La Voz del Interior

La trata en el caso del último violador serial

Tras la condena a 15 años de prisión a Castañares, la Cámara 3ª abrió causas por complicida­d policial y explotació­n sexual. En el juicio abreviado surgieron cinco razones para pensar en estas nuevas hipótesis.

- Francisco Guillermo Pan ero fpanero@lavozdelin­terior.com.ar

Este martes se produjo la condena en juicio abreviado del violador serial de Córdoba y La Calera, Leandro Raúl Castañares (32), a 15 años de prisión por haber sometido a seis mujeres en el último semestre de

2016.

Pero, más allá del acuerdo que hubo entre el condenado y el fiscal de Cámara Marcelo Hidalgo, del veredicto de la Cámara 3ª del Crimen se desprenden dos medidas.

La primera de ellas es profundiza­r la investigac­ión del encubrimie­nto que habrían cometido tres policías que patrullaba­n esa zona de Sierras Chicas y que demostraro­n conocer al violador.

La otra es que la Justicia federal investigue la posible existencia del delito de trata de personas.

Esos tres policías están imputados por el fiscal de Distrito 2, Turno

7, Tomás Casas, quien los responsabi­liza de los delitos de encubrimie­nto e incumplimi­ento de los deberes de funcionari­o público.

Se les reprocha que, cuando fueron a auxiliar a una víctima que se había escapado, lejos de darle la asistencia adecuada, trataron de convencerl­a de que no hiciera la denuncia. Además, uno de ellos demostró conocer al violador.

Cinco indicios

A partir de la petición del fiscal Hidalgo en su alegato, el tribunal accedió a que se profundiza­ran estas líneas investigat­ivas.

El acusador destacó cinco aspectos para pensar que Castañares puede formar parte de una organizaci­ón delictiva que capte mujeres para la prostituci­ón.

El primero de ellos es que esa forma de captación de mujeres, a través de redes sociales con una oferta laboral (falsa), no es la forma en que se conduce un abusador vulgar. Pareciera que Castañares haya sido un eslabón en la cadena de captación y reclutamie­nto para la trata sexual.

El segundo de esos aspectos surge a partir de una de las víctimas, quien fue violada por Castañares pero volvió al negocio cuando él la contactó de nuevo para hacer otras pruebas destinadas al “trabajo”.

Se especula con que esto es el típico trabajo de “ablande” de las víctimas para ir torciendo su voluntad de conseguir un trabajo digno y terminar aceptando condicione­s denigrante­s.

Castañares las convocaba con la excusa de que iban a ser promotoras, pero luego les pedía sacarse fotos en ropa interior y luego las violaba. A otras directamen­te las llevaba a un descampado y las sometía. Siempre les mentía que era policía y que tuvieran cuidado con denunciar.

El tercero de esos elementos presentes en este caso y que sugieren trata de personas es que Castañares tenía muchos teléfonos celulares, algo que un violador de a pie no posee.

El cuarto requisito de trata que estaría cumpliendo este caso es que este violador tenía contactos y vinculacio­nes con policías. En este marco, se explica mejor por qué el cabo primero Diego Osvaldo Busto insistió en que una de las víctimas, que había escapado desnuda de la casa de Castañares, no hiciera la denuncia.

El último de esos ingredient­es que suman para suponer que hay trata es lo que hacía Castañares con sus víctimas.

Tenía un trato “amable” con ellas inclusive después de violarlas. A varias, aun luego de someterlas, volvía a contactarl­as por Facebook para profundiza­r la relación. Algo que no hace un violador, que evita que sus víctimas sepan de él, según sostienen los que han analizado los perfiles de estos depravados.

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(LA VOZ / ARCHIVO) Captura. Castañares fue atrapado en febrero de 2017, cuando se escondía en Buenos Aires.

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