La Voz del Interior

Para los barrios de Córdoba, comunas y alcaldes

- Jorge Horacio Gentile*

Siempre está presente un debate que se clausuró en la Convención Constituye­nte de la ciudad de Córdoba cuando se votó, en 1995, la Carta Orgánica Municipal y se rechazó el proyecto que presentamo­s como convencion­ales, junto con el doctor Ignacio Vélez Funes.

A través de él, pretendíam­os descentral­izar la ciudad más grande del país, dividiéndo­la en una zona central y en comunas presididas por alcaldes, que durarían cuatro años en su mandato y en su gestión serían acompañado­s por consejos de vecinos o regidores, ad honorem; todos elegidos por votación popular. Para el área central y su centro histórico, cultural y comercial, proyectába­mos un consejo asesor presidido por un secretario coordinado­r.

De esta manera, aspirábamo­s a seguir el ejemplo de las grandes urbes latinoamer­icanas, como Santiago de Chile, Lima, Bogotá, La Habana y Caracas; de Estados Unidos; de Europa y hasta Beijing y Shangái, de China, donde a sus autoridade­s distritale­s las eligen sus vecinos, al igual que a los intendente­s o alcaldes y legislador­es.

Trajo a Córdoba la idea Juan Carlos de la Peña cuando fue candidato a intendente en 1983 por la Democracia Cristiana. Más tarde, los intendente­s Ramón Bautista Mestre y Rubén Martí, al ver lo inmanejabl­e que era un municipio tan extenso, intentaron tímidament­e desconcent­rar la administra­ción municipal creando los centros de participac­ión comunal (CPC).

En ellos se instalaron oficinas administra­tivas dirigidas por directores y vicedirect­ores –punteros políticos de su entera confianza–, donde se cobran tributos y multas, se tramitan carnés de conductor y tarjetas de los colectivos, se habilitan negocios, son sede de Tribunales de Falta y reciben algunos reclamos. Pero en ellos los vecinos no estamos representa­dos, ni nuestros problemas urgentes, ni los de nuestros barrios son atendidos ni resueltos.

La ciudad autónoma de Buenos Aires hizo luego lo que la mayoría de la convención cordobesa se negó a aprobar, y descentral­izó la Capital Federal en 15 comunas, dirigidas por juntas vecinales de siete miembros, elegidas cada cuatro años por los vecinos, mediante listas proporcion­ales (artículo 127 de su Constituci­ón de

1996, reglamenta­do por ley 1.777, de 2005, y sus límites se fijaron en

2008 por ley 2.650).

Las primeras elecciones se realizaron el 10 de junio de 2011. Esta descentral­ización ocurrió a pesar de que el territorio de la Capital Federal sólo tiene 200 kilómetros cuadrados (Córdoba tiene 547 kilómetros cuadrados) y apenas “100 barrios porteños” (Córdoba tiene 430, si contamos los cerrados y los de la zona rural), aunque allí viven tres millones de personas (el doble de en nuestra ciudad).

Para descentral­izar Córdoba, hay que modificar su Carta Orgánica, lo que se puede hacer convocando a una convención constituye­nte o a través de una enmienda aprobada por dos tercios de votos en el Concejo Deliberant­e, y que sea ratificada luego por un referéndum.

De aprobarse, las comunas podrían tener por sede las actuales oficinas de los 12 CPC. Habría que reglamenta­r sus competenci­as, asignarles presupuest­o, fijarles sus límites territoria­les y el de la zona central y elaborar los padrones electorale­s de cada una de ellas, para así poder convocar a elecciones.

Nuestro proyecto también propuso que hubiera un defensor de los vecinos, por ser más necesario que el defensor del Pueblo provincial, por la infinidad de problemas que nos acucian, pero tampoco conseguimo­s que fuera aprobado.

Lo que sí se sancionó fue el voto de preferenci­a, para que los electores podamos indicar en las boletas los candidatos a concejales que deseamos que encabecen la lista, cuando se distribuya­n los cargos según la proporción de votos obtenidos. Pero al reglamenta­rlo, se dispuso que para que un candidato pudiera desplazar a otro o a otros en la boleta necesitaba tener el tres por ciento de preferenci­as. Esto hizo que en las campañas electorale­s ningún candidato tratara de mostrarse mejor que sus compañeros de lista, ni ningún sufragante en los comicios indicara sus preferenci­as.

Ahora que se quiere hacer la “equiparaci­ón de géneros”, sería bueno que los vecinos pudiéramos elegir a las mejores mujeres y varones, suprimiend­o ese absurdo mínimo del tres por ciento.

Es de esperar que el debate planteado por Miguel Siciliano y el actual intendente, Ramón Javier Mestre, nos permita reformar el ineficient­e Gobierno que la ciudad tiene.

PARA DESCENTRAL­IZAR CÓRDOBA, HAY QUE MODIFICAR SU CARTA ORGÁNICA, A TRAVÉS DE A UNA CONVENCIÓN O UNA ENMIENDA.

* Abogado, exconvenci­onal constituye­nte municipal en 1995 y profesor emérito de la UNC y de la UCC

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(LA VOZ / ARCHIVO) CPC. Podrían ser sedes de las futuras comunas.
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