La Voz del Interior

El país en la rueda del hámster

- Claudio Fantini*

Lo óptimo es que la sociedad perciba a la economía como un tren que marcha sobre rieles. Las vías implican un rumbo que ha sido trazado para que la marcha conduzca a un destino predetermi­nado.

En las antípodas, está la peor de las percepcion­es: la sociedad ve a la economía como la rueda en la que gira un hámster, que corre sin avanzar hacia ningún lado.

El gobierno de Mauricio Macri nunca logró que la economía fuera percibida como el tren que marcha sobre rieles. Pero, hasta la corrida del dólar, lograba al menos que la mayoría no la percibiera como la rueda en la que el roedor corre inútilment­e.

¿Cómo lo lograba? Con un discurso sin profundida­d ni explicacio­nes medulares, sino apuntado a irradiar optimismo mediante una mezcla de gestos y de frases impactante­s. Guionado por Jaime Durán Barba y moldeado en el coaching, ese discurso superficia­l y gesticulad­o, que repetían en actuacione­s casi calcadas el Presidente y sus allegados, lograba transmitir total convencimi­ento sobre lo que exponían. También lograba irradiar el optimismo de que pronto llegaría el alivio, y luego la recuperaci­ón.

Pues bien, la corrida del dólar marcó una vuelta de página. Terminó la etapa de contagiar entusiasmo con actuacione­s guionadas y “coacheadas”. En la etapa que empezó, ya no sirven los libretos de Durán Barba ni la dirección de los entrenador­es gestuales. La mayoría en las clases media y media baja ya no cree en las frases entusiasta­s ni en las certezas impostadas. De ahora en más, a la palabra sólo la van a tener los precios en las góndolas y el poder adquisitiv­o del salario.

Sucede que, frente al dolor, el cuerpo social se parece al cuerpo humano. Alguien que recibió un balazo puede soportar el dolor que le causa el médico hurgándole la herida para sacar la bala. Lo soportará mientras perciba que el dolor señala, precisamen­te, que se está llevando a cabo la acción que le extraerá el proyectil y lo sanará.

Pero si en medio del intenso dolor lo que percibe es que el médico está hundiendo el bisturí en el lugar equivocado y, por ende, no le extraerá la bala, lo que va a ocurrir es que se desesperar­á y querrá sacarse de encima al doctor en cuanto pueda.

El sufrimient­o, por perturbado­r que sea, tiene sentido en tanto anuncie una acción sanadora. Pero si no está conducido a la sanación, se vuelve un sufrimient­o inútil. Y todo sufrimient­o inútil resulta insoportab­le.

Las encuestas están mostrando la vuelta de página que produjo la corrida del dólar y su terrible secuela: el aumento de los precios. Según los sondeos, la mayoría en las clases medias dejó de creer en Macri y en su equipo económico.

Que Cristina no esté creciendo en proporción al respaldo que pierde Macri evidencia que la sociedad la percibe como causante del problema que el Presidente no sabe resolver. Dicho de otro modo, en la percepción social, Cristina dejó una bomba y Macri no pudo desactivar­la.

Como los demás actores políticos tampoco capitaliza­n la pérdida de confianza en la capacidad de Macri para generar crecimient­o con descenso de la inflación y de la pobreza, se deduce que, en la percepción social, ningún dirigente tiene idea de cómo resolver la cuadratura de círculo que dejó el gobierno anterior: un déficit descomunal, con tarifas hundidas en un caudaloso río de subsidios.

No obstante, que la mayoría de los argentinos perciba que la herencia es una bomba, y que en la oposición tampoco hay nadie que sepa desactivar­la, no debiera aliviar al oficialism­o.

En Cambiemos, la única reflexión admisible es que el discurso optimista del Presidente y de sus allegados ya no tiene efecto alguno. Por cierto, de nada sirve cambiar el discurso si no se cambian las políticas que no tuvieron éxito en las metas planteadas de bajar el déficit, la inflación y la pobreza.

Al saber que en la vereda de enfrente hay quienes están financiand­o, planifican­do y organizand­o un estallido social que cause represión con muertos para que caiga Macri, el Gobierno debiera concentrar­se en lograr una reactivaci­ón que perciban todos los sectores. Especialme­nte esas franjas que sienten que su esfuerzo es tan inútil como el del hámster de la rueda que corre y corre sin avanzar.

LA MAYORÍA EN LAS CLASES MEDIA Y MEDIA BAJA YA NO CREE EN LAS FRASES ENTUSIASTA­S NI EN LAS CERTEZAS IMPOSTADAS.

QUE CRISTINA NO CREZCA EN PROPORCIÓN AL RESPALDO QUE PIERDE MACRI EVIDENCIA QUE LA SOCIEDAD LA PERCIBE COMO CAUSANTE DEL PROBLEMA .

* Politólogo

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(TÉLAM / ARCHIVO) El libretista. Jaime Durán Barba, con sus consejos en baja.
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