Diccionario infantil abreviado (C)
Cabello (del lat. capillus, elenón). Cada uno de los pelos de la cabeza y todos ellos juntos. En varones, maleza salvaje que resiste cualquier intento matutino de darle forma. En niñas, objeto de culto que embellece y distingue. En todos, hábitat natural de piojos.
Cabeza (del lat. capitîum-caput, inteligencia). Parte superior del cuerpo humano que contiene el cerebro y los principales órganos perceptivos: visión para esquivar responsabilidades, olfato para rechazar alimentos sanos, gusto por las gaseosas, y audición para lo que les conviene.
Caca (del lat. cacãre, le muestro). Excremento humano de infinita variabilidad en colores y consistencias. Uno de los principales temas de conversación entre padres primerizos. Sus imágenes suelen registrarse y enviarse por vía electrónica con fines diagnósticos y terapéuticos.
Cadera (del lat. cathêdra-cadira, qué ritmo). Curvaturas laterales del cuerpo humano; leves en la infancia y marcadas en la adolescencia. Región de notable movilidad en niñas enviadas precoz y desaprensivamente a escuelas de salsa o reggaetón.
Calamidad (del lat. calamîtas, desgracia, infortunio). Tribulación extrema que ocurre en escolares al atardecer de cualquier domingo cuando recuerdan que cada lunes –a primera hora– tienen Matemática.
Calzoncillos (dim. de calzones, chau pañales). Prenda íntima masculina que rubrica la transición de bebé a niño. Ya sea en formato slip o bóxer, los adolescentes suelen eligir los gastados o con agujeros, mientras que los más pequeños prefieren con el Hombre Araña o Cars.
Cena (del lat. caena, prendé la tele). Momento del día de desencuentro familiar durante el cual cada integrante se alimenta con lo que puede, completa sus tareas para el día siguiente y atiende su pantalla sin reparar en el otro.
Ceniciento/a (del lat. cinis, ceniza). Aspecto demacrado y ruinoso que muestran los niños y adolescentes al final del invierno como consecuencia –entre otras causas– del rigor del clima, las enfermedades recurrentes y el escaso sueño. Este semblante suele modificarse fugazmente durante los fines de semana.
Clima (del gr. klima, el horno no está para bollos). Conjunto de condiciones atmosféricas propias de una región o país. En el ámbito de algunos colegios, tensión percibida por docentes y alumnos cuando existen diferencias de opinión. En el ámbito familiar, ídem entre padres e hijos.
Coherencia (del lat. cohaerentîa, ponete de acuerdo). Conexión de dos o más cosas entre sí. Vínculo entre el pensar y el hacer. Una de las virtudes que los hijos esperan de padres, educadores y, en especial, de gobernantes.
Colegio (del lat. collegîum ;de collîgere, no queda otra). Comunidad de personas reunidas en un establecimiento para la formación de alumnos. Según algunas referentes infantiles, lugar de encierro y aburrimiento; según otros, sitio de encuentro con amigos. En extensas poblaciones, único espacio donde los chicos reciben alimento.
Combustible (del lat. comburêre, ni le hables). Que arde o se quema fácilmente. Súbita reacción de algunos padres después de leer la libreta de calificaciones de un hijo/a poco dedicado/a.
Compañero/a (de compaña ,no te voy a fallar). Cada uno de los integrantes de una comunidad que comparte intereses. Niños/as que juegan, colaboran y cuidan del otro; que incluyen y no agreden; que dan y reciben sin especulación. Salvo excepciones, todos los chicos.
Coprolalia (del gr. kopros, excremento; y laleõ, hablar). Perturbación mental que se manifiesta por abuso de expresiones obscenas y ofensivas. Estilo discursivo utilizado por dirigentes, políticos y representantes del pueblo que no terminan de advertir que los chicos escuchan, entienden y recuerdan.
Cordón (del gr. chordé ,me cansé). Cuerdas finas utilizadas en el siglo 20 que, al anudarse, permitían ajustar el calzado infantil. Dicha tarea –repetida hasta el cansancio– demandaba a los padres más de 150 horas anuales, lo que explica la postulación al premio Nobel de la Paz a Gorge de Mestral, inventor del velcro.
* Pediatra