La Voz del Interior

Impulsada por la fuerte suba de los alimentos, la inf lación de junio fue 3,7%

La comida aumentó 5,2%, un punto y medio más que el índice general de precios. La meta del Gobierno nacional para 2018, que era del 15%, se superó en la mitad de tiempo.

- Pablo Petovel ppetovel@lavozdelin­terior.com.ar

Como se esperaba, el fuerte incremento del tipo de cambio de mayo y de la primera quincena de junio se trasladó a la canasta básica, lo que disparó el índice de precios al consumidor (IPC) hasta el 3,7 por ciento el mes pasado.

El dato del Indec había sido adelantado por la mayoría de las consultora­s privadas, las mismas que, a su vez, pronostica­n un incremento para fin de año de al menos 30 por ciento.

La inflación de junio demuestra una evidente transferen­cia a los precios minoristas del incremento del dólar de los últimos dos meses. El tipo de cambio –cotización del Banco Nación– pasó de 20,80 pesos (el 27 de abril) a 28 pesos (el 22 de junio): una suba del 34,6 por ciento en poco menos de 60 días.

Con un impacto menor a partir de la quita de los subsidios a las tarifas eléctricas y al gas (que impulsó el IPC en abril y en mayo), el nivel general en junio fue traccionad­o hacia arriba por los fuertes aumentos de los alimentos.

Según el informe del organismo oficial, ese ítem (alimentos y bebidas no alcohólica­s) trepó el mes pasado un 5,2 por ciento, un punto y medio por encima del promedio de la suba de precios. En el semestre, ya aumentó 17,3 puntos por- centuales.

Las bebidas no alcohólica­s forman parte del mismo rubro que releva el Indec, pero en el desagregad­o se advierte que estas no sufrieron aumentos relevantes si se comparan con los de la comida.

También influyó en el dato nacional el aumento del transporte en la Ciudad de Buenos Aires y en el conurbano bonaerense. Ese rubro subió un 5,9 por ciento.

Los alimentos que más subieron en junio fueron la harina (25,8%), la botella de aceite (11,8%), el pan francés (10,8%), la carne picada (8,4%) y el pollo (5,6%).

Lo esperado

Los cálculos de todas las consultora­s privadas habían adelantado aumentos de esta magnitud. A su turno, Ferreres y Asociados

(3,9%), EcoGo (3,7%), el Instituto Estadístic­o de los Trabajador­es

(3,5%) y Macroview (3,2%), entre otras, adelantaro­n incremento­s en junio del orden del tres y del cuatro por ciento.

“Es un esperable reflejo de la suba del dólar”, dijo Nadin Argañaraz, director del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf). “La fuerte devaluació­n y el impacto que eso tiene en Argentina no sorprenden en absoluto”, agregó.

Según el economista, “Argentina va a tener una inflación en torno al 30 por ciento anual entre diciembre de 2017 y diciembre de este año”, y lo que queda, en materia de control de precios, es “mirar

a 2019, donde el Gobierno ha puesto una meta del 17 por ciento anual”.

¿La podrá cumplir? Argañaraz dijo que lo hará “en la medida en que baje la tasa de emisión de pesos”, algo que está plasmado en el acuerdo alcanzado con el Fondo Monetario Internacio­nal (FMI). El organismo crediticio recomienda una tasa de expansión monetaria del 21 por ciento, varios puntos por debajo del promedio actual, que está en el orden del 26 por ciento.

Por encima del índice general se ubicaron también el rubro salud, que de la mano de las prepagas aumentó 4,3 por ciento en junio, y equipamien­to para el hogar (4%).

Si se compara junio de este año con el mismo mes de 2017, la inflación alcanzó el 29,5 por ciento.

Núcleo duro

El mayor problema para controlar la suba de precios es la llamada inflación núcleo, que el Gobierno no sólo no logra frenar, sino que aumenta mes a mes.

La inflación núcleo es aquella que excluye los precios regulados, como las tarifas, el valor del boleto de transporte y, en general, los precios que son fijados por el Estado. Tampoco tiene en cuenta productos ni servicios estacional­es.

Es importante porque permite analizar la tendencia de los precios a mediano plazo, al ser un dato “limpio” de los ajustes de tarifas, que, en el caso de Argentina, venían de un prolongado atraso.

Este dato fue bajando hasta octubre del año pasado, pero se amesetó en el 20 por ciento interanual y luego volvió a subir en el segundo trimestre de 2018. En junio, marcó 4,1 por ciento y ya está en el 26,9 interanual.

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