Luz, cámara... ¡Mundial!
“La planificación de una cobertura como esta lleva tiempo, pero lo que nos quita el sueño a los camarógrafos es contar con todo el equipamiento técnico necesario. Cámara, micrófonos con cable e inalámbricos, luces, cámara de apoyo, cables de repuesto, todo debe tener un repuesto en viajes como estos, en los que se está muy lejos de casa para reparar algo, además del escollo del idioma y las costumbres”, cuenta Wernher.
Federico dice: “Fue una experiencia muy diferente para mí, porque yo no soy futbolero, pero es indescriptible encontrarte con el mundo que se junta acá, en esta reunión internacional para confluir en una sola causa, que es el fútbol”.
Martínez contó detalles logísticos: “Llegamos a Rusia con equipos hasta el cuello. En cada área, en cada estadio, hubo decenas de controles. Bandas magnéticas, palpación de armas, registro de bolsos, qué se puede y qué no se puede ingresar. Por ejemplo, los micrófonos inalámbricos no ingresan y los policías rusos, muy estrictos, te los retenían. Es porque usan frecuencias radioeléctricas y así evitan interferencias en los estadios. La cámara debía contar con un sticker de derechos para ingresarla y en cada lugar se necesitaban permisos y acreditarnos de nuevo. Hasta seis credenciales llegamos a tener colgadas”.
Desde lo personal, Ollier confesó: “Es increíble para alguien como yo, que no tiene este tipo de experiencias y se hace difícil describir con palabras lo que te toca vivir. Es impresionante la camaradería entre todos, no hay violentos, y sobre todo hay comunión entre los pueblos, sin contar a los rusos que nos trataron de mil maravillas. Eso impresiona mucho, son experiencias positivas cultural y deportivamente. Una linda aventura recomendable para quien alguna vez pueda asistir en el rol que sea”.
Wernher resalta la hospitalidad de los anfitriones: “Nos encontramos con un país totalmente preparado para recibir foráneos de los lugares más exóticos. Gente que toleraba con simpatía cantos de cancha en las calles, subtes, colectivos, negocios y donde se pueda imaginar. Los rusos no dejaban de sonreír, sorprendidos de esa alegría futbolera y de la espontaneidad latina. Si te veían perdido, se acercaban y te asistían. Al preguntar, te explicaban y si no los entendías te acompañaban a destino. La belleza de sus ciudades, lo imponente de su cultura y el sentido de colaboración permanente de los locales me marcaron un país realmente ameno. A eso hay que sumarle la excelente convivencia con mis compañeros, lo que hizo de esta cobertura una de las experiencias más bellas de toda mi vida profesional”.
Sin dudas ninguno olvidará estos días en Rusia trabajando sin horarios para que todo les saliera excelente, como se les dio.
MARTÍNEZ, CAMARÓGRAFO, Y OLLIER, TÉCNICO, AMBOS DE EL DOCE, CONTARON SU EXPERIENCIA DESDE OTRO ÁNGULO.