El horario extendido aún no prende
La mayoría de los negocios del Centro cerraron a las 14, como es habitual. Los controles municipales se prolongaron hasta las 15. Recién entonces aparecieron los manteros.
El único punto que modificó el anuncio de la Cámara de Comercio de Córdoba sobre la extensión del horario de atención de los negocios del Centro los sábados fue el de la venta ambulante. Ayer fue la primera experiencia.
Por los controles municipales –también extendidos–, los manteros de la calle San Martín y de otros puntos de la peatonal recién exhibieron sus mercaderías en ese sector a partir de las 15.
El resto del movimiento mercantil casi no se modificó. Ni los comerciantes ni los consumidores notaron el impacto de este primer sábado con horario ampliado.
En la práctica, la intención de la Cámara de Comercio de llevar el horario de cierre a las 15 se cumplió parcialmente. Desde hace varios años, la mayoría de los negocios del Centro atienden hasta las 14. Ayer, como casi siempre, a esa hora bajaron las persianas y el flujo de transeúntes comenzó a decaer.
En las galerías, los locales tuvieron puntualidad inglesa para cumplir con su hora habitual de cierre, a las 14. El resto de los comercios, inclusive los tradicionales puestos azules de venta ambulante, fueron cerrando sus puertas de manera paulatina hasta llegar a las 14.30.
Sólo un puñado de comercios de ropa, reconocidas marcas locales y franquicias de grandes firmas porteñas, cumplieron con la consigna. Por curiosidad, algunos negocios particulares estiraron el cierre, aunque en líneas generales no percibieron un impacto en las ventas.
Expectativa
Es cierto. Aún es muy temprano para realizar un balance sobre el resultado de la primera experiencia con horario extendido los sábados. No obstante, los comerciantes no se hacen grandes ilusiones.
Dueños y empleados consultados por este diario no están convencidos de que abrir unas horas más se traduzca en una suba de las ventas. “Lo único que se aumenta
son los gastos”, graficó el empleado de una zapatería, que prefirió resguardar su nombre.
“No creo que vayan a aumentar las ventas, la gente que viene el sábado lo hace por un canje o viene de paseo y no necesariamente a comprar”, dijo Gastón Contreras, empleado de una casa de ropa formal para hombres.
Varios empleados coincidieron con este diagnóstico. Y algunos memoriosos aportaron que hace casi una década también se intentó ampliar el horario. Aquella primera prueba piloto no tuvo éxito.
Sin embargo, desde la entidad comercial se mostraron auspiciosos con la medida. “Notamos que hubo mucho movimiento hasta esa hora”, dijo a La Voz, Cristian Pastore, director ejecutivo de la Cámara. La misma impresión tuvo Nicolle Aquiles encargada de un negocio de ropa para mujeres. “Antes estábamos trabajando hasta las 14 y ahora hasta las 15. Vemos que se mantiene el movimiento en la calle”, aseguró .
El gremio puso el grito en el cielo con la extensión horaria y prometió controles. Este diario intentó ayer, sin éxito, comunicarse en varias oportunidades con el titular de la Asociación Gremial de Empleados de Comercio (Agec), Pablo Chacón, para conocer qué tipo de fiscalización laboral habían implementado. No hubo respuesta.
Lo cierto es que gran parte de los comercios ya abren una hora más los sábados y las grandes marcas, sobre todo los negocios de electrodomésticos, hasta las 18 .
En cadena
El ecosistema económico del Centro es muy complejo. Tocar una fibra de este esquema puede producir un comportamiento en cadena. Por ejemplo, los tradicionales puestos azules de la peatonal mantienen el mismo horario que el resto del comercio, y cualquier cambio en los locales los impacta directamente.
Los vendedores ambulantes tampoco creen que la ampliación horaria vaya a beneficiarlos, porque en la práctica ya cierran a las 14.30.
Además, la mayor carga horaria y la posibilidad de extender la atención hasta las 18 (ese horario comenzaría a implementarse en algún momento del segundo semestre) no cayó bien a la mayoría de los empleados.
La tensa convivencia entre los comerciantes y los manteros también es un punto sensible de la dinámica del Centro. Los controles de la Municipalidad ayer fueron estrictos. Hasta las 15 no se vio a ningún ambulante exhibir sus mercaderías en la vía pública. Pacientes, esperaron en las galerías y en algunos portales para poder desplegar sus productos.
Pero a las 15.01, la calle San Martín tomó de golpe otra fisionomía. Ropa de todo tipo, anteojos de sol y una variopinta batería de productos. “Hay que convivir. No tengo ningún problema con esto”, dijo Mario Ortiz, vendedor ambulante desde hace ocho años.
Para los manteros la extensión horaria les “robó” una hora actividad. Acostumbrados a desplegar su arsenal a las 14, aguantaron hasta que se fuera el último inspector municipal.
Varios se mostraron preocupados por la extensión horaria, más si el cierre se estira hasta las 18. “En ese caso vamos a tener que venir a trabajar a las 5 de la mañana”, ironizó una mujer con más de 10 años en el rubro.
HAY QUE CONVIVIR. NO TENGO NINGÚN PROBLEMA CON ESTO. CON ESTE TRABAJO COME MI FAMILIA.
Mario Ortiz, mantero de la calle San Martín
AHORA ESTAMOS TRABAJANDO HASTA LAS 15. VEMOS QUE SE MANTIENE EL MOVIMIENTO.
Nicolle Aquiles, encargada de un negocio de indumentaria
NO CREO QUE VAYAN A AUMENTAR LAS VENTAS, LA GENTE QUE VIENE EL SÁBADO LO HACE POR UN CANJE O DE PASEO.
Gastón Contreras, empleado de un local de ropa masculina