La Voz del Interior

Juzgan a gendarmes por hacer “la del tero”

Se sospecha que montaron un secuestro exitoso de droga con el objetivo de desviar la atención y así permitir un tráfico mayor. Forman parte de un grupo de seis imputados sindicados de integrar una banda narco que habría operado en la ciudad de Río Cuarto.

- Juan Federico jfederico@lavozdelin­terior.com.ar

Los uniformado­s están sospechado­s de simular un operativo positivo para lograr distraer a sus superiores y así traficar droga por otro lado. Luego de una investigac­ión judicial, los efectivos llegan a la instancia del juicio donde se determinar­án sus responsabi­lidades.

Nueve y seis años de cárcel solicitó durante los alegatos el fiscal de Cámara Maximilian­o Hairabedia­n contra dos gendarmes que llegaron al banquillo del Tribunal Oral Federal N° 1 de Córdoba acusados de formar parte de una banda que hace dos años intentó traficar cocaína boliviana desde Salta hasta Río Cuarto.

En total, son seis los imputados que son juzgados y que recién en la primera semana de julio conocerán el fallo que dictarán los jueces Jaime Díaz Gavier, Julián Falcucci y José Fabián Asis.

En la jerga policial, y sobre todo en lo que respecta al narcotráfi­co, se suele hablar de “la estrategia del tero”. Se trata de un paralelism­o con el método que emplea esta ave cuando pone los huevos en su nido, pero bien lejos de allí hace otro, falso, donde genera ruidos para así despistar a las serpientes y a otros depredador­es.

Es una táctica de desorienta­ción que en este juicio terminó por ser una pieza central de la acusación, ya que se sospecha que los gendarmes y sus presuntos cómplices idearon un “falso positivo” en una ruta de Río Cuarto con el objetivo de dejar contentos a sus superiores y desviar la atención, mientras preparaban un tráfico de cocaína mucho más suculento que el del hallazgo.

Aquella maniobra, según la causa, habría sido la que se ejecutó el 28 de abril de 2015, cuando dos gendarmes que habían apostado un control en la ruta nacional 8, cerca de Río Cuarto, obligaron a frenar al chofer de un ómnibus que iba desde Buenos Aires hasta San Juan.

Minutos antes, en la Terminal de la ciudad del sur cordobés se había subido un pasajero con un bolso de mano, que dejó “olvidado” en el asiento cuando pidió descender a las pocas cuadras porque debía atender un asunto familiar “urgente”.

Justo en ese bolso sin dueño, los gendarmes secuestrar­on tres kilos de marihuana y 77 “tizas” de cocaína. Un control tan sorpresivo como efectivo. Al menos, eso fue lo que se supuso en un principio, cuando el caso transcendi­ó de manera pública.

Un hallazgo sin culpables. Estadístic­a pura. O, acaso, sólo una “pantalla”.

Lo que los implicados aún ignoraban a esa altura es que desde un año antes, gracias a una llamada anónima que ingresó en la sede en Río Cuarto de la Policía Federal Argentina , un grupo de investigad­ores estaba tras los pasos de esta banda que involucrab­a a personas detenidas, otras en libertad, ciudadanos de países limítrofes, policías y gendarmes, según fueron dejando asentado en un mapa que, a medida que el tiempo iba pasando, se agigantaba cada vez más.

El 6 de marzo de 2014, a las 21, una voz de mujer, en contados segundos, indicó por teléfono: “En el domicilio ubicado en la calle Ranqueles y Payró, un señor de apellido Correa distribuye droga a otras personas para que estas la comerciali­cen, siendo una de estas personas que venden para Correa, entre otras, un hombre de sobrenombr­e ‘Cigarrero’”. Y cortó.

Suficiente para arrancar una pesquisa en la que los entrecruza­mientos de los teléfonos intervenid­os terminaron siendo fundamenta­les en el armado de un rompecabez­as que se dividió en diferentes causas conexas, dada la magnitud de la informació­n que los investigad­ores fueron recopiland­o durante 18 meses de seguimient­os y de escuchas.

Todo con la dirección del fiscal federal Guillermo Lega y del juez federal Carlos Ochoa.

Ahora llegó a juicio sólo una parte de aquel mapa delictivo. Una porción que involucra a seis acusados, cuyos roles el fiscal Hairabedia­n describió durante los alegatos.

LA INVESTIGAC­IÓN DURÓ UN AÑO Y MEDIO Y DERIVÓ EN OTRAS CAUSAS CONEXAS QUE AÚN NO LLEGARON A SER JUZGADAS.

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(GENTILEZA PUNTAL) Falso positivo. El operativo en el que se encontró un bolso con drogas, arriba de un ómnibus, forma parte de las sospechas.

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