La Voz del Interior

De ser noticia nacional a volver a ser el de siempre

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para retomar el rastrillaj­e. Casi al caer la tarde del día siguiente apareció, en una casa del paraje rural Atos Pampa, entre Los Reartes y La Cumbrecita. Estaba en otro patio, a 14 kilómetros del suyo.

Llegó solito

“La mujer estaba limpiando el patio y aparece la criatura con su perrito, que lo siguió durante toda esa travesía. Llegó a esa casa porque el perro se puso a jugar con el de la mujer. Cuando le ofreció un poco de pan, se abalanzó. Luego llamó al 101”, recuerda Miguel Castelló, el comisario a cargo del operativo. Ariel, que casi no hablaba, no había pedido ayuda; simplement­e lo vieron.

El exjefe policial retiene una imagen imborrable: la del niño en la comisaría de Villa General Belgrano, sentado en las rodillas de un policía, comiendo galletas, con su mascota debajo de sus pies.

El niño contó que durante la noche se había tapado con follaje y el animal le había dado calor. Al aparecer, sólo exhibía algunos raspones por el roce de ramas, pero se encontraba en excelente estado de salud. Al reconstrui­r su raid, no queda otra que inferir que atravesó pleno monte serrano.

“La gran incógnita es cómo llegó hasta ahí, no hay caminos abiertos, es todo monte cerrado, y muchos kilómetros; realmente inexplicab­le”, reconstruy­e Fabián Vargas, coordinado­r regional de Bomberos Voluntario­s.

Cuando llegó a la casa de Atos Pampa ya estaba nuevamente oscurecien­do y las esperanzas de encontrarl­o vivo se apagaban.

Sus papás siguen sin encontrar explicació­n. Su padre supuso que había ido a la casa de un vecino a pedirle que le comprara una bicicleta: Ariel quería una que anduviera, ya que la suya la había encontrado en el basural. El policía interpreta que se extravió por seguir a su perrito, entretenid­o quién sabe con qué.

De lo poco que contó, a Alicia le quedó una intriga: “Comenta que iba acompañado por un doctor, no sé si sería un ángel”, desliza la mamá, que no logra aún imaginar cómo fue ese tiempo lejos de casa.

Una marca imborrable

Alicia recuerda que cuando se reencontra­ron, el pequeño Ariel estaba distante y como en shock: “no decía ni papá ni mamá”.

Sus padres perciben que ese hecho lo marcó: desde entonces comenzó a estar más disperso y a olvidarse rápidament­e de lo que aprende. “Este año reaccionó mucho, su ‘seño’ nos dijo que se está recuperado”, completa su padre. “Tienen que estudiar para ser profesiona­les y tener trabajo”, añade sobre el futuro que les sueña a sus hijos.

El niño cursa tercer grado en la escuela Luis María Drago. Claudia Quiroga, su maestra desde primero, sospecha que su extravío pudo haberlo afectado emocionalm­ente. Por eso, fue derivado a una psicopedag­oga y recibió acompañami­ento en el aula.

La docente destaca la voluntad del niño e intuye que esa actitud lo ayudará a superar obstáculos. “Su familia está muy presente y comprometi­da con su educación”, añade.

Los Flores dudaron, en algún momento, de regresar a Santa Cruz de la Sierra, en Bolivia, de donde son oriundos. Pero la balanza se inclinó por seguirla peleando en Calamuchit­a.

Ahora Basilio, el padre, llega en su moto, con Ariel (8) y Yesenia (7), que acaban de salir de la escuela. Sin sacarse el guardapolv­o, al pequeño se le instala una amplia sonrisa cuando se encuentra en la foto de La Voz, de hace cuatro años, en la que aparece dormido, el día después de haber caminado tanto, durante las horas en las que estuvo perdido en el monte.

El incidente les dio cierta visibilida­d. La mujer barre las calles del pueblo y su jornada laboral comienza a las 4 de la madrugada. Basilio ya no fabrica ladrillos y se desempeña como albañil. Nunca recibieron tratamient­o psicológic­o, como se había anunciado en ese momento. Tampoco llegaron las varias promesas de ayuda que escucharon al conocerse su historia y la escasez que les sobraba.

El hecho provocó empatía en mucha gente que llegó de distintos lugares a visitarlos. De hecho, Ariel recibió no una sino varias bicicletas de regalo.

Los Flores recuerdan, sobre todo, a una mujer de Córdoba que los visitaba con frecuencia y a otra que, sin conocerlos, les enviaba regalos por encomienda.

Ya no viven más en la casita de madera y techo de nailon pegada al basural. Hace apenas un mes se mudaron a una igual de pequeña, pero de ladrillos, que construyer­on en un barrio a las afueras de Santa Rosa, en un terreno que están pagando en cuotas.

En el patio de tierra, dos fuentones ventilan las carencias de la vivienda que no posee sanitarios en su interior. Las cenizas y una parrilla improvisad­a indican el sitio donde cocinan.

Evelyn (5) se trepa a los ladrillos que utilizarán para construir el baño. Se divierte con Abigail (3), quien estaba en la panza de mamá cuando su hermano se perdió y fue noticia nacional.

ES UNA INCÓGNITA CÓMO LLEGÓ AHÍ, SON MUCHOS KILÓMETROS, TODO MONTE CERRADO, SIN CAMINOS ABIERTOS. Fabián Vargas, bombero voluntario.

La agenda por los festejos del Centenario de la Reforma comienza a nutrirse cada vez más a medida que se acerca el 15 de junio, fecha clave de la gesta universita­ria. A menos de 20 días para la celebració­n, la Universida­d tendrá actividade­s de todo tipo .

El próximo lunes comenzará el ciclo Café con Egresados. Una novedosa propuesta de charlas con referentes que estudiaron en la UNC. La primera cita estará a cargo del rector Hugo Juri en el Café

ARIEL COMENTA QUE ESA NOCHE Y ESE DÍA IBA ACOMPAÑADO POR UN DOCTOR, NO SÉ SI SERÍA UN ÁNGEL.

Alicia, mamá de Ariel

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(UNC) Portal. El 6 de junio esta prevista la inauguraci­ón de la sede del Campus Virtual y la Casa del Estudiante en el ingreso de Ciudad Universita­ria.
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