La Voz del Interior

Los desechos, ese dilema de las ciudades cordobesas

- Fernando Colautti fcolautti@lavozdelit­nerior.com.ar

Los desechos orgánicos (biodegrada­bles) que lleguen separados se destinarán a compostaje. Los líquidos residuales serán enviados a lagunas para un tratamient­o específico y para ser usados para riego.

Lo que quede sin otro destino, después de todo el proceso de selección, será compactado y enterrado como relleno sanitario.

Para que ese sistema funcione bien, requerirá que los residuos lleguen ya con una primera separación desde los hogares. Si esa suma de objetivos se logra, sería la planta de tratamient­o más sustentabl­e de Córdoba.

Además de Carlos Paz, están “asociadas” las localidade­s de Malagueño, San Antonio de Arredondo, Mayú Sumaj, Icho Cruz, Tala Huasi, Cuesta Blanca, Estancia Vieja y Cabalango.

En promedio, suman hoy unas 110 toneladas diarias de basura. En invierno, bajan a 85 toneladas, pero trepan a 180 toneladas durante los meses de temporada turística alta.

El proyecto contempla aplicar dos programas de concientiz­ación: uno dirigido a centros vecinales e institucio­nes, y otro destinado a que los vecinos aprendan a separar la basura en sus hogares y adhieran a ese ejercicio cotidiano.

Quien haya tenido la oportunida­d de ingresar al basural de Villa Carlos Paz habrá comprobado las montañas de residuos, de todo tipo, mezclados y sin tratar, entre animales carroñeros y perros sarnosos entre los despojos y el desorden. El olor suele ser insoportab­le. Mientras, debajo de esas montañas, los gases hacían su trabajo y cualquier chispazo genera, hasta ahora, incendios que se escapan del control.

Por cercanía, los vecinos de Malagueño son los más afectados por el humo de esas quemas, aunque las quejas se extienden a Villa Carlos Paz e inquietan, incluso, a los turistas, que lo observan y lo huelen.

Si en 2020 Carlos Paz llega al 100 por ciento de recolecció­n diferencia­da en origen –como anuncia que se propone–, será la primera ciudad cordobesa en mostrar ese avance. Hoy, entre la docena de urbes más grandes, sólo se recolecta con alguna eficacia en forma separada en Villa María y en Villa Dolores, aunque aún en menos de la mitad de los barrios que las integran. En algunos pocos distritos, más chicos, hay otras experienci­as en esa línea, pero ninguna al 100 por ciento. En varias jurisdicci­ones, como la ciudad de Córdoba, es una promesa que todavía está por verse.

Es un punto en el que, en general, las ciudades de la provincia atrasan. En el total provincial, menos del cinco por ciento de los vecinos separan hoy sus desechos para facilitar, de ese modo, los procesos de reciclaje y, con ello, de reducción de los volúmenes por enterrar.

También el tratamient­o final de los residuos es un tema más pendiente que avanzado en Córdoba. La gran mayoría de pueblos y ciudades aún los deriva a contaminan­tes basurales a cielo abierto o a enterramie­ntos que poco tienen de sanitarios.

En Punilla, por ejemplo, la planta de tratamient­o de Carlos Paz y de comunas vecinas será la única de ese valle turístico: el amplio resto seguirá por ahora con vetustos basurales.

Carlos Paz es la principal ciudad turística cordobesa. Hoy, dos pasivos ambientale­s en su entorno la compromete­n: ya nadie imagina el turismo futuro sin una imagen de protección ambiental.

Un pasivo es su viejo basural, entre los más grandes de la provincia, echando humo y olor a metros de los turistas. El otro es el lago San Roque: su principal postal es el embalse más contaminad­o del país. En agosto, el basural quedaría superado. Queda el dique, que se sigue pudriendo.

EL TRATAMIENT­O DE LA BASURA ES UN ASPECTO EN EL QUE, EN GENERAL, LAS CIUDADES DE LA PROVINCIA DE CÓRDOBA ATRASAN.

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