Guerra y fútbol.
El triste recuerdo de Luis Escudero, excombatiente de Malvinas, de España ‘82. Una copa olvidada.
Luis Escudero combatió en Malvinas mientras Argentina jugaba el Mundial de España.
El Mundial ‘82 debe de ser de los mundiales menos recordados para los argentinos. Después del título del ‘78, Argentina llegaba a España como favorito. Estaban la mayoría de los campeones cuatro años antes (Fillol, Passarella, Galván, Valencia, Gallego, Ardiles, Kempes) y encima se habían sumado las figuras del título del Mundial Juvenil de Japón ’79 como Maradona, Ramón Díaz, Juan Barbas o Gabriel Calderón.
Tenía todo para ganar, pero terminó en fracaso. La selección dirigida por César Luis Menotti finalizó en el 11° puesto. Pasó la primera fase (derrota ante Bélgica y triunfos ante Hungría y El Salvador), pero fue eliminada en la segunda tras perder con Italia (el campeón) y Brasil. El primer Mundial de Maradona quedó rápidamente en el olvido.
Sin embargo, no fue un Mundial más, especialmente para los soldados que participaron de la infausta Guerra de Malvinas, entre el 2 de abril y el 14 de junio.
Pese a lo que ocurría en el Atlántico Sur, el fútbol no paró. La Copa del Mundo no se detuvo, como tampoco se suspendió el Nacional ’82, que tuvo a Talleres como animador y a Ferro (verdugo albiazul) como campeón.
El gobierno militar iba perdiendo adhesiones y la aventura de la guerra fue el último intento por dar un golpe de nacionalismo. El fútbol argentino ansiaba repetir en España la gesta del ’78, pero, en términos de su mandamás Julio Grondona, dejaba a los militares con la última palabra. “Argentina se presentará, salvo si decide lo contrario la Junta Militar. Tan sólo en caso de una agravación considerable se podría contemplar una renuncia”, sostuvo el 7 de mayo de aquel 1982.
El debut en España fue el domingo 13 de junio. Ese día, mientras el equipo de Menotti caía 1-0 frente a Bélgica, en un punto de las Islas se producía el más cruento de los ataques ingleses, el que decidiría días más tarde el fin de la guerra. “Ni nos enteramos de la fecha en que empezó el Mundial. Casi ni dormimos esos días. Cualquier conversación era sobre qué íbamos a hacer si volvíamos con vida. Así como nosotros no sabíamos del Mundial, en el continente no sabían nada de la guerra. Ni se enteraron de que se estaba terminando”, recuerda con dolor el excombatiente Luis Escudero.
“¿Si lo escucharon (al Mundial) algunos de los muchachos? Puede ser, pero ni se comentó. Yo no tengo ni siquiera un recuerdo. El único recuerdo es que nosotros peleábamos y nos jugábamos la vida, y acá la gente estaba en otra”, dice.
Apostado en el Monte Sapper Hill, la última colina antes de Puerto Argentino, Escudero participó activamente de la parte más feroz de la guerra. Los últimos días antes del final (el 14), los británicos, con superioridad material y mayor despliegue, avanzaron sobre las principales defensas argentinas. Fueron días y noches en los que, en medio del frío y con un viento que calaba los huesos, no se escuchaba más que el estruendo de los cañones.
Escudero lamenta no haber leído voces críticas por ir al Mundial en medio del conflicto.
Consultado por Mundo D, Héctor “Chocolate” Baley, ofrece su versión. “El recuerdo que tengo del ’82 es muy amargo. Chicos peleando en una guerra con la que no tenían nada que ver, y después lo del Mundial. A ver, lo que pasó en Malvinas no se puede comparar con jugar al fútbol”, aclara.
El exarquero de Talleres contó la sorpresa del plantel al llegar a Europa y enterarse qué pasaba realmente en las Islas. “Nos dimos cuenta de que lo que nos contaban en Argentina no era real. Se decía que íbamos ganando la guerra y en la TV de allá se veía todo”, dijo.
Baley, quien señaló que los españoles dieron un apoyo inmenso a Argentina, dijo que se barajó la posibilidad de no ir al Mundial.
Mientras en Malvinas, los ingleses se preparaban para trasladar a los prisioneros argentinos al buque Canberra para llevarlos de regreso al país, en España no se escuchó una voz homogénea. “Cada uno tenía una sensibilidad distinta. Algunos tenían familiares en la guerra y lo vivieron con una tremenda preocupación. Otros, y ahí me incluyo, con una indignación indisimulable hacia los militares. Otros, con un ataque de patriotismo. No hacíamos reuniones para tener una opinión común”, contó Jorge Valdano al diario El País.
Hace varios años, Daniel Passarella, líder del equipo, fue muy autocrítico. “No debí haber jugado el Mundial ’82. En Malvinas muchos chicos murieron; y yo, como capitán, debí hacer algo para que no entráramos a la cancha”.
Diego Maradona, quien por su edad podría haber ido a la guerra, sostuvo antes de viajar: “Lo hemos conversado mucho y lo que podemos aportar desde allá es jugar lo mejor posible para alegrar a nuestros soldados”.
España ’82 pasó al olvido, mientras que Malvinas dejó 649 compatriotas caídos y una huella imposible de borrar.