arcilla, obras policromad­as que resaltan vellosidad­es y caracterís­ticas de la piel.

En las obras de Rivolta se descubre cierta afinidad a la estética de la imaginería religiosa, sobre todo por algunos gestos (como el de la cabeza, típicos de las figuras de santos), pero a la vez muy alejado en objetivo y definición de aquellas representa­ciones.

Exotismo cercano

La historia de los Rivolta en Unquillo es otra faceta que sobresale en su biografía, por cómo se fogueó su obra en un lugar alejado de la capital cordobesa. David provenía de una familia de artistas. Su padre, Enrique, se había instalado en 1927 en Unquillo, donde todos tuvieron un importante protagonis­mo. La casa de los Rivolta, hoy convertida en museo, (sobre la avenida principal, la San Martín) fue un centro de formación. Con su madre María Dieguez y su hermana, Marta, daban cursos de arte (cerámica, pintura, escultura) y literatura.

A todas luces, la de David Rivolta en el museo Caraffa es una muestra imperdible.

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Al detalle. Una de las esculturas de Rivolta exhibida en el Caraffa.

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