Demócratas, entre la tradición y la rebelión
WASHINGTON. La mayor potencia económica y militar del mundo está gobernada por un político populista. Se embarca en guerras comerciales, azuza a los adversarios dentro y fuera del país, elogia a déspotas y se aparta de aliados.
Su índice de popularidad se encuentra en mínimos históricos, pero ¿qué hace la oposición cuatro meses antes de las elecciones legislativas del 8 de noviembre? Los demócratas en Estados Unidos se están despedazando unos a otros, se enzarzan en debates y están atrapados en una desoladora situación financiera tras haber perdido las presidenciales. Una victoria del partido de Barack Obama y Hillary Clinton podría limitar de forma determinante la presidencia del republicano Donald Trump.
Si el presidente deja de tener una mayoría en la Cámara de Representantes, su política habría vivido ya sus días más eficientes.
Y si Trump pierde la mínima mayoría de la que dispone en el Senado, como le pasó a Obama, las posiciones más controvertidas de la Casa Blanca difícilmente se podrían imponer. Trump prácticamente tendría que gobernar por decreto el tiempo que le que queda de mandato. Y además correría un serio peligro la preparación de su mayor reto político: la reelección en2020.
Pero la euforia de los demócratas, que hace un par de semanas ellos mismos denominaban blue wave (la ola azul), en referencia al color del partido, ha ido apagándose. Cada vez se hace más evidente el dilema de que no sólo falta un programa de contenido contundente, sino también personalidades convincentes y que constituyan la alternativa.
Los demócratas no cuentan con una persona que sea el buque insignia que lidere la campaña electoral. La cúpula parlamentaria da la sensación de estar ya agotada.
Nancy Pelosi, líder de la minoría demócrata en la Cámara de Representantes, parece aferrada a su puesto a sus 78 años.
Cuando en las primarias legislativas de Nueva York Alexandria Ocasio-Cortez, hija de inmigrantes, representante del ala izquierdista del partido y de 28 años, se impuso por sorpresa a un decano del partido como Joe Crowley, Pelosi se mostró desagradablemente impresionada: hizo saber que no se trataba de una votación contra los jerarcas del partido, sino que “hubo muchas razones” para que se diera ese resultado.
Tanto los demócratas como los analistas de estudios demoscópicos se preguntan si Pelosi realmente está acertando a ver las verdaderas razones. Los candidatos que quieren ganar comienzan a distanciarse claramente de la líder del grupo parlamentario.
El proceso de primarias tampoco está arrojando ninguna tendencia clara, pero hay una serie de puntos en los que sí coinciden los demócratas. Uno de ellos es que no remite a la ola antisistema que llevó a Donald Trump a la presidencia en 2016 y que casi hizo fracasar la candidatura de Hillary Clinton frente al izquierdista Bernie Sanders en las internas del Partido Demócrata.