La Voz del Interior

Los derechos se ceden con un clic

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La identidad digital es tema de debate en todo el mundo. Diversos países tienen normas específica­s de protección jurídica del derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen de los menores de edad.

En 2016, una joven austríaca recurrió a la Justicia para obligar a sus padres a que bajaran más de 500 fotos de su infancia publicadas en Facebook. En el mismo año, en Estados Unidos, se inició un proceso por “negligenci­a parental” contra Heather Whitten, fotógrafa que publicó la foto con un niño y su pareja en la ducha. Fue un usuario el que pidió que la Justicia intervinie­ra en protección de la intimidad del niño.

En Francia, una ley fija multas de hasta 45 mil euros a los padres que pongan fotos de hijos menores de edad en perfiles públicos de redes sociales.

En Argentina, además de los derechos personalís­imos contemplad­os por el Código Civil, la ley 26.061, en su artículo 22, deja sentado que las niñas, niños y adolescent­es “tienen derecho a ser respetados en su dignidad, reputación y propia imagen”. También la Convención de Derechos del Niño menciona expresamen­te el derecho a la protección frente a “ataques ilegales a su honra o reputación”.

Los padres, en ejercicio de la responsabi­lidad parental, son quienes deben prestar el consentimi­ento por sus hijos menores. Pero el artículo 638 del Código Civil establece que esta responsabi­lidad tiene como finalidad específica “la protección, desarrollo y formación integral de los hijos” a la luz de principios como el “interés superior del niño, su autonomía progresiva y su derecho a ser oído”.

Con todo, hay quienes sostienen que eventualme­nte, si sintieran menoscabad­a su dignidad, los hijos hasta podrían llegar a demandar a sus padres por haber subido sus fotos a la red. También podrían cursar solicitude­s a las redes sociales, aunque el trámite lleva tiempo y muchas veces implica un costo en asesoramie­nto jurídico.

La riqueza de los gigantes de la comunicaci­ón son los datos. En Argentina, Facebook tiene 31 millones de perfiles. Y, para acceder, cada usuario (igual que en Instagram) se ve obligado a aceptar, entre las “condicione­s de uso” que concede a la red social, “una licencia mundial, no exclusiva, transferib­le, sublicenci­able y exenta de pagos por derechos de autor, para utilizar cualquier contenido que se publique en el servicio o a través de él”. Eso dice la letra chica.

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