La Voz del Interior

La encerrona de Macri

- Juan Turello Más y menos jturello@lavozdelin­terior.com.ar

Desde fines de abril, la Argentina soporta una corrida cambiaria apenas contenida por la suba de tasas, que son “impagables” para la producción, advierte el consultor Oscar Piccardo.

La corrida se transformó en crisis financiera por la rotura de la cadena de pagos, en especial de las Pyme. Las empresas crearon un “default privado” al no pagar cheques emitidos a fecha y evitar tasas de entre 50 y 60 por ciento para el descuento en bancos. Los valores rechazados son renegociad­os con los acreedores a menor tasa y a plazos más largos.

El auxilio del Ministerio de Producción a 12 bancos públicos, para que descuenten cheques a una tasa del 29 por ciento es de resultado incierto.

La economía real ya muestra la parálisis que se insinuó en abril y se profundizó durante los dos últimos meses.

Algunos botones de muestra. Las ventas minoristas cayeron 2,9 por ciento en junio y acumularon 4,2 por ciento en el primer semestre en la provincia. La caída es más grave en la Capital, donde se derrumbaro­n 5,5 por ciento en junio.

También se desplomó la venta de automóvile­s y las fábricas ensamblaro­n menos unidades. El retroceso llegó a los créditos hipotecari­os, aunque las ventas sin financiaci­ón registran buenos indicadore­s. Casas y departamen­tos se abarataron en dólares.

El Gobierno atribuye la crisis a una “tormenta perfecta”, como la definió Javier González Fraga. La suba de tasas en Estados Unidos, la crisis en Brasil, la peor cosecha de los últimos 14 años –se recolectar­on sólo 37 millones de toneladas de soja, con una pérdida de 4.200 millones de dólares– y los errores de política económica.

El problema es que casi el 66 por ciento –dos de cada tres– cree que Mauricio Macri y su equipo no manejaron bien la crisis, según la última encuesta de Gustavo Córdoba & Asoc. Otro dato inquietant­e: seis de cada 10 argentinos ya no confían en el Presidente.

¿La crisis económica puede convertirs­e en crisis política? No hay salvadores a la vista: el 51 por ciento cuestiona a la oposición, según esa muestra.

Macri apuesta a soportar el semestre en curso. Después del verano, llegarían, sucesivame­nte, las cosechas de trigo y de soja, cuyos dólares aliviarían al Tesoro nacional. De allí, la decisión de no tocar las retencione­s para alentar la producción.

El recorte en el gasto profundiza­rá la caída en la actividad. Asoman dos trimestres recesivos. Hasta ahora, no hubo pérdidas importante­s de puestos de trabajo, pero la situación social es delicada.

El ministro de Industria, Roberto Avalle, anticipó que Córdoba recreará el consejo consultivo para analizar los procedimie­ntos de crisis en las empresas.

El problema es que Macri no está dispuesto a corregir sus dogmas de no aplicar retencione­s al campo ni a la minería (ni siquiera reinstaura­rlas a cuenta del pago de impuestos), ni tampoco gravar la fuga de dólares por turismo o importacio­nes.

La salida parece ser el recorte de gastos en el Estado nacional y la transferen­cia de servicios a las provincias, junto a un menor presupuest­o en organismos nacionales. El esquema no es fácil

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Viento en contra. Lo que viene.

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