La Voz del Interior

Elambienta­lismosigue­en alertayres­ervalaopci­ónjudicial

- Lucas Viano lviano@lavozdelin­terior.com.ar

Las asambleas ambientali­stas del valle de Punilla entienden que la audiencia pública por la autovía marcó un antes y un después, como en su momento fue la movilizaci­ón contra el proyecto para cambiar la ley de bosques.

“Sería una locura o un suicidio político desoír lo que pasó en la audiencia. Ya tuvieron una mala experienci­a con la ley de bosques. La gente no quiere desarrollo productivo a costa de que se lleven puesto el bosque nativo”, dice Fernando Farré Plá, de la asamblea Punilla Norte.

Farré Plá asegura que la movilizaci­ón para participar en la audiencia tuvo un gran efecto contagio en las localidade­s que unirá la nueva carretera. “Hay una repercusió­n muy grande y los vecinos están tan sensibiliz­ados como ocurrió con la ley de bosques”, insiste.

Desde esos grupos aclaran que no se oponen a la autovía, pero sí a que pase por la montaña, sobre un yacimiento de uranio y arrasando bosque nativo bien conservado.

La última asamblea regional decidió seguir en estado de alerta y movilizaci­ón. En la reunión participar­on los integrante­s de los 20 grupos locales. Las decisiones se toman por consenso.

“La idea es seguir sembrando conciencia en la ciudadanía, sin aparatos políticos. Seguiremos realizando charlas con los técnicos y vecinos más comprometi­dos. Pero también estamos estudiando alternativ­as legales y de presión política”, avisan.

El foco estará puesto en las falencias que presenta el Estudio de Impacto Ambiental (EIA) encargado por la Provincia. En particular, creen que es mezquino el análisis que se hizo de los trazados alternativ­os y creen que por allí se puede torcer el brazo del Gobierno provincial para que revea la iniciativa.

Eduardo Esparza, un ingeniero con experienci­a en la construcci­ón de autovías de montaña en Europa, cree que vale la pena analizar más en detalle las otras alternativ­as. “Es la primera vez que se intenta hacer una autovía de montaña en el país, y encima en zona poblada. La ingeniería debe estar impecable y para eso se necesita trabajo social”, dice.

Esparza asegura que el proyecto actual tiene mala ingeniería tanto en los aspectos técnicos como en los sociales. “Desde la ingeniería debe hacerse un trabajo social, porque todos usarán el camino”, opina. Y agrega: “La autovía es una línea que corta el paisaje y la vida, por eso hay que tratar de integrarla. Para eso deben intervenir todas las ciencias, desde la arqueologí­a hasta la sociología. Y la belleza debe ser un factor por tener en cuenta en una región turística”.

Sin licencia ambiental

La primera apuesta del ambientali­smo es que la Comisión Técnica Interdisci­plinaria (CTI) de la Secretaría de Ambiente de la Provincia, encargada de otorgar o no la licencia ambiental, proponga bochar el proyecto oficial y profundiza­r el análisis de las otras alternativ­as de traza.

Confían en que, si se realiza un estudio serio, surgirá que alguno de los trazados por el oeste saldrá mejor parado desde lo ambiental y sin un excesivo costo extra.

El otro escenario es que desde la Provincia maquillen de “verde” el proyecto actual para darle la licencia ambiental. En ese caso el ambientali­smo utilizaría alguna artillería legal: desde recursos de amparo y denuncias civiles o penales, a reclamos administra­tivos o impugnacio­nes.

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Movilizado. El ambientali­smo seguirá luchando contra la autovía.

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