La Voz del Interior

Instituto entra al club de los 100 y Ardiles envió una emotiva carta

La Gloria ingresa hoy al exclusivo círculo de los clubes centenario­s. Lo hace con emoción, orgullo y proyección.

- Hernán Laurino hlaurino@lavozdelin­terior.com.ar

Instituto, que hoy está cumpliendo 100 años de vida, es un club del que cualquiera quisiera ser hincha. Dan ganas de haber nacido en el hospital Infantil de Alta Córdoba para sentir realmente la identifica­ción que vive esta gente.

Que pinta su estadio con sus propias manos en jornadas eternas de trabajo, que pone urnas en la tribuna para pagarles a los jugadores cuando no hay nada en las arcas del club y que se planta en una movida popular si hay que echar a un presidente. Y lo echan.

Instituto no es sólo fútbol y las miles de disciplina­s que lo componen. Instituto es algo mucho más grande. Instituto es estar ahí y hacer algo por lo que amás. Por pequeño que sea. Pero ser parte. Es el romanticis­mo por los colores y verse con “los mismos de siempre” en la tribuna. Esa escenograf­ía común, esas miradas y el abrazo con tu viejo en un gol de último minuto. Eso es impagable.

No hace falta que sea el club más grande del mundo. Hace falta que simplement­e sea Instituto. “Su” Instituto.

La Gloria es también el trabajo artesanal que hace cada “profe” en el predio de La Agustina, donde faltan muchas cosas pero sobra ingenio para seguir sacando jugadores.

Por eso a todos se les infla el pecho de orgullo cuando aparecen por el mundo figuras de la talla de Osvaldo Ardiles, Mario Kempes, Paulo Dybala o los cientos de talentos que tiene el club diseminado­s por el planeta.

Y a todos, en algún momento, les sale de la boca la palabra mágica: “Instituto”. Jamás lo olvidan y siempre lo llevan en un rinconcito del corazón, agradecido­s por esa puerta que se abrió y que les permitió salir desde Alta Córdoba para el mundo.

“Será el viento que nos trae los cracks para La Agustina. Tenemos esa magia”, suele decir el reclutador Santos Turza, uno de los tantos personajes mágicos que conviven en los pasillos de una institució­n que provoca orgullo en quienes la conforman. Porque es grande en serio.

“Decime, vos, qué club de la provincia te ofrece todas las cosas que te ofrecemos acá en Instituto. Somos muy grandes, pero también nos falta que muchos hinchas se asocien. Si no, este club termina siendo un milagro diario, que nos permite seguir adelante todos los días gracias al esfuerzo de muchos dirigentes y allegados”, reflexiona­ba hace unos días Mario Cavagliatt­o, otro de los directivos que ha pasado y dejado huella en el club. Y que sigue apareciend­o para dar una mano cuando hace falta. Y siempre hace falta.

Instituto es grande y no sólo por su fútbol, que pugna hace más de 10 años para volver a ser de Primera. Una batalla que algún día, tarde o temprano, ganará.

Instituto es también el básquet jugando torneos internacio­nales y asentado en la Liga Nacional o el resto de las disciplina­s que también son importante­s y cada año dejan el nombre de la institució­n bien arriba.

Ni hablar del arraigo a un barrio que tiene un club con cole- gio propio, que te forma como persona y como hincha.

Instituto son los niños con la remera que dice “glorioso se nace” y también los que se hicieron hinchas de grandes porque encontraro­n su lugar en el mundo.

Ahí, en Alta Córdoba, nadie te va a decir que no si le querés dar una mano a la Gloria. Pero, ojo, porque te agarran de esa misma mano y no te sueltan más.

De ahí en adelante vas a firmar el contrato imaginario que te une con Instituto hasta el final.

No será fácil, porque habrá jornadas fuleras y derrotas que harán lagrimear a los niños y a los abuelos. La Gloria te va a doler.

Pero Instituto siempre se levanta y te sorprende con una tarde increíblem­ente feliz cada tanto. Es la nafta para seguir. Es su truco. Así te mantiene imantado, imposible de abandonar. Realmente, no vas a poder soltarlo. Menos aún en “la mala”, cuando las cosas no salgan.

Instituto es todo eso y en sus 100 años no hay dudas de que será muchas cosas más.

Porque, como cantan sus hinchas, para ser de Instituto “tenés que estar enfermo”. Párese un ratito en Jujuy y Calderón de la Barca y lo entenderá.

La magia está ahí. En ese pedacito de esquina del mundo.

 ?? (PEDRO CASTILLO) ?? Fiesta en Alta Córdoba. Los hinchas albirrojos vivirán hoy un día muy intenso con varias actividade­s que tendrán como epicentro el estadio glorioso.
(PEDRO CASTILLO) Fiesta en Alta Córdoba. Los hinchas albirrojos vivirán hoy un día muy intenso con varias actividade­s que tendrán como epicentro el estadio glorioso.
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