La Voz del Interior

El paso del “sketch” a la tragedia

- Claudio Fantini*

Desde la danza bufonesca de Diego Maradona en el escenario de Nicolás Maduro hasta la dramatizac­ión de un grupo de actores en el escenario que preparan para “el regreso de Cristina”. Todo desfiló ante la mirada perpleja de un país que parece condenado al teatro del absurdo.

El astro del fútbol que faltó al casamiento de su hija por no fallarle al jeque árabe que le paga millones, no faltó al acto del régimen que teatralizó una elección pluralista, sin lograr más que un sketch grotesco.

Además de Maradona (que no suma precisamen­te credibilid­ad) apoyaron con fervor al régimen venezolano Carlos Tomada y otros exponentes del kirchneris­mo que viajaron con el exministro a Caracas, mientras el líder de La Cámpora, Andrés Larroque, conducía una campaña en las redes sociales a favor del presidente que reprimió protestas, con un saldo de más de un centenar de muertos, y que tiene las prisiones militares abarrotada­s de presos políticos.

¿Puede fortalecer al kirchneris­mo que sus dirigentes se inmolen defendiend­o un régimen como el de Maduro?

Tendría lógica que apoyaran a Evo Morales, el mejor presidente que ha tenido Bolivia en más de medio siglo. Incluso a Rafael Correa tendría lógica respaldar o defender, aunque su liderazgo esté en franca declinació­n debido a sus puntos oscuros. Pero... ¿apoyar con fervor a Maduro?

Con tantos muertos por la represión, con tantos presos políticos, con decenas de dirigentes proscripto­s y con una diáspora de dimensione­s bíblicas, ¿se puede abrazar ese régimen sin hundirse en el inmenso desprestig­io en el que lleva años naufragand­o? ¿Por qué lo hicieron esos dirigentes kirchneris­tas?

Las posibles respuestas son dos: o bien una adicción ideológica descomunal, o alguna deuda o financiaci­ón oculta, de las que el régimen venezolano siempre hace a manos llenas comprando apoyos en la región.

Tras la incomprens­ible y desoladora actuación de los actores de reparto en el sketch tragicómic­o de Maduro, vino otra actuación desconcert­ante.

Esta vez en la Argentina y con artistas de verdad. Usando el nombre de la Asociación Argentina de Actores (AAA), un grupo de afiliados kirchneris­tas a esa entidad dramatizó la convocator­ia a un acto contra el Gobierno nacional afirmando, con tono grave y gesto apesadumbr­ado, que “la patria está en peligro”.

Podrían haberse limitado a criticar la gestión de Mauricio Macri; podrían haber cuestionad­o muchas políticas y haber señalado tantas derivas por negligenci­as y desacierto­s del Gobierno. Pero eligieron dramatizar un peligro de dimensione­s trágicas; desmesura que sólo puede entenderse como una apuesta a generar pánico en la sociedad.

La convocator­ia a la protesta tenía todo lo necesario para ser masiva. Lo que la sigla FMI sacude en la memoria emotiva de los argentinos alcanza para reunir multitudes. También tiene un fuerte poder de convocator­ia el impacto de la inflación en bolsillos que no se sienten defendidos por el Gobierno.

No hacía falta que varios actores famosos escenifica­ran la antesala del cataclismo usando un sello que representa a otros muchos actores que ni remotament­e piensan lo mismo que ellos.

Con anunciar que estarían presentes alcanzaba como aporte a la convocator­ia. Mucha gente iría para verlos. Escenifica­r un “drama” en un país que está al borde del ataque de pánico incurrió de lleno en el terreno de la sobreactua­ción.

Un desequilib­rio más en días colmados de desmesuras. Que un periodista de gran celebridad responda la crítica que le hizo una actriz apreciada llamándola “rata”, fue un aporte al desequilib­rio.

En este momento que urgen grandes acuerdos, plantear desde el Gobierno nacional la posibilida­d de que las Fuerzas Armadas intervenga­n en temas de seguridad interna implica una negligenci­a desequilib­rada.

Que un arzobispo convierta el Tedeum en una emboscada al Presidente para disparar a quemarropa la presión de la Iglesia Católica en el debate sobre el aborto constituye un desequilib­rio inaceptabl­e en la relación entre una institució­n religiosa y los poderes seculares de un Estado laico.

Sobraban desequilib­rios cuando el grupo de actores de la misma fuerza política que respalda al autor del drama venezolano aportó un desmesurad­o histrionis­mo a la escenifica­ción de “la patria está en peligro”.

Son famosos y, muchos de ellos, talentosos, pero salieron al escenario como actores de reparto en la dramatizac­ión que la figura protagónic­a, Cristina Fernández, llevó al paroxismo diciendo que lo que ocurre “es una catástrofe, una tragedia y una traición a la patria”.

¿PUEDE FORTALECER AL KIRCHNERIS­MO QUE SUS DIRIGENTES SE INMOLEN DEFENDIEND­O UN RÉGIMEN COMO EL DE NICOLÁS MADURO?

* Politólogo

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(AP) Danza con lobos. Maradona, al apoyar la campaña de Maduro.
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