La Voz del Interior

Ya no hay separacion­es de familias

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SAN FRANCISCO. “Haz el amor y no la guerra”. El lema de los hippies de California en los años 60 ha cambiado. “Ahora tenemos guerra”, asegura Jessica Levinson, profesora de derecho de una universida­d de Los Ángeles. Se refiere a la resistenci­a que California y la costa oeste de Estados Unidos ofrecen al presidente Donald Trump.

“Nuestros políticos están enfrentado­s al gobierno de Trump y se suceden las demandas, normas y ataques verbales”, cuenta Levinson.

Y es que a casi 4.000 kilómetros de la capital, Washington, la distancia con el Gobierno no es sólo física. California es tierra hostil para el presidente, como quedó ya en evidencia en las elecciones de 2016, cuando la demócrata Hillary Clinton fue la más votada.

Desde la victoria del magnate, el gobernador del “estado dorado”, Jerry Brown, un combativo liberal de 80 años, no ha dejado de dar la batalla a Trump, tanto con hechos como con palabras. Washington respondió también con una declaració­n de guerra, como dijo Brown después de que el secretario de Justicia, Jeff Sessions, denunciara al estado por varias leyes migratoria­s.

La disputa versa sobre las medidas bautizadas como “santuario”, con las que ciudades, distritos y el estado en su conjunto ofrecen refugio a los inmigrante­s sin papeles y les ayudan a dificultar una posible deportació­n.

Se estima que más de dos millones de personas sin permiso de residencia –de los 11 que se calculan en todo el país– viven en ese AUSTIN. El director de Justicia Racial y Económica de Texas Civil Rights Project, Efrén Olivares, confirmó que ayer, por primera vez, tras la orden ejecutiva emitida por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ningún padre migrante “al que se le atribuyero­n cargos penales” fue separado de sus hijos.

El abogado explicó que tanto él como su organizaci­ón acuden día a día, desde el pasado 24 de mayo, a la Corte Federal de McAllen (Texas), a unos 11 kilómetros de la estado.

El Gobierno estadounid­ense acusa a California de entorpecer el trabajo de los funcionari­os de fronteras con sus medidas de protección migratoria­s y de poner en peligro la seguridad pública.

La estricta política migratoria de Trump, con medidas que van desde el muro en la frontera con México hasta las amenazas de deportació­n de los jóvenes niños migrantes conocidos como “soñadores”, es sólo uno de los temas que provocan controvers­ia con la costa oeste.

También causa fricción la temida relajación de normas medioambie­ntales por parte de Washington, que va desde las emisiones de gas para coches hasta las prospeccio­nes petrolífer­as a lo largo de la costa del Pacífico. California ya ha interpuest­o más de una veintena de demandas contra el gobierno de Trump.

“California es para Trump lo que Texas era para (el expresiden­te Barack) Obama”, dice Levinson sobre la ola de roces y demandas. “Naturalmen­te, siempre hay estados que se enfrentan a Washington, pero nunca antes vi esta dimensión de división, indignació­n y miedo”, asegura la experta en derecho.

Jerry Brown es el máximo exponente de la lucha contra Trump. frontera con México, para apoyar a las familias inmigrante­s que son juzgadas por tratar de entrar de forma irregular.

Sin embargo, Olivares advirtió que, a pesar de que no se producen separacion­es de hijos y padres, todavía hay casos relacionad­os con otros lazos familiares, como el de dos hermanos, en el que uno de ellos es menor de edad.

Por tanto, desde su organizaci­ón insisten en que debe continuar el trabajo para “confirmar” que la orden ejecutiva –por la cual los menores indocument­ados, en lugar de ser separados, como ocurría

En 2011, el gobernador de más edad en el cargo de California sucedió al “Terminator” republican­o Arnold Schwarzene­gger. Pero antes, en 1974, se había convertido también en el gobernador más joven, cuando ganó aquellas elecciones siendo un firme opositor a la guerra de Vietnam.

Entonces vivía en un pequeño departamen­to, predicaba el ahorro energético y salía con la cantante Linda Ronstadt. Estudió budismo zen en Japón y trabajó con la madre Teresa en India. En definitiva, en muchos aspectos todo lo contrario a Trump.

Apenas una visita

Desde su llegada a la Casa Blanca, Trump ignoró a California. Como presidente, sólo visitó el feudo liberal una vez y brevemente, y lo hizo viajando a mediados de marzo a San Diego y a la frontera con México, para mostrar el prototipo de su proyecto de muro, con el que pretende frenar la inmigració­n ilegal y el narcotráfi­co.

En una carta cargada de ironía, Brown invitó a Trump a visitar también otras partes de California. Lo hizo nada menos que citando las palabras del predecesor republican­o de Trump en el cargo, George W. Bush, durante su primera visita a California como presidente: “Desde hace décadas California desde abril, son retenidos indefinida­mente junto a sus familias– es un hecho real. “Queremos estar seguros de que el cambio en la política se mantiene de verdad y no porque, como algunas autoridade­s afirman, se ha parado la separación familiar debido a que no hay más capacidad en los centros”, dijo el abogado.

Olivares consideró que la crisis humanitari­a se debe resolver “cuanto antes”. El asunto de la reunificac­ión familiar es un proceso “difícil” ya que, según sus investigac­iones, las institucio­nes no están preparadas para ello. es el lugar por donde primero pasa el futuro. Este éxito continuado es vital para el éxito del conjunto de nuestra economía”.

En realidad, la situación económica es pujante en el estado y no sólo en Silicon Valley, su corazón tecnológic­o. Hace tiempo que se recuperó de la grave crisis inmobiliar­ia y del enorme déficit que lo sacudió durante el mandato de Schwarzene­gger. California es además la quinta economía del mundo, con un producto interno bruto (PIB) mayor que el de Reino Unido.

Un éxito económico que sería impensable sin migrantes, asegura Brown. “California prospera porque hemos saludado la llegada de inmigrante­s e innovadore­s de todo el mundo”.

Washington quiere deportar a muchos de ellos, incluidos los “soñadores” –jóvenes migrantes que llegaron de niños con sus padres al país de forma ilegal–, a los que Obama protegió con un estatus especial con el programa Daca. Ello les permitía hasta ahora trabajar o ir a la universida­d. Hasta que llegó Trump. Entre 750.000 y 800.000 se ven amenazadas por su decisión de retirarles el estatus de protección, un caso que ha provocado continuas iniciativa­s de organizaci­ones humanitari­as en California para apoyarlos.

El estado también se moviliza en la cuestión medioambie­ntal. “Ya basta”, dijo el fiscal general de California, Xavier Becerra, en mayo, cuando llevó a los tribunales con otros 16 estados una temida norma del Gobierno Trump que relaja la regulación de emisiones contaminan­tes y de combustibl­e para las automotric­es.

California, precursora en la lucha contra la contaminac­ión, puede defenderse con leyes medioambie­ntales propias más estrictas, con base en una regulación de excepción que ya utilizó durante una alta carga de esmog en metrópolis como Los Ángeles.

California seguirá resistiend­o, pronostica Levinson. “La hoguera podría convertirs­e en un gran incendio que se expande rápidament­e”. Cientos de palestinos acudieron ayer a la zona fronteriza de Gaza con Israel para participar, un viernes más, en las protestas de la Gran Marcha del Retorno, que se reactivaro­n ayer después del parate de la semana pasada por el Eid, la festividad que marca el fin del mes sagrado musulmán del ramadán. Las movilizaci­ones llevan el nombre de “Viernes de la confianza en los mártires y los heridos”. Los candidatos a las elecciones presidenci­ales y parlamenta­rias del domingo en Turquía apuran los últimos días de campaña con mítines multitudin­arios o protagonis­tas inusuales, como el precio de las papas y cebollas. El principal adversario del presidente Recep Tayyip Erdogan, Muharrem Ince, congregó a varios millones de personas en un acto (foto) en Esmirna, en el oeste del país. www.lavoz.com.ar

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