Un ejemplo.
Pozo del Molle y San Francisco realizaron cursos masivos de reanimación cardiopulmonar. Miles de vecinos los realizan.
SAN FRANCISCO. Kevin Ghigo tenía 18 años cuando murió, en 2014, tras sufrir un paro cardíaco mientras practicaba vóley en un club de San Francisco. Desde entonces, sus padres y hermanos convirtieron el dolor en iniciativa: se pusieron a crear conciencia sobre reanimación cardiopulmonar (RCP).
Mario Ghigo y Lucía Quinteros, padres del joven, conformaron la Asociación Kevin, a la que se sumaron varios voluntarios. En dos años, capacitaron a más de 10 mil personas en RCP en San Francisco y otras ciudades.
“Cuando le dio el paro, Kevin no tuvo la posibilidad de recibir RCP porque ni el profesor ni nadie presente en el club sabía cómo hacerla. Hasta que llegó la ambulancia, nadie lo asistió y en estos casos son cuatro minutos fundamentales. Los médicos lograron sacarlo del paro, pero el tiempo que estuvo sin oxígeno fue decisivo”, apuntó la mamá. Los Ghigo aseguran que su lucha nació de la desesperación tras comprobar que había muy poca información en la comunidad para ayudar a evitar estas muertes. “Nos dimos cuenta de que muy poca gente sabía qué era la RCP y que casi ningún club estaba preparado para esas situaciones. También descubrimos que estaba probado que recibir esta asistencia a tiempo podía salvar vidas”, contó Lucía.
En dos años dieron vuelta la cosa. Los sextos años de las escuelas secundarias de la ciudad fueron capacitados por la asociación. También los clubes deportivos e instituciones públicas y privadas se sumaron: hoy conocen los procedimientos y adquirieron aparatología para utilizar en estos casos.