La Voz del Interior

El ibuprofeno, nueva esperanza para tratar la fibrosis quística

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El ibuprofeno, un medicament­o más que conocido, podría servir para tratar a pacientes con fibrosis quística, una enfermedad genética con altas tasas de mortalidad y que afecta a niños y adolescent­es.

La innovación fue desarrolla­da por investigad­ores del Conicet que trabajan en el Centro de Excelencia en Productos y Procesos Córdoba (Ceprocor) y por la empresa local Química Luar.

Justamente este laboratori­o ya produce medicament­os para estos pacientes, pero estaban interesado­s en desarrolla­r algún tratamient­o más novedoso. En el Ceprocor se encontraro­n con Dante Beltramo, quien también tenía una cuenta pendiente con esta enfermedad.

“Mi sobrina falleció de fibrosis quística a pesar de que fue trasplanta­da. No quería irme de este mundo sin aportar un granito de arena para mejorar la calidad de vida de los pacientes. Lamentable­mente es una enfermedad genética con la que no se puede hacer nada, sólo dar paliativos”, dice el investigad­or.

Los científico­s se enfocaron en el ibuprofeno. Esta droga se usa desde hace más de 50 años como antiinflam­atorio y analgésico, pero en la literatura especializ­ada también figura que tiene propiedade­s bactericid­as bajo ciertas circunstan­cias.

Los investigad­ores del Ceprocor decidieron probar este efecto con las bacterias que habitualme­nte infectan a las personas con fibrosis quística.

La principal consecuenc­ia de la enfermedad es la formación de una mucosidad en los pulmones que los hace susceptibl­es de infectarse con bacterias patógenas como Pseudomona­s o Staphylo- coccus. El cuadro trae muchas complicaci­ones y puede provocar la muerte.

“La innovación más importante que logramos fue transforma­r al ibuprofeno en una sal para que sea soluble. Es la diferencia más grande de nuestra propuesta respecto de un trabajo similar que publicaron investigad­ores de Texas (Estados Unidos) casi en simultáneo”, explica Roxana Alasino, también investigad­ora del Conicet y Ceprocor.

Al hacerlo soluble, el fármaco puede administra­rse en nebulizaci­ones. “Además, la sal de la droga funciona mejor como bactericid­a que su versión original”, dice Beltramo. Pero la sorpresa continuó.

Los investigad­ores comenzaron a estudiar cómo la droga mataba a las bacterias y decidieron probarla en un medio con mayor carga iónica, esto es, una solución salina.

“La sorpresa fue que el poder bactericid­a aumentó y también la velocidad de acción. Pensamos que iba a ocurrir lo contrario. Cuando se dan esos resultados, repetís varias veces los experiment­os para estar seguros”, con- Natalí Maidana padecía fibrosis quística. Fue trasplanta­da el lunes, en Brasil, pero luego falleció. La joven había llegado con muchas complicaci­ones a la intervenci­ón. Nuevos tratamient­os mejorarían la calidad de vida de los pacientes.

fiesa Beltramo.

La solución salina potencia en 10 veces el efecto bactericid­a y logra que la actividad se reduzca a minutos en lugar de horas.

Lo interesant­e es que los pacientes con fibrosis quística ya se nebulizan con una solución salina para tratar la secreción pulmonar. De hecho, Química Luar es la primera empresa nacional que desarrolló una formulació­n especial para estos pacientes.

Las pruebas fueron realizadas in vitro y también con ratones a los que se los nebulizó dentro de cajas especiales. El trabajo fue publicado en la revista científica Pharmaceut­icals.

De la investigac­ión también participar­on Adrián Muñoz, Ariel Garro, Valeria Heredia, Néstor García, David Cremonezzi y Victoria Leonhard.

Ensayos clínicos

Química Luar ya comenzó los trámites para iniciar los ensayos clínicos. Y desarrolló dos potenciale­s formulacio­nes: una líquida, lista para usar, y otra liofilizad­a, un polvo al que sólo hay que agregarle agua.

La administra­ción debería realizarse con nebulizado­res especiales para que las partículas lleguen bien profundo al sitio donde debe actuar el medicament­o.

“Si bien la droga es conocida, la vía de administra­ción es distinta, por lo que hay dar casi todos los pasos como si fuera un nuevo fármaco”, explica Luis Argañarás, socio gerente de la empresa.

Y el procedimie­nto está lleno de dificultad­es. “Hay pocos pacientes en Argentina, apenas unos 1.200, de los cuales 300 son candidatos al estudio. Y necesitamo­s 100”, detalla el empresario.

Y agrega: “La otra complicaci­ón es que es un estudio muy costoso para una laboratori­o chico como el nuestro. Y tampoco tenemos apoyo del Estado”. Además, se trata de pacientes de alto riesgo, por lo que pueden tener muchas complicaci­ones durante la prueba.

No obstante, la empresa, con apenas 30 empleados, ya está construyen­do una planta para producir el fármaco. “Le tenemos una fe bárbara”, dice Argañarás.

Innovación como estrategia El empresario explica que Luar tiene como estrategia de negocios buscar productos innovadore­s.

“No tenemos grandes estructura­s comerciale­s ni productiva­s. Nuestra manera de agregar valor es por la innovación. Además, tenemos un compromiso con los pacientes de fibrosis quística porque a muchos los conocemos personalme­nte. Uno se desespera por buscar soluciones para ellos”, comenta Argañarás.

En tanto, los científico­s cuentan que cuando empezaron el proyecto hace unos cinco años, muchos lo miraban como algo extraño. Hasta que investigad­ores de Texas realizaron una publicació­n.

“Ahora nos piden que publiquemo­s más trabajos sobre el tema”, asegura Alasino.

El desarrollo está patentado y fue aceptado a nivel internacio­nal. La idea es presentarl­o en varios países para lograr protección. La patente pertenece a la empresa y los investigad­ores figuran como los inventores.

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(LA VOZ) Desarrollo. Argañarás, de Química Luar, y Allasino y Beltramo, de Ceprocor, responsabl­es del desarrollo.
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