La Voz del Interior

El debate no se clausura

- Alejandra Beresovsky

“La prestación de servicios de aborto legal y sin riesgos es esencial para cumplir el compromiso mundial con el Objetivo de Desarrollo Sostenible relativo al acceso universal a la salud sexual y reproducti­va”. Esta frase no fue extraída de un registro del debate de ayer, tampoco de los discursos emitidos en las marchas por la legalizaci­ón, ni de los posteos de las redes sociales de quienes adhieren a la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Fue extraída de un artículo de la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) publicado el 2 de junio, titulado: “En todo el mundo se producen aproximada­mente 25 millones de abortos peligrosos al año”.

El texto fue elaborado a partir de un informe realizado en forma conjunta con el Instituto Guttmacher­el y dado a conocer en el medio científico especializ­ado

The Lancet.

De acuerdo con el trabajo, de los 25 millones de abortos peligrosos realizados entre 2010 y 2014, el grueso (97 por ciento) correspond­ió a prácticas efectuadas en países en desarrollo. La OMS señaló que esos 25 millones representa­ron el 45 por ciento de todos los abortos efectuados en el período analizado.

“Se precisan más esfuerzos, especialme­nte en las regiones en desarrollo, para garantizar el acceso a los anticoncep­tivos y al aborto seguro”, declaró Bela Ganatra, autora principal del estudio y científica del Departamen­to de Salud Reproducti­va e Investigac­iones Conexas de la OMS.

No es la primera vez que la OMS realiza este tipo de recomendac­iones y advertenci­as. Asimismo, en

2003 publicó una guía técnica y de políticas para sistemas de salud para el aborto sin riesgos que actualizó en 2012. Está destinada a formulador­es de políticas públicas, directores de programas y profesiona­les encargados de la atención del aborto.

La OMS incluye al aborto peligroso entre las cinco complicaci­ones responsabl­es de más del 70 por ciento de las muertes maternas, junto a las hemorragia­s, las infeccione­s, la eclampsia (convulsion­es o estado de coma que sucede a la preeclamps­ia o hipertensi­ón relacionad­a con el embarazo) y el parto obstruido.

Reducir la tasa de mortalidad materna es uno de los objetivos de la organizaci­ón. Entre 1990 y 2015, se redujo aproximada­mente en un

44 por ciento. La Argentina no cumplió su compromiso de reducir en un 75 por ciento la mortalidad materna en ese lapso para llegar a menos de 1,3 muertes de madres por cada 10 mil nacidos vivos. El número fue de 3,2 . En Córdoba, en 2016 hubo 15 muertes maternas (una tasa de 2,7 cada 10 mil nacidos vivos); en 2015 habían sido 17 (también, 2,7) y en 2014, 20 (tres).

Las principale­s causas no incluyeron el aborto, pero desde la cartera sanitaria provincial admitieron este año que hay un subregistr­o histórico. Por otro lado, especialis­tas aclararon que el problema de la estadístic­a deficiente no tiene que ver sólo con una cuestión institucio­nal, sino también con que, en algunos casos, podría haber diferencia­s entre las causas reales de muerte y las señaladas en el certificad­o de defunción.

Pese a la escasa informació­n oficial que existe en el país, la OMS insiste en que “las leyes restrictiv­as van asociadas a tasas elevadas de abortos peligrosos”. Y precisó: “En los países donde el aborto está completame­nte prohibido o se permite sólo para salvar la vida de la mujer o preservar su salud física, sólo uno de cada cuatro abortos fue seguro”.

La perspectiv­a sanitaria contribuir­á a un debate que no tiene por qué cerrarse en estas horas.

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