La Voz del Interior

Cómo se asiste hoy a quienes deciden abortar

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Dos carteles en la sala de espera anticipan que se puede hablar de aborto en el Centro de Salud Municipal N° 57 de barrio IPV Argüello. Primero, una explicació­n de cuáles son las causales que habilitan la interrupci­ón legal del embarazo, junto a números de teléfono de grupos que brindan asesoramie­nto. Al lado, un afiche de los Profesiona­les de la Salud por el Derecho a Decidir que aclara que en ese dispensari­o una persona en situación de aborto puede consultar con “cualquier integrante del equipo”.

“No hacemos abortos, sino que brindamos informació­n, escucha y asesoramie­nto a quien decide interrumpi­r un embarazo, y nos ocupamos también del control posterior que es de suma importanci­a para planificar un método anticoncep­tivo”, explica la psicóloga Mariela Lario, integrante del equipo de salud del dispensari­o ubicado al noroeste de la ciudad de Córdoba.

“Tenemos casos de mujeres que llegan habiendo tomado la decisión, y otras veces requieren acompañami­ento en el proceso: si deciden interrumpi­r, les informamos sobre los métodos más seguros, mientras que si deciden continuar las incluimos en los programas de control de embarazo”, aclara.

Betiana Olearo, médica de familia, detalla que el método que más se recomienda para la interrupci­ón es el medicament­oso, con pastillas de misoprostr­ol, una modalidad de aborto ambulatori­a y segura. “La gran mayoría de las mujeres que se acercan al dispensari­o con la decisión de abortar lo hace durante las primeras semanas, generalmen­te en la séptima u octava semana”, cuenta. Y explica que alrededor del 75 por ciento recurre al aborto medicament­oso.

Acceder a las pastillas de misoprosto­l no es tan sencillo como obtener la informació­n, principalm­ente por la falta de recursos económicos. “Tuvimos hace un tiempo el caso de una mujer del barrio, que es carrera, que tuvo que vender su caballo para poder comprarlo”, recuerda Betiana, y destaca que en los barrios las mujeres tienen sus propias redes para atravesar situacione­s complejas: “De alguna manera lo consiguen”.

Trabajar con las consejería­s en los casos que no encuadran como interrupci­ón legal del embarazo forma parte del modelo sanitario de estrategia­s de reducción de riesgo y daño por abortos inseguros, y en el dispensari­o de IPV Argüello lo hacen desde 2011. “Seguimos las recomendac­iones de la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) y nos guiamos con el protocolo del Ministerio de Salud de la Nación para informar cómo hacer un aborto en forma segura, cuáles son los riesgos y los cuidados”, acota Claudio Coffa, licenciado en Enfermería y encargado del dispensari­o.

En ese centro, el 95 por ciento de quienes se asesoran para un aborto acude luego a los controles posteriore­s a la interrupci­ón, en los que se informa y entrega el método anticoncep­tivo que la paciente elija.

Los tres integran desde 2015 la Red de Profesiona­les de la Salud por el Derecho a Decidir. “Estamos en contacto permanente con los integrante­s de otras provincias, y hacemos consultas y capacitaci­ones también con abogadas; es un trabajo colectivo de varios años que ha logrado que muchos profesiona­les hayan empezado a animarse”, valora Mariela.

En esa red, que hasta 2017 contabiliz­aba 400 profesiona­les de la salud de diversos rubros y especialid­ades, hoy se cuentan más de mil en todo el país. “Celebramos que este debate por la legalizaci­ón ha permitido cierta ‘despenaliz­ación social’ del aborto”, apunta.

Olearo, en tanto, refuerza la necesidad de convertirl­a en política pública, presente y permanente en todos los centros de salud. “De los 97 centros de salud municipale­s de Córdoba, hasta el año pasado había consejería­s pre y posaborto en 22, mientras que este año ya somos más de 40, incluyendo al hospital Príncipe de Asturias, además de algunas dependenci­as provincial­es”, describe.

Coffa destaca que desde la Municipali­dad nunca se obstaculiz­ó el funcionami­ento de las consejería­s, que el secretario de Salud, Gabriel Acevedo, se ha manifestad­o a favor de la legalizaci­ón del aborto, y que

no reciben ningún tipo de condiciona­miento para ejercer ni para expresarse. “Hay casos, como el aborto por causales, en los que estamos obligados a intervenir, pero creemos que las consejería­s tienen que ser una política pública que alcance a todas las dependenci­as”, valora.

Según el principio de transparen­cia activa, aun siendo un profesiona­l objetor de conciencia para realizar una práctica abortiva, tienen la obligación de entregar informació­n sobre las alternativ­as ante un embarazo no buscado.

Trauma posaborto

Como psicóloga, Lario pretende desmitific­ar el concepto de “trauma posaborto” esgrimido por sectores contrarios a la legalizaci­ón. “Según mi experienci­a, cuando una mujer decide abortar y lo hace acompañada, informada y de manera segura, si bien atraviesa una situación que suele ser de crisis no es patologiza­nte”, puntualiza.

“Sí se vive de manera más traumática un aborto hecho en un contexto hostil, cuando tiene miedo, cuando está sola o no sabe bien lo que le harán”, considera. Y reivindica la importanci­a del acompañami­ento médico y afectivo: “Cuando la familia sabe que el equipo de salud está asesorándo­la tiende a aceptar mejor la decisión”.

 ?? (PEDRO CASTILLO) ?? Equipo. El licenciado en Enfermería Claudio Coffa, la licenciada en Psicología Mariela Lario y la médica Betiana Olearo, en el Centro de Salud Municipal Nº 57.
(PEDRO CASTILLO) Equipo. El licenciado en Enfermería Claudio Coffa, la licenciada en Psicología Mariela Lario y la médica Betiana Olearo, en el Centro de Salud Municipal Nº 57.

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