¡No me mates!
comisión de juristas encargada de proponer la reforma de ese Código.
Con ello, se pretendió desviar la atención de la gente hasta el Mundial de Fútbol y frenar la caída de la imagen de Macri en la opinión pública, ante el escaso crecimiento del empleo y de la economía, la no llegada de inversiones, la escapada del dólar, los aumentos de tarifas, etcétera.
Matar a una hija o un hijo es un homicidio agravado por el vínculo con su madre, que está penado con prisión o reclusión perpetua (artículos 86 y 87 del Código Penal). Pero si el crimen ocurre antes de nacer, la pena se reduce extrañamente hasta los 10 años; y es impune cuando el aborto tuvo por “fin evitar un peligro para la vida o la salud de la madre y si ese peligro no puede ser evitado por otros medios”, o cuando hubiere habido “una violación o un atentado al pudor cometido sobre una mujer idiota o demente”.
Esto último se dispuso en 1921 para que no nazcan niños “idiotas o dementes”, fundado en una ideología eugenésica y racista, en boga entonces, la misma que en la década de 1930 le sirvió a Adolf Hitler para ordenar el holocausto en el que murieron seis millones de personas.
De esta manera, si la madre (y el médico) asesinan al niño por nacer, la pena se atempera o exime, lo que contradice la igualdad ante la ley y priva de “protección del niño en situación de desamparo, desde el embarazo” como indican la Constitución (artículo 75 inciso 23) y el Código Civil y Comercial (artículo 19), al proclamar el derecho a la vida “desde la concepción”.
El médico Tabaré Vázquez, presidente socialista de Uruguay, al vetar en 2008 una ley que despenalizaba el aborto en las primeras 12 semanas de gestación, el cual luego se aprobó durante la presidencia de José Mujica, afirmó: “Hay consenso en que el aborto es un mal social que hay que evitar. Sin embargo, en los países en que se han liberalizado los abortos, estos aumentaron. En los Estados Unidos, en los primeros 10 años, se triplicaron y la cifra se mantiene: la costumbre se instaló. Lo mismo sucedió en España”.
“La legislación no puede desconocer la realidad de la existencia de vida humana en su etapa de gestación, tal como de manera evidente lo revela la ciencia. La biología evolucionó mucho. Descubrimientos revolucionarios, como la fecundación invitro y el ADN con la secuenciación del genoma humano, dejan en evidencia que desde el momento de la concepción hay allí una vida humana nueva, un nuevo ser”.
“De acuerdo a la idiosincrasia de nuestro pueblo, es más adecuado buscar una solución basada en la solidaridad que permita promocionar a la mujer y a su criatura, otorgándole la libertad de poder optar por otras vías y, de esta forma, salvar a los dos. Es menester atacar las verdaderas causas del aborto en nuestro país y que surgen de nuestra realidad socioeconómica. Existe un gran número de mujeres, en particular de los sectores más carecientes, que soportan solas la carga del hogar. Para ello hay que rodear a la mujer desamparada de la indispensable protección solidaria, en vez de facilitarle el aborto”.
Estas razones nos eximen de más comentarios.
MATAR A UNA HIJA O A UN HIJO ES UN HOMICIDIO AGRAVADO POR EL VÍNCULO CON SU MADRE, QUE ESTÁ PENADO CON PRISIÓN O RECLUSIÓN PERPETUA.
* Profesor emérito de la UNC y de la UCC, exdiputado de la Nación