Matías Suárez: las dos épocas de un ídolo de Belgrano
Pasaron más de 10 años desde que emigró a Europa. Ante Talleres, jugó uno de sus mejores partidos desde su regreso. Quienes lo conocen comparan aquel talento con este crack de elite.
De las condiciones de Matías Suárez se puede hablar largo y tendido. Pero su actuación en el clásico no deja de sorprender. Venía de una temporada con altibajos, con destellos de su talento. Aunque el domingo en el Kempes, los hinchas de Belgrano se ilusionaron con un Suárez encendido, físicamente entero y mentalmente muy veloz, que marcó diferencias claras. Y justo ante Talleres.
Su historia es bastante conocida: hizo parte de las inferiores en Unión San Vicente hasta los 14 años, cuando pasó a Belgrano. Debutó en la Primera de la “B” y el equipo descendió esa temporada
(2006/2007), pero Matías brilló en la B Nacional siguiente con actuaciones que lo llevaron al Anderlecht. En Bélgica, “el Mágico” (así lo decían) fue compañero de Romelu Lukaku y Mbark Boussoufa. En 2012, recibió el Botín de Oro al mejor futbolista de la Jupiler Pro League 2011, aventajando en las votaciones a consagrados como Axel Witsel (volante, ex Benfica y Zenit; hoy en la Superliga china), Thibaut Courtois (arquero de la selección belga, hoy en el Chelsea) y Kevin De Bruyne (volante, hoy en el Manchester City). Hoy Belgrano lo disfruta después de que Suárez defendiera a ultranza su deseo de volver.
¿Se parece ésta versión de Suárez a aquel “Oreja” que deslumbró a todos antes de emigrar a Europa? ¿Cuáles son las similitudes y cuál es su evolución? Mundo D consultó a quienes mejor lo conocen.
El perdón a la madre Marcelo Bonetto era coordinador de las divisiones inferiores de Belgrano cuando llegó Suárez. “Lo habíamos visto en Unión San Vicente y lo citamos a una prueba en el Club Fiat. Era un trámite porque ya sabíamos de sus condiciones, pero el DT que lo probó me dijo que le había bajado el pulgar porque le pareció muy flaquito. Ahí nomás averigüé la dirección de Matías y me fui a buscarlo. Les pedí disculpas a la mamá y a él, y estuve rezando toda la noche para que volviera al día siguiente. Gracias a Dios, volvió”, contó Bonetto.
“Lo llevamos a la pensión para seguir de cerca su descanso y alimentación. También le hicimos un contrato, pera blindarlo desde todo punto de vista y que nada
interfiriera su llegada a Primera. En su división jugaba de enganche, porque los delanteros eran (Pablo) Chavarría y (Hernán) Hechalar y no eran tiempos de jugar con tres puntas. Era una división muy buena”, rememoró.
Bonetto no duda: “Suárez debió tener una chance en la selección”. Y, sobre su presente, se mostró esperanzado: “En el clásico lo vi desequilibrante, capaz de asistir y definir, a diferencia de lo que se venía viendo. Con (Leonardo) Sequeira hacen una buena dupla; pero, si Belgrano optara por jugar con un atacante central neto, puede retroceder y armar juego”.
Por el carril
Mario Griguol es el responsable de haberlo hecho debutar en Primera. Ocurrió el 29 de octubre de
2006, cuando Matías reemplazó a Andrés Soriano a los 30 minutos del segundo tiempo, en la derrota
0-1 ante Arsenal, en el Chateau. “Le vi condiciones exuberantes para la edad que tenía. Era espigado, alto y veloz. Por eso lo puse como carrilero por la izquierda, en la misma posición en la que hizo la jugada que posibilitó el segundo gol de Belgrano en el clásico del domingo”, dijo Griguol.
“Hoy anda mejor la cancha y juega a uno o dos toques. Ha madurado y se ha potenciado. Durante los años en Bélgica mejoró el porte y, sobre todo, la técnica. Cuando pasó al Anderlecht, algunos pensaron que se iba a un fútbol de menor categoría, pero no fue así. Allí se trabaja mucho la técnica. Le suma mucho al equipo por sus condiciones, y por su sentido de pertenencia e identidad”, aseguró.
Cuestión de kilos
Cristian Colazo es amigo de Matías desde los 14 años, y también es su representante. Fue quien hizo hincapié en la condición de “profesional” que siempre tuvo Suárez, pese a que surgió de una barriada humilde. “Siempre se la aguantó. Cuando era chico, el nutricionista de inferiores de Belgrano me dijo que había que hacerle subir dos o tres kilos. Yo creía que estaba bien así, flaco, porque si aumentaba de peso iba a perder velocidad. Bonetto me apoyó y no nos equivocamos”.
“El fútbol europeo lo educó, en el sentido de que ahora tiene otras posibilidades de comunicación, aunque siga siendo tímido. Hoy lo veo con más experiencia y más maduro, aunque siempre fue muy profesional. Está más ordenado tácticamente”, sintetizó.
La evolución
Juan Carlos Olave, actual director deportivo del Pirata, fue compañero de Suárez en los dos períodos en Belgrano. “Aquél Suárez hacía lo que quería, hasta que lo empezaron a conocer y a ajusticiar. Siempre fue un jugador muy pícaro e inteligente”, analizó. El ex arquero destacó que, por sus orígenes en la Liga Cordobesa, “Suárez desde chico se acostumbró a soportar todo. Le pegaban mucho y aguantaba”. Y analizó las diferencias: “Hoy tiene 11 años más, pero la misma velocidad mental.
La utiliza para poder contrarrestar lo que se va perdiendo con el físico. Está un paso más adelante que el resto a la hora de evaluar la jugada que vendrá. Sigue sosteniendo chispazos de aquel juvenil, pero antes era más individual”. Y finalizó: “Físicamente puede mejorar mucho más. Y así va a seguir sosteniendo el nivel que mostró ante Talleres”.
Este es el Suárez de ayer, el de hoy y el de ¿siempre? en Belgrano. Tiene la decisión tomada de no irse de Córdoba. Y quiere más.