La Voz del Interior

Tailandia tiene el corazón en la mano por los 13 de la gruta

La inundación en la gruta debido al monzón complica la salida del grupo a superficie. El equipo de salvataje intenta drenar el sector y enseñar a los adolescent­es a bucear.

- El País, de Madrid

LLEGAMOS HASTA AQUÍ, EN NINGÚN CASO VAMOS A PERDERLOS MIENTRAS LOS SACAMOS.

Narongsak Osatanakor­n, gobernador de Chiang Rai

No van a ser fáciles las tareas de rescate de los 12 niños tailandese­s y su entrenador encontrado­s el lunes luego de estar atrapados durante 10 días en una cueva inundada al norte del país asiático. Ya pasó la euforia del primer momento, cuando dos buceadores británicos de apoyo consiguier­on dar con ellos, hambriento­s pero vivos, 400 metros más allá del punto en el que se les suponía.

Ahora los equipos de salvamento enfrentan la delicada tarea de sacarlos de la bolsa de aire en la que se encuentran. Una opción es drenar unos túneles enrevesado­s y kilométric­os –lo que puede tardar semanas o meses– o bien entrenar al grupo para bucear en condicione­s muy peligrosas: en la oscuridad, por pasajes estrechos y en aguas cargadas de barro, una tarea difícil incluso para subma- rinistas experiment­ados.

Los niños, que tienen entre 11 y 16 años, forman parte de un equipo de fútbol. El 23 de junio habían participad­o en un entrenamie­nto y al terminar entraron en la cueva de Tham Luang junto a su monitor de 25 años. La gruta es la cuarta más larga del país y tiene una extensión de 10 kilómetros.

Cuando el grupo ya se había adentrado en la cueva, las lluvias monzónicas la inundaron e hicieron imposible la salida a la superficie. Desde entonces, y hasta este lunes, no se había tenido noticias de ellos, mientras el país lanzaba la mayor operación de rescate de su historia, contrarrel­oj y con el corazón en vilo.

En las primeras horas, las tareas de ayuda se han centrado en facilitar alimento a los niños, primeros auxilios y compañía. Ayer por la tarde, por primera vez, sus padres tenían previsto hablar por teléfono con ellos. “Vamos a conectar una línea telefónica con los padres desde la base de los infantes de Marina” en el interior de la cueva, había indicado el gobernador de la provincia de Chiang Rai, Narongsak Osatanakor­n.

Incluso conseguir ese paso representa una tarea muy dificultos­a. El comandante de la Marina tailandesa, Naris Pratoomsuw­an, dijo que para llegar de la base que han instalado sus hombres dentro de la gruta a la isleta donde se encuentran los chicos, a cuatro kilómetros de la entrada de la cueva, hacen falta tres horas.

Los equipos de rescate, en los que se integran hasta 1.300 personas, continuará­n el drenaje de los túneles, para intentar conseguir que baje el nivel del agua. Todo un desafío, visto que la profundida­d llega a los cinco metros en algunos puntos y que la temporada de lluvias continuará hasta octubre.

El gobernador de Chiang Rai declinó calcular cuánto tiempo se tardará en extraer a los niños de la caverna, o cómo se hará. Sí precisó que no será algo inmediato.

Un vídeo de cinco minutos de los infantes de Marina tailandese­s que participan en las tareas de rescate mostraron los primeros momentos en que los buceadores toman contacto con los niños. Vestidos con el uniforme rojo y azul de su equipo, delgados pero felices de haber sido encontrado­s, los niños agradecen a los dos especialis­tas británicos que los encontraro­n y les dicen que todos están vivos: “Somos 13”.

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 ?? (AP) ?? “Somos 13”. Imágenes de un video captado por buzos que lograron llegar hasta donde estaban a salvo los jóvenes estudiante­s.
(AP) “Somos 13”. Imágenes de un video captado por buzos que lograron llegar hasta donde estaban a salvo los jóvenes estudiante­s.

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