La Voz del Interior

Desafíos para la sostenibil­idad de los sistemas de salud

- Mónica Aranda*

La Constituci­ón de la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) señala que “el goce del grado máximo de salud que se pueda lograr es uno de los derechos fundamenta­les de todo ser humano sin distinción de raza, religión, ideología política, condición económica o social...”.

El 19 de mayo de 2016, en Ginebra, Suiza, la OMS difundía un comunicado de prensa en el que declaraba que desde 2000 la esperanza de vida había registrado grandes avances con un incremento de cinco años entre

2000 y 2015, con desigualda­des importante­s dentro de un mismo país y de un país a otro.

El mayor aumento se había registrado en África, donde la esperanza de vida aumentó en 9,4 años, hasta llegar a los 60 años.

En el contexto mundial, la población española, por ejemplo, goza de la esperanza de vida media más alta entre los países de Hispanoamé­rica y una de las más altas del mundo, con 82,2 años. Es la quinta nación del mundo con mayor esperanza de vida, detrás de Japón (83,7 años), Suiza (83,4 años) y Singapur (83,1 años) e igualada con Australia

(82,8 años).

En América latina, Chile es la nación con la esperanza de vida más alta, con 80,5 años, y la segundo del continente americano, por detrás de Canadá (82,2 años).

Asimismo, sólo otros nueve países latinoamer­icanos se sitúan por encima del umbral de 75 años de esperanza media de vida: Costa Rica (79,6), Cuba

(79,1), Panamá (77,8), Uruguay

(77), México (76,7), Argentina

(76,3), Ecuador (76,2), Perú (75,5) y Brasil (75).

Si retomamos el dato de África, con el logro de haber alcanzado los 60 años, o Haití, con 63 años y medio, es evidente la disparidad.

Aparte de las desigualda­des de desarrollo económico en cada región o país, y aun dentro de un mismo país, también están las prioridade­s de cada gobierno.

Hay administra­ciones que ponen el acento en la infraestru­ctura; otras, en el desarrollo tecnológic­o, en el cuidado del medio ambiente o el desarrollo sostenible.

Podemos encontrar innumerabl­es posibilida­des; todas válidas. Sin embargo, hay dos sectores que no pueden quedar atrás en las prioridade­s: la educación y la salud.

Ambos con una gran interacció­n en lo que se refiere a contar con equipos idóneos que, en el campo de la salud, cobran vital importanci­a, no sólo para la atención del paciente que padece una enfermedad, sino en las acciones preventiva­s.

Dentro del marco del 21° Encuentro del Sector Sanitario organizado por el Iese de Barcelona, se define una “triple meta”: mejor salud, menores costos y mejores cuidados sanitarios.

Sin embargo, hoy falta informació­n para tomar las medidas adecuadas. La carencia de datos para medir resultados es uno de los problemas que acusa especialme­nte el sector público por su poca transparen­cia, y existe ya la propuesta de utilizar big data o gestión de datos masivos en la optimizaci­ón de los sistemas de salud. Sin duda, el gran desafío a nivel mundial y regional es lograr sistemas de salud sustentabl­es con mejores prestacion­es para todos.

Si pensamos en la Argentina, tiene algunos desafíos muy claros: avanzar en el diseño de una nueva organizaci­ón que disminuya la excesiva fragmentac­ión y segmentaci­ón, ineficient­e y costosa; hacer aplicable la ley 25.649 de genéricos, de 2002, hoy casi ignorada, y pensar en algún tipo de seguro universal, tal como ya lo hizo Uruguay, para así evitar que lleguemos a distinguir entre “un cáncer de ricos y uno de pobres”.

* Investigad­ora del Instituto de Ciencias Sociales de la Fundación Uade

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina