Injustificable exabrupto
gobierno de Macri”.
Participaban, entre otras agrupaciones, el Partido de los Trabajadores Socialistas, el Partido Obrero, la Izquierda Socialista, el Nuevo Movimiento al Socialismo y el Movimiento Socialista de los Trabajadores.
Sobrero fue el primer orador. No hubo rectificaciones inmediatas, aunque el desarrollo del acto lo hubiese permitido.
Tampoco nadie le puso un freno a la militancia, que cantaba, a tono con el discurso emitido desde el palco: “A vos te queda poco, Mauricio botón. Te cortamos los puentes, te paramos el país, estamos contra el ajuste y el FMI”.
Recién al caer la noche, ante las requisitorias periodísticas, Sobrero intentó justificarse. Habría cometido un furcio: “Lo que quise decir es que caiga el plan económico del Gobierno”, explicó.
Más allá de que no se advierte diferencia alguna entre la sentencia original y la corregida –el plan económico de cualquier gobierno es consustancial a esa administración–, se observan en el discurso del acto un énfasis y una insistencia en el concepto clave que no suelen presentarse en un furcio.
Los verbos son claros: si en la caída inicial está implícito un “hacer caer” asociado a “seguir empujando”, a continuación el “tirar abajo” y el “echar” refuerzan la idea.
Si los dichos de Sobrero fueron, para decirlo musicalmente, la voz solista, el coro de la militancia estuvo en sintonía: cuando afirmaba que a Macri le “queda poco”, no se estaba refiriendo al tiempo que falta para las próximas elecciones presidenciales.
Como dijimos recientemente a propósito de otras declaraciones censurables, la convivencia democrática permite lógicos disensos entre los oficialismos y los opositores, medidas de fuerza, actos de protesta y discursos críticos. Pero en ningún caso y con ningún argumento se puede admitir que alguien quiera echar por la fuerza a quien gobierna.
Por si no se entiende, cualquier gobierno democrático está en todo su derecho a definirse ideológicamente como desee. Puede, si así lo quiere, ser de derecha. Y hasta tomar medidas impopulares, si lo cree necesario. Y, mientras respete el marco legal, todo el sistema político está obligado a respetar la duración constitucional de su mandato.