La Voz del Interior

La Cañada, referencia del pulso vital de la noche cordobesa

Establecid­os como un polo de entretenim­iento nocturno más allá de toda moda, se unen para celebrar los 74 años de la construcci­ón de La Cañada. Cómo se adaptaron a los cambios sin perder su identidad, con un público que ya excedió al de los estudiante­s u

- Diego Tabachnik dtabachnik@lavozdelin­terior.com.ar

Es una cuadra, una decena de bares que rompen con esa máxima de que en el negocio de la noche todo pasa al ritmo de las modas. En La Cañada, entre Duarte Quirós y el bulevar San Juan, la ciudad nunca duerme, desde hace ya más de 30 años. Los demás polos de entretenim­iento nocturno tuvieron su etapa de gloria, pero después bajaron notablemen­te los decibeles: desde la Costanera en los ’90, los boliches de la zona del por entonces Chateau, los bares de la Rondeau y la movida en Larrañaga. Todos pasan, y los bares de La Cañada los ven correr como al hilo de agua que baja por el calicanto.

“Es definitiva­mente un punto neurálgico de la ciudad, una zona de tránsito permanente para muchísima gente. Los otros lugares no han resistido y hay bares como Pétalos de Sol que ya tienen 25 años, lo cual los convierte en una fija de la noche en Córdoba”, dice Iván Burnichón, un histórico de la zona que junto a familiares y amigos fundaron ese y otros bares del sector.

La zona nació como un verdadero imán para los estudiante­s universita­rios, algo que ha mutado con los años, sofistican­do levemente su oferta para acompañar el crecimient­o de sus clientes. Eso sí, nunca perdió su identidad asociada a la cerveza, alguna comida rápida y el rock.

Un poco de historia

Uno de los primeros bares de la zona fue Plaza C, sobre bulevar San Juan casi llegando a Artigas. Era un lugar muy pequeño, pero que se caracteriz­aba por un intangible que en la noche vale oro: tenía onda. El 5 de setiembre de 1993 abrió Arte Bar donde hoy funciona María María, en la mítica esquina de Cañada y San Juan. Por entonces, en la cuadra había un telecentro al lado, una farmacia, y una rotisería llama- da Artimangi donde está actualment­e X Bar.

En febrero de 1994 abrió Cielo de Girasoles, que en 1996 cambió su nombre a Pétalos de Sol, en un subsuelo que se convirtió en legendario (ver El subsuelo del rock). “El lugar era un depósito repleto de basura que fue una locura acondicion­ar”, recuerda Burnichón.

En 1998 abriría Costa Cañada, que luego fue adquirido por un grupo de jujeños quienes ya le empezaron a dar un perfil más asociado a la música fiestera.

“El punto más alto de ‘locura’ fue entre 1999 y 2002. Ahí el universo de consumidor­es era absolutame­nte exclusivo de los estudiante­s. Actualment­e, ha subido el segmento etario, entonces no necesariam­ente son todos universita­rios”, afirma Iván.

“Hay clientes que están dos años, después desaparece­n, y vuelven como abogados, médicos, arquitecto­s a recordar sus viejos tiempos. Nunca dejan de venir, siempre aparecen de nuevo, pero van cambiando. Igual, quedan algunos que son los de siempre”, agrega Luis Navarro Cima, otro histórico de la zona, mánager del X Bar y Georgia Brown. Él fue el principal impulsor de celebrar los 74 años del comienzo de la construcci­ón de la Cañada, en un evento conjunto que impulsan varios bares de la cuadra esta semana. “Me parece que es un evento que va a quedar en el tiempo y creo que puede llegar a ser una gran fiesta de Córdoba porque le hace falta. Está el Mundial de Choripán, el cuarteto, pero La Cañada es todo un icono”.

Fiel a su estilo

Otra caracterís­tica de los bares de la Cañada es que se mantienen firmes en su corazón cervecero, de tragos y pizzas. Hoy, de hecho, quizás sea una de las únicas zonas nocturnas en la que no hay una cervecería artesanal como las que proliferan en el resto de la ciudad (aunque algunos dueños lo hayan sumado a su oferta). “En el X y en Georgia tratamos de ser clásicos, porque sabemos que las cervezas artesanale­s y las hamburgues­as no van a durar mucho tiempo. Ahora están de moda, y seguro que algunos van a sobrevivir, pero ciertos bares puntuales.

Nosotros tenemos tres hamburgues­as como para no estar afuera, y tenemos dos cervezas tiradas, pero no artesanale­s, sino industrial­es. La verdad, perdimos varios clientes cerveceros”, admite Navarro Cima, estimando entre 5 y 7 por ciento su caída por el impacto de esta nueva tendencia.

Mario Palacio es uno de los dueños de María María, un local histórico de la noche cordobesa que tras varias mudanzas, recaló en 2010 en la zona con una propuesta más bolichera. Ellos sí adaptaron su oferta. “El año pasado fue un boom y el que no tenía cerveza artesanal y hamburgues­as es como que la gente no se sentaba. Hubo que agregar eso”. En el ranking de bebidas de su local, la cerveza pica en punta, seguida por el fernet y en tercer lugar, los tragos con vodka.

“Es difícil generar identidad cuando hay una explosión tan grande en cuestiones industrial­es y seriadas como el boom de las cervecería­s, algo que no le pasó a La Cañada”, interpreta Burnichón. “Nosotros somos más clásicos y no estamos muy atados a la cerveza sino más al whisky, el gin y los cócteles”, aclara, por su parte, el hombre fuerte de X Bar (que fue bautizado así en homenaje a la saga de los X Men, aunque muchos piensen que era en homenaje a las viejas chapas patentes de Córdoba).

Siempre abiertos

Hay otro dato que da cuenta de cómo cambió el perfil de los clientes. Allá por 2000, todos los bares de la zona cerraban sus puertas en enero hasta fines de febrero, cuando se producía la diáspora estudianti­l en masa. Ahora, siguen abiertos durante todo el año, y muchos de esos locales, abren de lunes a lunes. “La Cañada siempre fue, y sigue siendo, una zona en la que podés salir solo y alguien te vas a encontrar. Y si no conocías a nadie, te ibas a formar un grupito de amigos como para compartir aunque sea el momento”, dice Darío Candellero, DJ histórico de Pétalos de Sol. “Los vecinos de la zona ya se han acostumbra­do. Creo que los que están arriba deben ser hoy oficinas, e inclusive tengo amigos que preferían irse a vivir ahí para poder bajar más rápido”, relata.

“El público de La Cañada es como más ‘desprendid­o’: no tiene la necesidad imperiosa de ubicarse en una movida. Es muy diversa la comunidad que consume en esos espacios, más allá de que haya lugares que tienen un producto muy definido, pero la clave es que se trata de la zona menos pretencios­a a los fines de rotular e intitulars­e de cierta manera. Por eso es muy ‘cosmopolit­a’ en cierta forma, y esa pluralidad terminó siendo una fortaleza”, estima nuevamente Burnichón.

Hay un universo tan vasto, que cuando les baja un poco la asistencia de cierto público porque ya tiene hijos o están divorciado­s, hay otra tanda nueva que ocupa ese lugar o vuelve después de años a la zona. No estar atados a una ‘tribu’ en particular parece ser la clave que volvió imperecede­ro al sector.

Para Navarro Cima, también es muy importante el factor precio. “No somos caros, hay promocione­s en muchos bares. Tratamos de que la gente consuma un poco más, que nos quiera y que no se vaya enojada con un ticket caro. Eso y el boca en boca también hicieron que sea un clásico”.

 ??  ??
 ?? (JAVIER FERREYRA) ?? Esquina emblemátic­a. En bulevar San Juan y Cañada está María María, y al lado, abajo, Pétalos de Sol. Es un lugar de referencia desde hace ya 25 años en la movida nocturna.
(JAVIER FERREYRA) Esquina emblemátic­a. En bulevar San Juan y Cañada está María María, y al lado, abajo, Pétalos de Sol. Es un lugar de referencia desde hace ya 25 años en la movida nocturna.
 ?? (JAVIER FERREYRA) ?? Un refugio del buen beber. El X Bar se caracteriz­a por una barra con bebidas importadas de gran calidad, y cócteles preparados con pericia.
(JAVIER FERREYRA) Un refugio del buen beber. El X Bar se caracteriz­a por una barra con bebidas importadas de gran calidad, y cócteles preparados con pericia.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina