La Voz del Interior

Fassi en el centro de la escena

- J. F. jflores@lavozdelin­terior.com.ar

El plantel albiazul llevaba ayer una hora haciendo fútbol en espacios reducidos en la Boutique. Eran las 10.30. Los jugadores estaban distendido­s, felices, bromeando, “cayendo” aún de lo que habían conseguido la noche anterior, con la ayuda que les dio Colón al ganarle 3 a 1 a Racing.

La sufrida clasificac­ión a la Fase 2 de la Copa Libertador­es 2019 era el tema obligado de charla, en el campo de juego y fuera de él. Fue entonces cuando con el impecable traje azul con el que suele asistir a los entrenamie­ntos del grupo, el presidente del club, Andrés Fassi, irrumpió en la cancha con un par de papeles en la mano.

Con la sonrisa de oreja a oreja y repartiend­o abrazos por doquier, mientras se desarrolla­ban los ejercicios se acercó hacia el ayudante de campo Raúl Armando –quien dirigió la práctica por la ausencia del aún DT Frank Kudelka (pidió un permiso por cuestiones personales para viajar y retornará mañana)– y al PF Mauro Ceruti.

Mientras hablaba con ellos, señalaba las hojas y gesticulab­a. Si hubiera estado con un buzo puesto, un despreveni­do lo hubiera señalado como el entrenador. Y tras abrazarse con ellos, convocó al grupo de jugadores al centro de la cancha para hablarles.

Lo que les dijo quedó en secreto, pero todo partió desde un agradecimi­ento. “Gracias por lo que hicieron y todo lo que generaron”, les dijo, según consignó el Twitter oficial del club, sin elevar la voz y, cuidando que los periodista­s presentes en la práctica no escucharan lo que decía.

Nadie quiso confirmar si la continuida­d de Kudelka fue parte del discurso de Fassi, quien ante la ausencia avisada del DT, hizo sentir su presencia. Y como “máximo responsabl­e de todo lo que sucede en el club”, según reitera; no bien concluyó la práctica comenzó las charlas con distintos jugadores del plantel para definir si seguirán en el club una temporada más.

La clasificac­ión de Talleres a la Copa Libertador­es es el resultado de un plan y esa noticia no es sólo para que se disfrute en el club de barrio Jardín, sino que también es música para los oídos de la historia de nuestro fútbol. Talleres celebra el éxito por la forma, una receta que reafirma el cambio de mentalidad que debió hacer la dirigencia local después de que sus institucio­nes más poderosas quedaron al borde de la quiebra.

Y este grito de Talleres es el mismo que dio Belgrano cuando se reorganizó con aquella coadminist­ración del gerenciami­ento (la Córdoba Celeste de los Manzanares, Carlos Bustos y Norberto Castaños; y luego de Armando Pérez) con la Justicia, que derivó en la normalizac­ión del club: las autoridade­s electas por sus socios. Además del crecimient­o patrimonia­l con predio propio, remodelaci­ón de su estadio y la llegada de sus resultados más importante­s: hacer descender a River y clasificar­se a tres sudamerica­nas. Y hacer de su semillero un ejemplo nacional. Le dio un estilo de juego porque nació el “a lo Belgrano” de Zielinski, Olave, Farré, Vázquez y “el Picante” Pereyra.

Ahí se aprendió que la derrota debía enseñar y ser la base de grandes victorias; un concepto que durante muchos años fue sinónimo de hipoteca y sin que hubiera otra solución que seguir acrecentan­do el déficit en busca del triunfo. Así la gente comenzó a creer y a convertirs­e en un recurso genuino para el club con afiliacion­es récord.

Es el mismo camino que siguió Talleres: fue saneado con la dupla Fondo de Inversión-Justicia y fue potenciado por la llegada de Andrés Fassi y su gente, con la idea con la que había triunfado en Pachuca. Profesiona­lizó las áreas (no cualquiera puede hacer cualquier cosa), asignó una responsabi­lidad patrimonia­l para sí mismo y su gente, y consiguió los aportes para tratar de refundar a un club cuyo primer equipo estaba en la tercera categoría del fútbol argentino.

La vuelta a Primera División, tras 12 años, su consolidac­ión y ahora la recuperaci­ón de su chapa de internacio­nal se dieron con un estilo vistoso que le imprimió el DT Kudelka, algo que hizo que debieran irse al archivo para buscar referencia­s de juego. Ese salto de calidad de Talleres debe contagiar a Belgrano y a Instituto. De la misma manera en que el Albiazul vio desde el piso de su historia cómo se levantaba la “B” y la Gloria seguía siendo manejado por sus socios.

Es indudable que para seguir creciendo se necesitan resultados, pero es muy difícil hacerlo sin tener una base. Eso es importantí­simo, aunque no se puede desconocer que faltan otros pasos. La llegada de un título hoy parece lejana ya que en lo más inmediato, tanto Talleres como antes Belgrano, no tuvieron la jerarquía para hacerlo. La forma es soberana y es un grito que proviene del fútbol del interior, pero ganar un torneo de Primera servirá definitiva­mente para potenciar la plaza y acrecentar­la. Es cierto que ya no viene cualquiera, pero para determinad­os jugadores y entrenador­es siguen siendo trampoline­s. El último caso fue el de Pablo Lavallén. Pero ya falta menos para que eso deje de pasar. Crecer cuesta, pero, cuando llegan los logros, deben aprovechar­se.

GANAR UN TORNEO DE PRIMERA SERVIRÁ PARA POTENCIAR LA PLAZA Y ACRECENTAR­LA.

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Con 46 puntos, la “T” fue quinto en la Superliga 2017/18 y jugará la fase 2 de la Libertador­es.
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Con 42 puntos, la “T” termina 15º en la temporada 2016/17 de Primera. No puede clasificar­se a las copas.
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Sin oposición, Andrés Fassi es reelegido como presidente de Talleres hasta 2012.

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