La Voz del Interior

Ceduc: la crisis depuró el mercado desarrolli­sta

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“La crisis ha depurado el mercado desarrolli­sta. Las que están sentadas en la mesa son las empresas que siguen, las que tienen proyectos conocidos. Lo que pasó hace que, al momento de decidir, el cliente opte por la que tiene más tradición, la que genera confianza y tiene unidades entregadas”, señala Pablo Balian, presidente de la Cámara Empresaria­l de Desarrolli­stas Urbanos de Córdoba (Ceduc).

El ejecutivo reconoce que los conflictos entre clientes y empresas que no pudieron cumplir con sus obligacion­es afectaron la imagen del sector, pero insiste en que, finalmente, tuvieron un efecto depurador que lo fortaleció.

La Ceduc está integrada por 44 empresas. “No actúa como policía”, aclara Balian, por lo que deriva en cada empresa la responsabi­lidad de sus decisiones. Pero sí trata de consensuar “criterios comunes” y una “ética de trabajo conducente”, sobre todo en situacione­s de crisis o caída de la demanda.

Según el directivo, después del conflicto con el agro, a mediados de 2008, y el cepo al dólar, en noviembre de 2011, cambió el mercado. Los excedentes de la actividad agropecuar­ia, que alimentaro­n el boom inmobiliar­io de la década pasada, se redujeron de manera sustancial.

En este marco, los desarrolli­stas más “jóvenes” salieron a buscar financiami­ento para sus obras en el mercado de capitales, con una ingeniería bastante compleja. Cuando el mundo financiero se frenó, sobre todo a partir de 2014, cayó el flujo de dinero hacia estas empresas y entraron en crisis.

Cuidar al comprador

“Un emprendimi­ento inmobiliar­io es un proyecto a cuatro o cinco años. En general, las empresas con más experienci­a buscan adecuar las velocidade­s de trabajo, los lanzamient­os y la comerciali­zación a los vaivenes de la economía. Por eso, si hay que demorar una obra, la recomendac­ión es que se comunique y se mantenga informado al comprador de la forma más transparen­te, explicando las causas de la demora”, resalta Balian.

Por otro lado, recomienda al comprador que, antes de tomar una decisión de invertir, analice los antecedent­es del desarrolli­sta, la tradición de entrega y las inversione­s que lo avalan.

“En los últimos años, el inversor que tiene dinero es más cuidadoso, no se casa con cualquier proyecto. Esto hace que en la cancha queden los jugadores más profesiona­les, los que tienen herramient­as para subsanar los efectos negativos de las crisis”, agrega.

Para Balian, el mercado desarrolli­sta “quedó saneado”, lo cual explica que en plena crisis cambiaria haya empresas que siguen lanzando proyectos.

Ese saneamient­o –advierte– incluye a muchas de las empresas que quieren reactivar proyectos detenidos. Esto conforma un “mercado secundario” de inversores, en general con grandes empresas por detrás, capaces de encontrar el negocio.

“Lo importante es salvaguard­ar la empresa y generar el menor daño posible al comprador, porque muchos (de estos desarrolli­stas con obras paralizada­s) aspiran a volver al negocio. Hoy nadie sabe cómo van a salir”, argumentó.

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(PEDRO CASTILLO) La salud del rubro. Para Balian, el mercado desarrolli­sta quedó saneado tras los tropiezos experiment­ados por algunos proyectos.

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