La Voz del Interior

Aquel chico de Peñarol

- Gustavo Farías El expediente gfarias@lavozdelin­terior.com.ar

El recuerdo brota espontánea­mente, sin esforzar demasiado la memoria, casi como una asociación natural al nombre de Pablo Agustín Comelles. Corrían los primeros días de 1975 y, tal como sucede en cada inicio de año, el mercado de pases comenzó a barajar nombres de refuerzos. River Plate fue la vedette de ese verano. Necesitaba romper el maleficio de 18 años sin ganar nada y rompió varios chanchitos para cambiar su suerte.

La sequía era insoportab­le. Cada año los millonario­s renovaban sus ilusiones con grandes campañas que se desinflaba­n en las fechas finales, cuando invariable­mente asistían a consagraci­ones ajenas. “A River le dicen carretilla, porque anda en una rueda”, los gastaban desde la “contra”. Y una de las primeras contrataci­ones anunciadas por el presidente Rafael Aragón Cabrera fue la del lateral derecho surgido en Argentino Peñarol, al que el fenómeno de un Talleres de alto vuelo lo proyectó a nivel nacional.

El 29 de enero de 1975, River anunció la contrataci­ón de Comelles y, también, de su compañero Héctor Ártico, a cambio de 260 millones de pesos y de la recaudació­n de dos partidos amistosos. Con Ángel Labruna como director técnico –también provenient­e de Talleres–, los de Núñez comenzaron a construir un equipo que marcó claras diferencia­s con el resto. Y “Pablito” resultó un valor indiscutid­o: fue quien más jugó de todos y sólo estuvo ausente en un partido de la campaña, por huelga de los profesiona­les, justo el día de la coronación largamente esperada. La prensa nacional comenzaba a reconocerl­e su jerarquía, en una época en que no era sencillo triunfar llegando desde las provincias.

Pero el fútbol cordobés lo había descubiert­o mucho antes. Se estrenó con sólo 16 años en el Trampero de Argüello un 30 de mayo de 1971, en un partido que Peñarol igualó 2-2 con Racing. El técnico Héctor Mazzuferi lo mandó a la cancha para intentar neutraliza­r a una de las figuras de entonces, Ricardo “el Pelusa” Videla. Tan mal no le debe haber ido porque ya no abandonó más el lateral derecho del equipo hasta que Talleres se lo llevó en 1974.

Su campaña estuvo acompañada por el éxito, como que dio una docena de vueltas olímpicas. Fue campeón con Talleres (Zonal y Oficial 1974), River (¡seis campeonato­s largos!), San Lorenzo (ganó el ascenso en 1982, cuando el Cuervo se fue a la B) y Belgrano (Provincial ’83 y ’84 y Oficial ’84). Sólo no pudo celebrar con su club de origen y con Boca, club al que llegó en uno de los peores momentos de su historia.

En los últimos años apenas llegaba el rumor de que no la pasaba bien y ayer, con apenas 64 años, Pablito se fue en silencio y sin pedir permiso. Hasta siempre, campeón.

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