Alejandro Mareco lleva sus Albures al formato libro
El periodista acaba de publicar y presenta mañana en Cocina de Culturas una edición que recopila sus artículos en La Voz. El autor dice que la idea fue incluir textos que “representaran diversidad”.
Se trata del primer libro “como solista”, aunque Alejandro Mareco ya había publicado otro a cuatro manos con el periodista Santiago Giordano (Había que cantar, una historia del Festival Nacional
de Folklore de Cosquín). Pero en esta oportunidad, Mareco se decidió a “rescatar lo permanente que pudieran contener algunos textos entre la fugacidad de lo periodístico”, y así es que este viernes presenta el flamante Albures argen
tinos (a las 20.30, en Cocina de Culturas), libro que contiene una selección de su amplia producción trabajando en el diario.
“La idea me ronda desde hace tiempo –dice–. Muchas veces me han preguntado por qué no publicaba, y supongo que algo de esa inquietud de algunos y sobre todo la maduración personal de una respuesta sobre cuál era el sentido de hacerlo, me decidieron”.
Los textos de Mareco en las páginas de La Voz han transitado temáticas de sensibilidad social, pero también su pluma reaccionó ante cuestiones políticas, cuando no se inclinó por destacar el trabajo de los artistas.
La variedad de su producción es elocuente, y en su trabajo ha utilizado todo tipo de registros, incluido el de la poesía. –¿Cómo seleccionaste el material incluido en el libro?
–Eso ha sido un desafío y a la vez una oportunidad, en la que he contado con el respaldo del diario. Van 14 años de publicar Albures... No fue sencillo elegir entre más de 500 artículos. La idea fue encontrar textos que representaran esa diversidad y que, sobre todo, tuvieran sentido al ser leídos cada vez.
Aprender con el dolor
Entre las tareas que Mareco abordó en el último tiempo, hay un hito que fue su cobertura del juicio de la megacausa de La Perla, que terminó luego de casi cuatro años con la condena a 28 represores por crímenes de lesa humanidad. Los textos que brotaron de esa experiencia tuvieron gran repercusión en distintas esferas.
–¿Se puede aprender algo de una experiencia como esa? ¿El dolor deja enseñanzas?
–Si el dolor no dejara enseñanzas, tanto en las personas como en las sociedades, la aventura humana sería absurda. En el juicio de La Perla, como en los otros procesos de lesa humanidad, la verdad y la justicia se sustentaron, antes que nada, en el dolor de los sobrevivientes. Que fueran capaces de abrir la memoria del espanto aún en carne viva, de parir el viejo dolor, hizo posible los procesos. Por mi historia personal y por ser parte de la comunidad atravesada por el terrorismo de Estado, el juicio fue una conmoción que me dejó parado en otro lugar, más cerca del sol de la historia. –¿Algún texto te dio un “feedback” que no esperabas?
–Algunos artículos tuvieron una repercusión inesperada, y en algunos casos fueron tomados en otras situaciones, como cuando Sonia Torres leyó un fragmento en aquella multitudinaria marcha de mayo de 2017, en repudio del beneficio del dos por uno a los represores. Cuando uno expone lo que piensa y lo que siente, confía en que pueda tener un valor para el otro. Escribir es un acto solitario que va en busca de otro, si no, no habría tantas tensiones y emociones en juego. –¿En quién te gusta pensar como lector de tus textos?
–La idea de lector es, en principio, alguien que no está ni en mi cabeza ni en mi corazón, por lo que tengo que tratar de describir lo mejor posible lo que pienso y las sensaciones que me estimulan.
Para mañana, Mareco planteó la presentación como un encuentro en el que confluyen varias emociones. Habrá un partenaire que lo acompañará en las palabras: Carlos Presman. Y a él se suman los artistas Horacio Burgos, Ana Robles, Mery Murúa, Gustavo Visentín y Damián Torres. –Se nota que disfrutás de la compañía de los artistas. ¿Qué te da la música en la vida?
–Uno disfruta tantas veces de ser ese otro al que va en busca del acto creativo de un artista, de conectar las emociones que caben en la música y sus distintas maneras. Eso sucede aquí, en esta ciudad, casi cotidianamente. Por eso también es que tiene tanto sentido dejar constancia a través de crónicas de que esa es una posibilidad siempre abierta.