La Voz del Interior

La espesura del arte en una quietud alborotada

- Alejandro Mareco Crónica en penumbra amareco@lavozdelin­terior.com.ar

Primero es la voz grave de Oliverio Girondo que viene desde la cinta de la vida cargada de reclamo. “Eh, vos, tatatodo...”. Parece hablarle a Dios, justo acá, en la alborotada quietud de esta noche en la iglesia de la Compañía de Jesús. Se queja del insoportab­le “yolleo”: “Siempre yollando y yoyollando siempre (...) hasta cuándo”.

La queja continúa: se vuelve copla de vidala y canta, ungida por 30 voces y una estremeced­ora vibración de soprano (Lucía Sandobal) que la afirma: sí, el yo es una prisión insoportab­le, la tarea de ser siempre uno mismo es demasiado fatigosa.

El viernes, sin embargo, sucedía uno de esos momentos mágicos en los que el yo se diluye un poco en la sustancia del arte y se conecta con la maravilla de vivirlo en una concurrenc­ia de sustentos creativos.

El Coro de Cámara de la Provincia, que dirige el maestro Gustavo Maldino, presentaba por primera vez para la ciudad la obra Girondo x Maronna, 10 poemas de Oliverio musicaliza­dos por Jorge Maronna.

Y el compositor, uno de los miembros originales del grupo de humor y música Les Luthiers, estaba sentado en primera fila, atendiendo entre pieza y pieza al grabador digital puesto sobre el banco ritual.

Recibiría de pie los aplausos finales de una iglesia colmada, y también al principio, cuando Maldino habló del desafío singular que había asumido al ponerle música a las palabras tan singulares, tan musicales y visuales del gran vanguardis­ta de los principios del 1900 argentino.

La tarea de Maronna estuvo claramente trazada por la inspiració­n de una delicada sensibilid­ad. Halló respaldo para sus melodías en varias formas musicales: tango, bolero, canon a cuatro voces, marcha fúnebre, passacagli­e, y fue sobre todo a la hora de repartir las notas palabras por palabra, dándole a cada una su identidad, la que hizo soltar al aire el ánimo de los poemas: su manera única de decir, su humor, su reclamo.

“Yolleo”, el último poema del concierto tomado del libro En la masmédula, es una muestra de la “galaxia verbal” de Girondo, al decir del escritor Enrique Molina. Acaso el homófono entre “yollar” y llorar resulte una muestra del doble filo con que era capaz de acuñar los lados de una palabra surgida sólo de su inventiva.

La mayoría de los textos interpreta­dos fueron extraídos de Persuasión de los días ,yal recuerdo de las sensacione­s conmovidas por palabras, música y voces acuden, por ejemplo, “Gratitud”, “Nocturno 5” (solista, Evangelina Herrera, soprana), “Arena”.

Maldino dispuso acercarles a los asistentes una hoja con los 10 poemas para masticarlo­s antes, durante y después. Cosas de un director siempre empecinado en que el arte suceda como un hecho verdadero, con la consistenc­ia espesa de la emoción.

El Coro –volverá a presentar la obra este jueves, a las 20, en el Auditorio de Radio Nacional– puso la mejor intensidad de su paleta de voces. Así, quedó pintado uno de esos imborrable­s retratos de invierno en la alborotada quietud de una iglesia en el centro existencia­l de la ciudad.

EL CORO DE CÁMARA DE LA PROVINCIA, DIRIGIDO POR MALDINO, PRESENTÓ UNA OBRA CON POEMAS DE GIRONDO Y MÚSICA DE MARONNA, EN LA COMPAÑÍA DE JESÚS.

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Histórico. El Coro de Cámara rindió un gran tributo a Oliverio Girondo.

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