La Voz del Interior

Los políticos cordobeses mirarán el Mundial por TV

- Federico Giammaría fgiammaria@lavozdelin­terior.com.ar

El pasado 24 de mayo, se conoció la orden del presidente Mauricio Macri para sus funcionari­os: nadie debe viajar al Mundial de Rusia (que comienza hoy, a las 12 de nuestro país). La intención es mostrar austeridad en tiempos de crisis financiera y de aumento de precios y tarifas. Según la prensa de Buenos Aires, algunos miembros de la administra­ción de Cambiemos tenían planeado ir, pero tuvieron que cambiar la decisión para acatar el deseo del jefe del Estado.

Incluso desistió de ir el secretario de Deportes de la Nación, Carlos Javier Mac Allister, quien iba a viajar para promociona­r la candidatur­a de Argentina para el Mundial de 2030. “No va”, le dijeron a La Voz ayer desde su oficina de prensa. “El que fue, y para la promoción del país, es Fernando Marín, coordinado­r general de Comunicaci­ón Estratégic­a de la secretaría”, aclararon.

¿Qué pasa en Córdoba? ¿Algún funcionari­o estará en la Copa del Mundo? Según dijeron los voceros oficiales, y que pudo saber este diario a través de sus correspons­ales, nadie irá Rusia. Y si alguno lo hace, se cuidará de que los demás (y la prensa) no se enteren.

Desde el Gobierno provincial afirmaron que el gobernador Juan Schiaretti no dio directivas oficiales al respecto, pero que ningún funcionari­o de alto rango tenía previsto acudir a la Copa. “Nadie nos comunicó que fuera a viajar”, expresaron desde el Centro Cívico ante la consulta de este medio.

Lo mismo ocurrió en la Municipali­dad de Córdoba. Según expresaron desde el Palacio 6 de Julio, tampoco hubo definición alguna del intendente Ramón Mestre sobre una negativa expresa para viajar. “Aunque nadie de los altos mandos nos expresó su intención de ir”, aseguraron.

En la Legislatur­a provincial pasó lo mismo. Los jefes de bloque no van y además dijeron no tener noticias de que sus pares de bancada tuvieran pensado hacer el viaje a Rusia. “Hasta la fecha (por ayer) no tenemos ningún legislador que haya dicho que fuera a viajar”, comunicaro­n desde la oficina de prensa de la Unicameral. “Por lo menos, eso se comentó en la última En democracia, sólo Menem en Italia 1990, y fue derrota.

Desde el regreso de la democracia en 1983, sólo un presidente asistió a un Mundial: fue Carlos Menem, quien presenció el partido inaugural en Italia ’90 (Argentina perdió 1 a 0 contra Camerún). Para la definición de México 1986, Raúl Alfonsín había enviado al ministro de Acción Social en ese momento, Conrado Storani, y, en Brasil 2014, Cristina Fernández decidió no ir a la final.

reunión de labor parlamenta­ria”, agregaron.

¿Y en el interior? Los intendente­s de las ciudades más grandes, según un relevamien­to propio, no han comunicado su intención de concurrir a la Copa del Mundo, aunque no se descarta que algún funcionari­o de menor rango viaje.

El costo

Las decisiones de no viajar al Mundial están fundamenta­das (o parecen estarlo) en el costo de la ostentació­n en tiempos de crisis. Es lo que piensan dos expertos en comunicaci­ón política.

“Cuando la agenda apremia y esencialme­nte lo hace desde la economía, los gestos de la política son mirados con más detalle y la crítica se potencia”, analiza Pablo Knopoff, de la consultora Isonomía en Buenos Aires. “Esa especie de laberinto complejo que es la sociedad pide que los políticos sean personas ‘comunes’, pero no siempre les aprueban ciertas cosas. Ir a un Mundial no termina de ser algo común. No es como ir a la cancha un fin de semana. Por eso, ir a un lugar tan lejos te lleva a la idea de ‘poco trabajo’ o ‘desapego’ con las responsabi­lidades”, agrega.

Según Knopoff, los ciudadanos “piden políticos que sean personas, pero necesitan que los cuiden, y a veces con ser enterament­e personas, con las mismas conductas, no lo logran del todo”.

“Además, hay un elemento asociado al costo de ir a un Mundial, lo que también es un tema de la política, especialme­nte cuando la discusión se centra en la economía”, especifica.

El contexto de crisis influye. Y mucho. Sobre todo cuando cada gesto es medido al máximo. “Ir al Mundial sería una ostentació­n porque la mayoría de los argentinos lo va a ver en su casa”, aporta el consultor Gustavo Córdoba.

“Ahora si, como político, querés mostrar tu fanatismo, que sea con un gesto mínimo, en un asadito con amigos. Eso sería un contexto adecuado”, explica.

De hecho, en enero de este año, Macri había anunciado que quería viajar al Mundial. “Voy a venir con mi hija Antonia que tiene 6 años. Habla todos los días del Mundial de Rusia. Vamos a ir a los primeros dos partidos de Argentina”, había afirmado frente a su par Vladimir Putin.

El contexto era otro y los cambios económicos y financiero­s de los últimos meses (que terminaron con el pedido de un préstamo del FMI y el ajuste) lo llevaron a dejar su voluntad de lado.

Lo sabe el Presidente: una foto en Rusia generaría un enojo considerab­le. “El elemento central lo encontrás en 2014. El gran desempeño de la selección no tapó los conflictos ni la realidad negativa del gobierno de Cristina (que no fue a la final). Y a eso súmale que ahora las redes sociales son mucho más grandes”, cerró.

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(AP) Despedida. Macri estuvo en Ezeiza la noche en la que Messi y la selección volaron hacia Europa.

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