La Voz del Interior

Serie cordobesa.

“Incomunica­dos” es una nueva serie cordobesa que trata la dependenci­a virtual. Con gran elenco y producción, la comedia de ocho episodios se estrena hoy por Canal 10.

- Javier Mattio jmattio@lavozdelin­terior.com.ar

“Incomunica­dos” arranca esta noche en la pantalla de Canal 10.

De Re loca a Black Mirror, de la comedia al terror, las nuevas tecnología­s y sus consecuenc­ias profundas e imprevisib­les han sido abordadas en ficciones recientes que funcionan como tanteadore­s conejillos de Indias. A nivel local, la tendencia se asimila en Incomunica­dos –la serie de Muchas Manos Films que estrena hoy en televisión abierta después de una burocrátic­a demora del Incaa por el cambio de gobierno, pues tras ser ganadora del concurso de ficciones federales, la tira se filmó en 2015–, que pone el foco en el caos social y psicológic­o que desencaden­a la cultura smartphone: no sólo en su uso, sino también en su abstinenci­a, en tanto la historia se desencaden­a cuando un desperfect­o técnico deja a toda la caracterís­tica 0351 sin cobertura.

En la vereda de la comedia de enredos (inalámbric­os), Incomunica­dos recurre a un gran elenco cordobés para su despliegue coral, en el que caben actores de trayectori­a, influencer­s y mediáticos (Eva Bianco, Santiago Zapata, Agustina “Papry” Suásquita y “el Loco” Denis, entre otros). Con el call center de una compañía telefónica como eje sitcom, la tira que dirige Raúl Vidal –con guiones de su autoría y de Matías Carrizo– conecta con subnarraci­ones como la de una mujer grande y sola desesperad­a por hablar con sus nietos, una pandilla de secuestrad­ores incapaces de pedir rescate o una mujer casada que contacta a un viejo amor a través de Facebook.

Los conflictos patológico­s nacen asimismo en el centro de telecomuni­caciones, donde una secretaria que perdió su teléfono en el inodoro le roba el celular a su jefe para chequear la aplicación del clima, entre otras situacione­s ridículame­nte probables. Varias de las experienci­as tienen origen real, como la que hizo posible la ficción.

“En 2006 había ido a una fiesta en un boliche y vi a dos chicas que estaban una al lado de la otra, pero que no se comunicaba­n entre ellas, sino a través de mensajes de texto –cuenta Vidal–. De hecho, en un momento una le habla a la otra para preguntarl­e si le llegó el mensaje. Ahí me di cuenta de que estaba pasando algo muy fuerte en la comunicaci­ón, entonces realicé un cortometra­je que se llamó Ring-Tone. Pasaron cerca de 10 años, nos dimos la oportunida­d de filmar una serie y vimos que la temática de la incomunica­ción se había quintuplic­ado con las redes sociales y los smartphone­s ,yenel juego con el absurdo empezaron a surgir un montón de historias”.

Y agrega: “Incomunica­dos es una comedia, me gustan desde Los Simpson hasta los Monty Python, pero el otro día estaba escuchando a Dolina y cómo improvisa las historias en la radio, y también va por ese lado. Se trata de improvisar los límites del absurdo desde la lógica neurótica. Echarle la culpa a la tecnología es una excusa. A diferencia de series como Black Mirror acá son los personajes los que se complican. La tecnología es una excusa para la desesperac­ión. Si te gusta una persona y tenés muchas ganas de decírselo, no esperes a que la red social te dé una aplicación especial. Andá y decíselo. Uno se plantea ir o no ir, qué dirá, qué pensará, saldrá bien o mal, qué sucede si dice que no, todas esas cosas que uno hace para impedir la felicidad que se persigue. Nuestra existencia es complicada porque nosotros nos la complicamo­s”.

Otra tonada Incomunica­dos se estrena en un contexto de efervescen­cia en materia de series, ya sea por la fiebre global streaming como por la buena repercusió­n de tiras locales como La chica que limpia. Tanto su elenco como el humor y el sector social caracteriz­ados son eminenteme­nte locales. “La ubicación es la Córdoba universita­ria, esa Córdoba de Nueva Córdoba que tiene una juventud que viene de otros lados. Y el humor es bastante amplio, no es el de Cacho Buenaventu­ra, el Negro Álvarez u Hortensia. Los cordobeses transforma­n el humor en una forma de vida, no es simplement­e un chiste, sino una actitud frente a cómo afrontar las cosas “, apunta Vidal.

Y completa: “Queremos desarrolla­r un star system en Córdoba, tenemos realizador­es, guionistas y actores de gran nivel. En Buenos Aires, históricam­ente hubo un actor que garantiza cierta audiencia. Por más discutible que sea, ayuda un montón. Es un buen momento para dar cuenta del nivel de producción que tenemos, sumado al reconocimi­ento que la Ley Audiovisua­l de la Provincia hizo de la práctica a nivel industrial. Los cordobeses no se han dado cuenta de la cantidad de produccion­es hechas en Córdoba que consumen, aunque digan que no ven cosas de acá. El audiovisua­l sirve para desarrolla­r otras cosas, hoy todo pasa por la pantalla. Me ha pasado de vender el auto de mi viejo, que no era muy vendible, por una foto hermosa que subí a internet. Córdoba tiene una industria audiovisua­l muy desarrolla­da”.

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Centro de operacione­s. El eje de “Incomunica­dos” transcurre en el “call center” de una corporació­n cuyo sistema falla.
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Apuesta fuerte. La serie cuenta con un gran elenco local.

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