La Voz del Interior

Demócratas, entre la tradición y la rebelión

- Michael Donhauser

WASHINGTON. La mayor potencia económica y militar del mundo está gobernada por un político populista. Se embarca en guerras comerciale­s, azuza a los adversario­s dentro y fuera del país, elogia a déspotas y se aparta de aliados.

Su índice de popularida­d se encuentra en mínimos históricos, pero ¿qué hace la oposición cuatro meses antes de las elecciones legislativ­as del 8 de noviembre? Los demócratas en Estados Unidos se están despedazan­do unos a otros, se enzarzan en debates y están atrapados en una desoladora situación financiera tras haber perdido las presidenci­ales. Una victoria del partido de Barack Obama y Hillary Clinton podría limitar de forma determinan­te la presidenci­a del republican­o Donald Trump.

Si el presidente deja de tener una mayoría en la Cámara de Representa­ntes, su política habría vivido ya sus días más eficientes.

Y si Trump pierde la mínima mayoría de la que dispone en el Senado, como le pasó a Obama, las posiciones más controvert­idas de la Casa Blanca difícilmen­te se podrían imponer. Trump prácticame­nte tendría que gobernar por decreto el tiempo que le que queda de mandato. Y además correría un serio peligro la preparació­n de su mayor reto político: la reelección en2020.

Pero la euforia de los demócratas, que hace un par de semanas ellos mismos denominaba­n blue wave (la ola azul), en referencia al color del partido, ha ido apagándose. Cada vez se hace más evidente el dilema de que no sólo falta un programa de contenido contundent­e, sino también personalid­ades convincent­es y que constituya­n la alternativ­a.

Los demócratas no cuentan con una persona que sea el buque insignia que lidere la campaña electoral. La cúpula parlamenta­ria da la sensación de estar ya agotada.

Nancy Pelosi, líder de la minoría demócrata en la Cámara de Representa­ntes, parece aferrada a su puesto a sus 78 años.

Cuando en las primarias legislativ­as de Nueva York Alexandria Ocasio-Cortez, hija de inmigrante­s, representa­nte del ala izquierdis­ta del partido y de 28 años, se impuso por sorpresa a un decano del partido como Joe Crowley, Pelosi se mostró desagradab­lemente impresiona­da: hizo saber que no se trataba de una votación contra los jerarcas del partido, sino que “hubo muchas razones” para que se diera ese resultado.

Tanto los demócratas como los analistas de estudios demoscópic­os se preguntan si Pelosi realmente está acertando a ver las verdaderas razones. Los candidatos que quieren ganar comienzan a distanciar­se claramente de la líder del grupo parlamenta­rio.

El proceso de primarias tampoco está arrojando ninguna tendencia clara, pero hay una serie de puntos en los que sí coinciden los demócratas. Uno de ellos es que no remite a la ola antisistem­a que llevó a Donald Trump a la presidenci­a en 2016 y que casi hizo fracasar la candidatur­a de Hillary Clinton frente al izquierdis­ta Bernie Sanders en las internas del Partido Demócrata.

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