Industria y comercio, con poco margen para seguir aumentando
En pleno debate entre los economistas acerca de cuánto tiempo se extenderá la “caída” o la “recesión”, según cada evaluación, los precios de los supermercados muestran una radiografía del impacto inflacionario.
Pero, a nivel comercial e industrial, hay otros precios que están en pleno movimiento desde el inicio del año y, con mayor intensidad, a partir de mayo, cuando el dólar dio su gran salto.
Un recorrido por distintos sectores permite visualizar cuál es el nivel de esos ajustes y también algunas estrategias de los principales proveedores de insumos para afrontar el enfriamiento de la demanda.
Los sectores más afectados por el nuevo valor del tipo de cambio son aquellos con insumos dolarizados. Es el caso de la chapa, el acero, los productos eléctricos, los derivados del petróleo, plásticos y químicos, entre una larga lista.
Roberto Barbieri, gerente general de Marco Aurelio Sosa, una tradicional proveedora del sector metalúrgico, indicó que las listas de los productos metalíferos se mueven en función del tipo de cambio, con lo cual desde el inicio del año la actualización alcanzó 46 por ciento.
“En los últimos días, nos ha llegado la posibilidad de aplicar un descuento del cuatro por ciento de bonificación siempre que los pagos se realicen en término. Los caños están algunos puntos por debajo de esa suba”, comentó.
Plásticos pero inelásticos Una situación similar atraviesa la industria plástica. En el caso del polipropileno genuino, no reciclado, el aumento desde finales de abril a la fecha fue de un escalofriante 43 por ciento.
“En los dos últimos meses solamente subimos la lista un 15 por ciento, en tres etapas. Estamos por debajo de lo que correspondería para salvar los costos, pero lo tomamos como una estrategia en el mercado”, señaló Víctor Pévere, titular de Juntamás Plásticos.
Los envases son vitales para esa industria. “En todo el año subimos el 25 por ciento el precio de los envases plásticos. Pero el gas nos aumentó el 46 por ciento, la electricidad el 35, el film tricapa el 47 y el masterbach (colorantes para plástico) el 65 por ciento”, describe con precisión Domingo Benso, de Capyc Devoto.
En los termoformados (donde vienen el dulce de leche, las cremas y los yogures, por ejemplo) no hay demasiado margen para contener las subas: los costos están repartidos en partes iguales por tercios. Electricidad, mano de obra y materia prima inciden en forma similar. “Aumentamos por debajo de nuestros costos y por suerte en junio tuvimos ventas récord”, agregó Benso.
El caucho de uso industrial le sigue de cerca los pasos al plástico. En los últimos 80 días trepó el 42 por ciento.
Lo mismo ocurre con la perfilería de aluminio. Los precios trotan al lado de la cotización del dólar. En el sector de las aberturas, un riesgo latente es que se hayan producido cotizaciones de obras al tipo de cambio a 22 o 23 pesos y si el fabricante no compró los insumos tendrá que absorber el quebranto o renegociar con el cliente.
Diferente es el caso de quienes tienen en el cemento a su principal insumo.
En las últimas dos semanas los productores de bloques cementicios y estructuras de hormigón se encontrar con aumentos en torno del 10 por ciento en junio, pero en mayo había subido el 12 y se espera el aumento de julio, describió César Berardo, fabricante de La Marchesina, hormigón elaborado.
“Subió el cemento, los áridos igual. Baja el dólar pero los precios no bajan. El aumento es por los fletes y las tarifas. El cemento, por ejemplo, además de piedra tiene otros tres insumos vitales: luz, gas y fletes”, explicó Carlos Zaffi, de Premoldeados Rivadavia. Es decir, el retoque en los combustibles volverá a empujar al transporte.
Alimentos en movimiento En el caso de la industria de la alimentación, el principal movimiento de precios se registró en la harina, que subió un ciento por ciento desde que arrancó este año, en parte por la escasez de trigo para molienda y también por el Chapa, acero y aluminio, a la cabeza de los aumentos.
Chapa, acero, aluminio, polímeros y derivados del petróleo, verificaron aumentos a la par del dólar. A partir de mayo, las subas de esos insumos se ubicaron entre el 43 y el 46 por ciento. Las industrias trasladan todo o una parte de esos aumentos. Los distribuidores son los que menos margen de acción tienen, pero las subas son variables.
LOS SECTORES PRODUCTIVOS CON INSUMOS DOLARIZADOS SON LOS QUE AFRONTAN LA SITUACIÓN
MÁS COMPLEJA.
corrimiento de la cotización en los mercados.
Este insumo para la panificación, creció desde 270 pesos la bolsa en enero, a 700 en junio. Ahora bajó a 600, indicó Luis Barrionuevo, del Centro de Panaderos (Cipac). Pese a ser un elemento vital, su incidencia en la estructura de costos no es tan alta como el resto de los factores: locaciones, servicios, salarios e impuestos.
El azúcar, otro elemento principal, prácticamente no varió, pero sí lo hicieron los productos oleicos, como aceites y grasas, desde el ocho hasta el 30 por ciento.
Las grandes alimentarias, en realidad, no saben bien dónde están paradas porque el tipo de cambio continúa moviéndose y la mitad de sus insumos son importados. “En general, los precios están marcados a un valor del dólar de 22 pesos”, aseguró un ejecutivo del sector. “La gran caída del consumo masivo de los últimos tres meses, se suma a la registrada en 2016 y 2017”, agregó.
“En junio el promedio ponderado de aumentos fue del siete por ciento. Lo que más impactó, el fueloil y el gas envasado que subieron un 30 por ciento. En el resto de los insumos no están copiando exactamente la devaluación, esperemos que esta vez sea así, diferente a otras ocasiones en que aumentó el dólar”, evaluó Ercole Felippa, presidente de la láctea Manfrey.
Diversidad comercial
A nivel comercial, el traslado a precios resulta inevitable. En las telas, por ejemplo, los productos importados (que conforman una gama enorme en la oferta) siguen el ritmo del dólar. “En cambio, en el sector abastecido por fábricas nacionales el incremento se situó en el 15 por ciento cuando el dólar pasó de 20 a 22 pesos y ahí se man-