La Voz del Interior

Los rusos, con resaca de la linda

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Los rusos eran pura resaca ayer, o al menos parte de ellos, en esta enorme nación que tiene casi 150 millones de habitantes, lo que lleva a ser prudente a la hora de evaluar cómo impactó en este país la clasificac­ión a cuartos de final de la selección local. Lo que sí se puede asegurar es que la alegría futbolera no pasó inadvertid­a y que la euforia se tradujo en litros y litros de cerveza, en calles atestadasd­egenteydea­utos,en caravanas interminab­les y en algunos hinchas sumergidos en diferentes fuentes a lo largo de Moscú, buscando traducir semejante felicidad y aplacar un poco los efectos del alcohol.

Sin embargo, vale relatar lo que, en las últimas horas del domingo, fue la transición desde la profunda Kazán hasta la alterada Moscú. El sábado a la noche, Kiel, un joven musulmán, no tenía claro cuándo jugaba su selección e incluso creía que Argentina-Francia, en su Kazán natal, era el domingo. “Nos gusta más el hockey sobre hielo”, contaba, aunque también tenía una posición tomada respecto al cruce Rusia-España: “Casi ni tenemos chances”.

En el vuelo Kazán-Moscú, repleto de argentinos que volvían después de la frustració­n, viajaban varios rusos también. Cuando la comisario de a bordo dijo que España le ganaba 1-0 a su selección casi que nadie se dio cuenta, pero en el momento que anunció el empate el estallido fue notable.

Y ni hablar cuando el avión aterrizó y se venían los penales. En el aeropuerto Domodedovo los celulares se habían transforma­do en las estrellas a través de los cuales los hinchas locales buscaban seguir la suerte de su selección. Y ya en el centro quedaba claro que Rusia había ganado porque la euforia dio paso a todo tipo de manifestac­iones, similar a lo que sucede en Argentina, con banderazos, caravanas y todo tipo de recursos para dar cuenta de una conquista histórica del fútbol de este país.

Fue el desahogo de un pueblo que le tenía cero fe a su selección antes de comenzar el Mundial y que desde bien abajo, con limitacion­es inocultabl­es, se metió en cuartos. “Sólo pido que jueguen dignamente”, había reclamado Vladimir Putin, presidente ruso, antes de comenzar la Copa. El domingo llamó al entrenador Stanislas Cherchesov para felicitarl­o. Ya fueron mucho más que dignos.

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(AP) Una fiesta. Los rusos festejaron en las calles el triunfo sobre España.

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