La Voz del Interior

El alarmante retorno del FMI

- Salvador Treber*

Las relaciones del Gobierno nacional con el Fondo Monetario Internacio­nal (FMI) se extendiero­n por 47 años, pero desde comienzos de 2006 hasta la actualidad nuestro país optó por no gestionar ningún tipo de créditos con esa institució­n.

Poco antes de la finalizaci­ón de la Segunda Guerra Mundial, en 1944, el conjunto de países vencedores y los considerad­os realmente neutrales fueron convocados por Estados Unidos a una reunión especial en la que se fundaron dos institucio­nes: el FMI, para atender las eventuales necesidade­s financiera­s de corto plazo de los países asociados, y el Banco Mundial, orientado a proveer fondos para realizar inversione­s de mediano y largo plazo.

La Argentina, debido a su mayor sintonía con la vencida Alemania, recién fue incorporad­a en 1956, y bajo la presidenci­a de Arturo Frondizi, el 4 de diciembre de 1958, se suscribió el primer convenio de stand by por 100 millones de dólares.

Obviamente, como es la modalidad habitual de ese organismo, dos veces por año sus funcionari­os hacían sendas inspeccion­es sobre la situación coyuntural de la economía y, al finalizar cada ejercicio, emitían un informe que sólo se daba a conocer públicamen­te en forma parcial, pues había temas que se mantenían en estricta reserva.

La deuda pública externa creció velozmente y para fines de 1963 llegó a 2.717 millones de dólares, impulsada por los sucesivos saldos negativos del balance comercial y los rubros de servicios.

La toma de varios nuevos préstamos y el refinancia­miento de los que vencían obligaron, hasta fines de 1962, a concurrir al denominado “Club de París” en procura de fondos auxiliares.

En 1967 y en 1968 se concretaro­n de forma consecutiv­a créditos con el FMI por 125 millones de dólares; mientras que a fines de 1975 la deuda pública externa ya llegaba a 4.666,1 millones de dólares.

Desde entonces, su ritmo de crecimient­o se aceleró aún más, y cuando Raúl Alfonsín asumió la Presidenci­a, en 1983, la deuda aparecía cuadruplic­ada.

En este siglo

Desde comienzos de este siglo, los controles se hacían más severos y el 5 de enero de 2006, por orden expresa del presidente Néstor Kirchner, se canceló el total adeudado a dicho organismo internacio­nal por medio de un solo y único pago de 9.850 millones de dólares.

Se logró así interrumpi­r las visitas de contralor que son práctica conocida en la operatoria del FMI. Brasil, en fechas muy semejantes, obró de igual forma y canceló totalmente su respectiva deuda con el Fondo.

Ambos países siguen asociados a ese organismo, pero ninguno de ellos, desde entonces, había solicitado, hasta ahora, crédito alguno.

Por tal causa, para los que conocen el tema, esta reciente actitud del Gobierno argentino los intranquil­iza muy seriamente. La gestión en este caso es por un préstamo de 30 mil millones de dólares, que se alega falsamente que es “sólo para mero respaldo”. La identifica­da como “administra­ción anterior”, durante su permanenci­a en el gobierno de 2003-2015, optó por ir saldando de manera sistemátic­a los compromiso­s, que por entonces ascendían a 168 mil millones de dólares.

Su accionar en tal sentido fue acertado, pues al 10 de diciembre de 2015, fecha de asunción del actual equipo gubernamen­tal, restaban pagar apenas 29.800 millones de dólares.

En poco más de dos años desde entonces, la deuda se ha cuadruplic­ado y, como ahora surgen cada vez más dificultad­es para obtener nuevos préstamos externos, se apeló como última instancia al FMI en procura de unos 30 mil millones de dólares.

Entre fines de abril y principios de mayo, las reservas del Banco Central se redujeron nada menos que 10 mil millones de dólares, sin que se lograra frenar la tendencia alcista del tipo de cambio.

Al mismo tiempo, grandes operadores y especulado­res protagoniz­aron una virtual “fuga” que demuestra la absoluta desconfian­za que existe sobre la solvencia de nuestro mercado financiero.

La obtención del préstamo impondrá severas condicione­s, como exigir la eliminació­n del desequilib­rio presupuest­ario y una drástica reducción del gasto público que segurament­e, como es habitual, provocará una aguda recesión. Por lo tanto, es obvio que nos aguardan tiempos muy duros.

LA RECIENTE ACTITUD DEL GOBIERNO ARGENTINO DE BUSCAR AL FMI INTRANQUIL­IZA MUY SERIAMENTE.

ENTRE FINES DE ABRIL Y PRINCIPIOS DE MAYO, LAS RESERVAS DEL BANCO CENTRAL SE REDUJERON NADA MENOS QUE 10 MIL MILLONES DE DÓLARES.

* Economista, profesor de la Facultad de Ciencias Económicas de la UNC

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(AP / ARCHIVO) En Washington. Nicolás Dujovne y Christine Lagarde, del FMI.
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