La Voz del Interior

Los grafitis en las aulas, una forma de saberse adolescent­es

- Mariana Otero motero@lavozdelin­terior.com.ar

Una huella perdurable o un tatuaje a los pupitres. Así podrían definirse las marcas que, a modo de grafitis, dejan los alumnos en las aulas. ¿Qué transmiten? ¿Cómo y para qué?

El trabajo final de Silvia Martínez, psicóloga y docente de arte, titulado “Grafitis en las escuelas secundaria­s: textos inesperado­s en las aulas”, para la Maestría en Investigac­ión Educativa de la Facultad de Educación de la Universida­d Católica de Córdoba, indaga y analiza las imágenes y los textos que imprimen los estudiante­s en el mobiliario de las escuelas.

Para la investigac­ión, Martínez realizó 220 registros fotográfic­os de grafitis en escuelas estatales de la ciudad de Córdoba, encuestó a estudiante­s de nivel secundario y entrevistó a otros actores de la comunidad educativa.

El estudio revela, entre otras cosas, que los grafitis funcionan como un sistema de mensajería y trasmiten lo que los chicos piensan y sienten.

Es decir que, a partir de un texto o de una pregunta impresa en el banco, otro responde a modo de consejo o de ayuda. Mediante esta intervenci­ón artística, pretenden dejar una huella gráfica permanente, lo mismo que un tatuaje, pero con liquid paper o fibrón negro indeleble.

A través de los grafitis, los jóvenes hablan sobre su identidad, el consumo de sustancias, el suicidio o la violencia. También expresan sobre el banco sus estados de ánimo o, en menor medida, en otros lugares menos accesibles.

La investigac­ión de Martínez aborda el tema tanto desde la mirada de los alumnos como desde la de los docentes o, mejor, desde el lugar de expositore­s y de espectador­es. Y considera al grafiti “como una expresión creativa específica al arte urbano, con una historia enraizada hace siglos en el origen del hombre primitivo, quien ha dejado sus primeras huellas pictográfi­cas en lo oscuro y profundo de sus cavernas”.

Mensajería

“Los alumnos del nivel medio presentan dificultad­es en su comunicaci­ón verbal, su mayor y mejor medio de transmisió­n es el virtual, por medio del uso de imágenes o textos breves de rápida lectura y respuesta”, explica Martínez.

Y agrega: “Los grafitis poseen similar alcance para los alumnos, suelen ser formas o textos, que el alumno comprende fácilmente, realizados de forma espontánea y frecuente dentro del aula, de igual manera que el uso del celular, casi siempre a escondidas”.

Los grafitis tienen la particular­idad de la mensajería. La investigac­ión revela, en este sentido, que a partir de un texto o de una pregunta El grafiti como modo de expresión del sujeto.

Institució­n Formadora de Posgrado, avalada por el Colegio de Psicólogos de Córdoba, Psicoarte desde hace más de 10 años, capacita, estudia e investiga acerca de la importanci­a del arte, en todas sus manifestac­iones, como recurso potencial para la comunicaci­ón, la expresión creativa y la salud. Contactos: psicologia­yarte@hotmail.com. WhatsApp: 3512126613 impresa en el banco, alguien, conocido o desconocid­o, responde a modo de consejo o de ayuda.

“Esta función del grafiti como mensajería fue nombrada por los alumnos encuestado­s, no así por los docentes, que pareciera que no lo perciben como tal. Sí reconocen que los grafitis poseen un alto alcance expresivo como emotivo”, explica Silvia Martínez.

“Muchos de estos textos escritos poseen contenidos con alto impacto emotivo, sea por los temas presentes como por su estilo expresivo”, explica la investigad­ora.

El contenido de los grafitis está vinculado a las problemáti­cas y a las vivencias de los alumnos. “El tema suicidio, como la agresivida­d, aparecen en las aulas, como grafitis impactante­s”, plantea Martínez, quien recuerda que en la tragedia de Carmen de Patagones, en 2004, cuando un alumno agredió a sus compañeros de clase, se encontraro­n en el pupitre del joven “algunas inscripcio­nes inquietant­es”.

Un espacio en blanco

La mayoría de los grafitis se encuentra, en primer lugar, en los bancos y en paredes y libros. Pero, también, en lugares insólitos que revelan la necesidad de expresión y el deseo de que el mensaje perdure. Se han encontrado algunos a la altura extrema de un techo o en una reja con un vidrio de por medio.

Los bancos de fórmica permiten las impresione­s a modo de pizarra blanca. “Hay un vacío que llama a ser llenado, a ser delimitado o marcado como espacio propio, espacio personal”, dice Martínez.

“El banco es un espacio en blanco libre y potencial de proyeccion­es, se escribe sobre él, en momentos casi invisibles para el docente, aunque esté presente”, se indica en las conclusion­es de la tesis. En esos momentos, el alumno se evade por segundos de la clase o se ausenta por aburrimien­to, y comienza a crear.

La mayoría de los grafitis se realizan con liquid paper y fibrón negro indeleble, entre otros materiales, que generan una estampa firme, fuerte y permanente. La intención pareciera ser que se mantengan en el tiempo y sean vistos. Los grafitis, además, mantienen la impronta de lo clandestin­o y de lo rebelde. Son, dice Martínez, como una huella teñida de lo prohibido y de lo espontáneo, pero

 ?? (FOTOMONTAJ­E) ?? Mensajes a los otros. Las inscripcio­nes en los bancos son signos de identidad y pedidos de auxilio. Se arman diálogos, inscriptos en paredes y bancos.
(FOTOMONTAJ­E) Mensajes a los otros. Las inscripcio­nes en los bancos son signos de identidad y pedidos de auxilio. Se arman diálogos, inscriptos en paredes y bancos.

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