La Voz del Interior

“El cambio quiebra un pacto fundaciona­l de la democracia”

El especialis­ta en Estudios Internacio­nales de la Universida­d Torcuato Di Tella criticó el nuevo rol de las Fuerza Armadas anunciado por el presidente Macri.

- Horacio Serafini Correspons­alía Buenos Aires

“De reglamenta­rse así, se estaría quebrando un acuerdo fundaciona­l de la democracia argentina”, afirmó en entrevista con La Voz el especialis­ta Jorge Battaglino. “En la Argentina había una política de Estado que se mantuvo desde 1983: la no intervenci­ón de las Fuerzas Armadas en asuntos de seguridad interior. Las leyes de defensa de 1988 con (Raúl) Alfonsín; de seguridad interior con (Carlos) Menem en el 91; de inteligenc­ia de (Fernando) De la Rúa en 2001, y el decreto reglamenta­rio de 2006, con (Néstor) Kirchner, fueron sancionada­s con un alto nivel de consenso interparti­dario y luego de debates legislativ­os muy prolongado­s. Si se deroga ese decreto de 2006, se estaría quebrando este acuerdo en el marco de un debate nulo, que creo necesario por la importanci­a de lo que está en juego”, agregó.

Battaglino es director del Doctorado y la Maestría en Estudios Internacio­nales de la Universida­d Torcuato Di Tella y Ph.D. en Latin American Studies, de la Universida­d de Essex. Ayer, analizó los cambios que propone el Gobierno nacional.

–¿Por qué después de 35 años de democracia, un Gobierno democrátic­o quiebra ese consenso fundaciona­l?

–Es una excelente pregunta, pero no tengo idea. Si uno toma lo que dijo hoy (por ayer) y venían diciendo el Presidente y los ministros de Defensa y de Seguridad, que las Fuerzas Armadas tienen que intervenir y participar en la lucha contra el narcotráfi­co y el terrorismo; y si uno analiza desde el punto de vista empírico esas dos cuestiones, uno no ve que en la Argentina haya una situación de gravedad que amerite la intervenci­ón militar. El terrorismo en la Argentina democrátic­a tiene una historia: dos atentados muy graves (la Embajada de Israel en 1992 y la Amia en 1994). Pero desde entonces hasta hoy, si bien hubo nuevos atentados en el mundo, y si uno lee informes de organismos oficiales de Estados Unidos de los últimos 10 años, ninguno hace referencia a terrorismo no sólo en Argentina, sino en toda América latina. No se entiende por qué lo están haciendo.

–¿Y respecto del narcotráfi­co?

–Por supuesto que es un problema importante para la Argentina. Pero es más un problema de salud y de seguridad pública. No tiene demasiado sentido incorporar a los militares.

–¿Cuál es entonces la razón? –La sospecha es que el Gobierno quiera liberar fuerzas de Gendarmerí­a para trasladarl­as a cenestán tros urbanos, sea para enfrentar la insegurida­d o para reprimir la protesta social. El Presidente anunció que se iban a desplegar militares en objetivos estratégic­os, a los que no definió, lo que liberaría a gendarmes para ser trasladado­s a los centros urbanos. Por eso uno puede especular respecto de que la nueva orientació­n de la política exterior del actual Gobierno quizás tenga algo que ver en este cambio porque Estados Unidos históricam­ente ha presionado desde el Comando Sur para que nuestros militares intervenga­n en asuntos internos. Tal vez haya también otro factor: las misiones internas para los militares convergen con el objetivo de reducción del gasto militar. El equipamien­to necesario es mucho menos costoso que el requerido para enfrentar a otro Estado.

–En América latina hay experienci­as de involucram­iento de las Fuerzas Armadas contra el narcotráfi­co y el terrorismo. ¿Cuál es el balance?

–En México llevan 12 años y si hay una experienci­a negativa es la mexicana. Desde que intervinie­ron los militares se han disparado exponencia­lmente todos los índices de homicidios, arbitrarie­dades de parte de las Fuerzas Armadas, violacione­s de los derechos humanos. Sucedió lo contrario de lo que se buscaba: las Fuerzas Armadas terminaron siendo “tomadas” por el narcotráfi­co. También está Brasil, un caso nada alentador. Se les dio a los militares fueros para que sólo puedan ser juzgados por la justicia militar si cometen excesos. Tampoco en Colombia la intervenci­ón militar resolvió el problema. No son la solución porque las Fuerzas Armadas no entrenadas para eso.

–Sectores gubernamen­tales justifican este cambio en el hecho de que las Fuerzas Armadas no tendrían un rol determinad­o en nuestra democracia.

–La democracia argentina tiene una deuda con su defensa nacional: qué misión darles a las Fuerzas Armadas, una estructura grande y costosa. Pero eso no justifica la decisión. Hay sectores del Gobierno con criterios de eficiencia muy empresaria­les, que ven a un sector de la burocracia pública que gasta 5 mil millones de dólares por año y entonces dicen que hay que hacer algo. Pero esto es un gran error porque está generando un problema mucho mayor que el que dicen querer resolver. La misión de las Fuerzas Armadas tiene que definirse en un debate muy amplio de toda la sociedad, no así.

LA DEMOCRACIA ARGENTINA TIENE UNA DEUDA CON SU DEFENSA NACIONAL: QUÉ MISIÓN DARLES A LAS FUERZAS ARMADAS.

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