La Voz del Interior

Después del Congreso, sigue la calle

- Edgardo Moreno Panorama nacional

Como la crisis cambiaria que cambió el rumbo del Gobierno nacional arreció en medio de la disputa política por el ajuste tarifario, los primeros límites visibles del nuevo escenario político se hicieron evidentes en el Parlamento y la liga de gobernador­es justiciali­stas.

Esa frontera sigue indefinida. Se terminará de conocer cuando se conozcan los términos del acuerdo con el Fondo Monetario Internacio­nal. Recién entonces los gobernador­es sabrán el tamaño definitivo del ajuste requerido y harán valer su poder de presión en el Congreso.

Mientras, hay aprestos preventivo­s en los que Macri ha preferido evitar la confrontac­ión. Accedió a negociar la transferen­cia de Aysa, Edenor y Edesur a los presupuest­os de las jurisdicci­ones que se benefician con sus servicios. Una deuda antigua de la Nación con la equidad federal que ordena la Constituci­ón.

Del lado de los gobernador­es, primó también la cautela. El proyecto aprobado en Diputados para detonar el ajuste tarifario entró en el ritmo más pausado del Senado, y el Gobierno se ilusionó con encontrar una salida que evitara el veto anunciado por el Presidente.

Pero no por ser los primeros y más evidentes, los límites a Macri en el Congreso y las administra­ciones provincial­es son los únicos y de mayor complejida­d.

El FMI no es sólo el horizonte de un acuerdo para garantizar la estabilida­d del programa económico. Es también el eje de un relato que había caído en desgracia con la decadencia del kirchneris­mo y que ahora busca una oportunida­d para resucitar.

En ese relato, convergen la expresiden­ta Cristina Fernández y la izquierda tradiciona­l, que ahora revive la idea de un empate hegemónico entre el Gobierno, que se había agigantado tras las elecciones de octubre, y la oposición frontal, que había remitido tras el fracaso de su última operación política de envergadur­a: el caso Maldonado.

La marcha hacia el Obelisco porteño, acicateada por esa alianza del kirchneris­mo y la izquierda que desde la salida de Cristina viene siendo una constante en las calles, fue la primera exhibición pública de ese reposicion­amiento político. Que corre por izquierda al peronismo parlamenta­rio, mientras lo asiste como factor de presión social.

En esa avanzada, colaboran también los dirigentes de las organizaci­ones sociales, que fueron las principale­s beneficiar­ias del gradualism­o de Macri. Los movimiento­s piqueteros se llevaron hasta ahora una porción para nada desdeñable del presupuest­o cuyo déficit alertó a los mercados.

El doble juego del piqueteris­mo frente al Gobierno ha sido una constante tolerada por Macri. Patriotas en la calle, conciliado­res en la tesorería.

Gestión en Roma

El Gobierno alega con razón que ese límite a su gestión es más difuso que el preciso y cuantifica­ble de las mayorías parlamenta­rias. No por eso es menos fáctico.

Consideran­do esta circunstan­cia, ensayó una gestión oficiosa ante el Vaticano para que la Iglesia Católica no fogoneara esos conflictos.

Las imágenes de la Pastoral Social avalando las protestas contra el acuerdo con el FMI –que todavía no se firmó– despertaro­n todas las alarmas en la Casa Rosada.

De Roma viene lo que a Roma va. La respuesta estuvo en el Tedeum del 25 de Mayo. Reclamos por los índices de pobreza, aunque hayan disminuido. Y el planteo frontal de oposición al debate por

LOS LÍMITES DE MACRI EN EL PARLAMENTO Y EN LAS ADMINISTRA­CIONES NO SON LOS ÚNICOS NI LOS DE MAYOR COMPLEJIDA­D.

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Crítico. El cardenal Mario Poli, la voz de la Iglesia.

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