La dimensión de los abusos
Mañana el papa Francisco comenzará su visita a Irlanda. No es una cita común en su agenda papal. Desde ese país ha llegado la voz más crítica surgida del ámbito de la Iglesia Católica hacia la actitud del Vaticano respecto de los casos de abuso sexual que involucran a sacerdotes.
“No es suficiente con pedir disculpas”, dijo el arzobispo de Dublín, Diarmuid Martin, en su homilía del domingo pasado, en alusión directa a la carta de arrepentimiento del Papa difundida tras el escándalo de las revelaciones de abusos sexuales a niños, cometidos en Pensilvania, Estados Unidos.
Más allá de los crueles errores históricos que se le pueden computar a la Iglesia –desde la Inquisición hasta el silencio cómplice con varias dictaduras latinoamericanas–, hoy su talón de Aquiles son los abusos sexuales. O, para decirlo de un modo más directo, la protección que las autoridades eclesiásticas les han brindado a los sacerdotes pedófilos.
Lo que se escucha, tanto en el fondo como en la superficie del reclamo del arzobispo de Dublín y de las asociaciones de víctimas en múltiples puntos del planeta –Chile, Australia, Estados Unidos, sólo por mencionar los escándalos más resonantes–, es que el Papa debe pasar de las palabras a los hechos y poner a disposición de la Justicia
MÁS ALLÁ DE LOS CRUELES ERRORES HISTÓRICOS DE LA IGLESIA, HOY SU TALÓN DE AQUILES SON LOS ABUSOS SEXUALES.
los casos de abusos que el Vaticano conoce y negó, ocultó o protegió.
En nuestro editorial publicado ayer, y titulado “La Iglesia debe cambiar”, decíamos que “el pedido de perdón debe ir acompañado del arrepentimiento y de la acción de enmienda del daño cometido”. No es por insidia, sino por respeto a esa institución y a sus fieles –cuya buena obra también está a la vista en todo el mundo– que consideramos importante abordar el tema de los abusos en nuestro Primer plano de hoy.
Conocemos la importancia que tiene la Iglesia en la Argentina y creemos que dar cuenta de la dimensión de estos abusos es un modo de alertar a la sociedad para que nuevas generaciones de niños no tengan que sufrirlos.