Cuando los eufemismos esconden la informalidad
El trabajo en casas particulares es uno de los sectores más ocultos de la economía argentina. Con algunos eufemismos, como el de “ayudar en casa”, miles de personas consideran que el personal que realiza las tareas en sus hogares – el 96 por ciento son mujeres– no tienen los mismos derechos que el resto de los trabajadores.
El alto índice de informalidad del empleo doméstico así lo demuestra: a pesar de los avances en la legislación laboral de los últimos años, aún existe un 57 por ciento de personal en negro. En números, significa que aproximadamente unas 680.000 personas (hay cerca de 1,2 millones) no reciben ni vacaciones, ni aportes, ni cuentan con ningún derecho.
Hace un par de días, Afip envió miles de e-mails a contribuyentes que, por sus ingresos, podrían tener alguna persona en su casa realizando trabajos domésticos y no lo habían declarado. Tenía razón. En pocas horas, muchos de los que habían recibido el correo blanquearon la situación de 36 mil tra- bajadores, un 7,5% del total.
La regularización fue rápida porque el trámite es barato y sencillo, lo que no deja excusas para llevar adelante la decisión.
Claro que el desconocimiento es es el principal enemigo de la regularización. Muchos empleadores aún creen que podrían enfrentar problemas judiciales a la hora de prescindir de los servicios y disolver el vínculo,
EL DESCONOCIMIENTO ES ENEMIGO DE LA REGULARIZACIÓN. TANTO DE PARTE DE LOS EMPLEADORES COMO DEL PERSONAL.
y muchas trabajadoras y trabajadores suponen que perderían otros beneficios del Estado.
En el Primer plano de hoy abordamos el tema, con la exposición de la situación actual, acompañada por números y porcentajes que describen el panorama. Además, consultamos a expertos en la materia que explican qué pasa en Argentina y cuál es el futuro de la actividad.
No cumplir con la ley es uno de los grandes problemas de Argentina. Y el personal de casas particulares lo sufre. Por eso, sus derechos laborales deben ser respetados y sus tareas reconocidas como un trabajo formal, sobre todo porque aportan a los hogares la dinámica necesaria para el funcionamiento de un país.